*̥˚ CAPÍTULO 14 *̥˚

92 20 3
                                    

Piezas rotas

El aire de esos días se sentía en calma, la brisa que recorría por los alegres jardines hacía que un pequeño niño no dejara de correr, la adrenalina lo incitaba a seguir adelante, entre risas y más risas esperaba a la persona más importante para él, su madre.

Cómo todo niño inundando de felicidad fue a refugiarse en los brazos de su progenitora, ella lo recibió agradecida estampándole un beso en la frente del pequeño.
El semblante de la mujer demostraba lo agotada que se encontraba pero su pequeño no parecía percatarse, con ademanes de razones insistía a su madre a dirigirse en un pequeño parque del centro de la ciudad.

─Cariño, con cuidado ─advirtió la mujer al ver a su hijo correr alegre hacia uno de los tantos toboganes del parque. Ella tomó asiento en uno de los bancos del lugar para observar cautelosamente a su pequeño.

Las miradas de todas las personas fueron a parar donde ella se encontraba, entre susurros no dejaban de hablar: ─Con que tiene el descaro de venir aquí. ¿No tendrá vergüenza? ─Esa mujer no tiene respeto, ¡ni siquiera por su hijo! ─Asi que... ¿aquella mujer trabaja en ese bar de mala reputación? ─Pobre niño, ni siquiera la madre conoce quien es el padre...

La mujer sonreía para su hijo... aunque esté rota. No importaba los comentarios que hacían de ella, si su hijo se encontraba bien ella también lo estaría.

El pequeño azabache cayó directo al suelo, provocando una pequeña herida en su pierna. Su madre de inmediato fue a socorrerlo.
Entre sollozos abrazó a su madre.

La mujer de finos rasgos tomó al pequeño y entre sus brazos lo meció cantando una dulce melodía:─Tranquilo... no llores, estoy aquí contigo.

─¡Mientes! ─reprochó el pequeño.

─¿Por qué lo haría? ─preguntó la madre con sinceridad─. Abre los ojos... Levi, no llores más, estoy aquí contigo...

El azabache abrió sus ojos inesperadamente tapándose con el techo de la habitación que se hallaba a oscuras.

─Lo sabía... mientes ─murmuró para sí mismo. 

Su mirada se dirigió donde se encontraba la joven pelinegra. Se alegró de verla tan tranquila.
Con cuidado la apartó de él para dejarla sola en la cómoda cama.
Lentamente se dirigió al balcón para apreciar el amanecer, era su rutina de siempre ─lastimosamente─. Su mente no lo dejaba en paz, su remordimiento era simplemente su tortura todos los días y se reflejaban específicamente en sus sueños.

Las piezas rotas de su lamentable día estaban presentes hasta hoy... y más que nunca.
El amanecer de hoy era como de aquel día, sombrío, frío y diferente, por alguna razón su intranquilidad lo hacía recordar como si fuera ayer... cómo si lo hiciera recordar como acabó con toda su felicidad...

...

Ciudad de Trost, otoño del 2010.

Las aceras de la ciudad se encontraban repletas de gente, ya era habitual ir a la celebración de la fundación de la localidad justo en el corazón de ésta. Las comparsas y los confites eran los adornos de cada rincón junto con coloridos globos colgados por los postes de luces un tanto rústicos.

A Levi poco y nada le importaba un año más de la fundación de la ciudad con tal de que no lo involucren en una actividad estaría conforme, pero, se sentía "intranquilo" al ver tanto desorden y sobre todo tanta basura. Inconscientemente se ponía a limpiar y a desinfectar cada lugar, según él: "Nunca se sabe que mierda de bacteria está en lugares concurridos".

Un Fantasma llamado Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora