~ XV ~

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Pasando por los pasillos con un par de libros en mano, sus pies seguían el extenso pasillo pero su mente volando en otra dimensión. Para ser precisos hace tres días.

Es día por la noche, aquellas palabras implicaban un acto rotundamente incorrecto, ella no era capaz de hacer tal hazaña pero... siempre pensaba como sería el escapar de la isla.

Un acto de traición, eso era algo sumamente incorrecto algo que en su vida ni siquiera pensó y ahora, desde hace tres días ese pensamiento por fin anda rondando en su mente, cada minuto en cada oportunidad en todos lados veía ese contexto, huir, ser libre, saborear el aire más allá de las barreras que reguardan la isla, conocer, experimentar y sobre todo conocer lo que realmente es el amor, experimentar sus facetas y no solo conformarse con lo escrito en los libros. Todo eso y más estando a lado de aquel demonio que había caído del cielo, aquel que sin esperarlo se le confeso y también el demonio con el que había firmado un pacto, no un simple pacto sino uno de compromiso y eso era lo que provocaba una sonrisa involuntaria en su rostro.

Entonces que haría se iría con él o acataría las leyes de su reino, una decisión difícil y más para alguien cuyo corazón esta dividió en dos.

— ¿Yashiro? — una voz la llamo desde atrás.

Parpadeando de forma confusa y unos segundos después estando ya en todos sus sentidos logro reconocer aquella voz, dándose vuelta para ver a la dueña de tan reconocida voz y decir: — Madre... — con un tono de voz apago y una mirada serena hablo a su madre, quien quedo sorprendida pero guardo silencio.

— ¿A dónde vas hija? — pregunto al ver los libros que sostenía.

— Iré a la biblioteca a dejar estos libros y de ahí iré a cabalgar un rato madre.

La reina solo sonrió en respuesta y después hablo — Pero hija vas den dirección contraria, estas yendo a los establos.

Eso hizo que la peliplata se sonrojara, puesto que estando en sus pensamientos no se fijó hacia donde se dirigía — "que vergüenza" — pensó para sí misma y respondió — me confundí madre.

Entonces dio media vuelta y regreso nuevamente, ¡rayos! Tal vez debería de dejar de pensar en ello y concentrarse en su actividad del día, practicar arquería. Una vez los libros fueron entregados y colocados en sus respectivos espacios, fue a los establos coloco la silla de montar sobre su fiel amigo, cañón negro y partió hacia el bosque con arco y flechas. Disparando las flechas aun estando en movimiento daban en el blanco, pues el circuito de tiro que ella misma había diseñado tiempo atrás ya le era conocido, hasta que vio a una sombra negra detrás de un árbol, inconscientemente disparo hacia aquel punto, la fecha fue detenida y cañón negro se detuvo.

— ¡No me asustes así! — la expresión en su rostro era realmente de espanto.

— Quería verte — saliendo detrás del tronco del árbol para mostrar completamente su persona, su piel pálida tornándose aún más blanca con los rayos del sol, sus ojos ámbar haciendo competencia con la miel y su voz encantadora, simplemente Amane.

— Pero de qué modo... — suspirando para calmar su agitación por el susto y tranquilizar un poco los latidos de su corazón hasta normalizarle.

Bajando de cañón negro para quedar frente a frente con su demonio, haciendo notar claramente la diferencia de estatura entre ambos, tomando la rienda de su fiel amigo Yashiro empezó a avanzar y Amane siguiéndola; llegando así a una zona poco accesible dejando así a cañón negro atado en un árbol de frutos silvestres y ellos pasando aquel pequeño umbral de troncos y ramas viejas. Al otro lado yacía un risco cubierto por flores que incluso las lianas que se generaban hacían que las raíces de las flores se extendieran sobre ellas creando así una cortina de hermosos colores.

Conociendo Nuestro Sufrimiento -PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora