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Aizawa nos pidió salir del salón para entrenar, nos dirigimos al gimnasio y al llegar nos dijo que antes de usar nuestras peculiaridades haríamos ejercicio. Empezamos a calentar, de un momento a otro se desapareció y cuando volvió al gimnasio estaba vistiendo una playera sin mangas algo ajustada, la cual dejaba ver todo lo que escondía bajo su traje de héroe, como sus brazos fuertes, esos brazos que me habían sostenido hace unos días, con tan sólo recordarlo mi corazón se aceleraba.

—Deja de babear, todos se van a dar cuenta —susurró Aoyama sacándome de mis pensamientos.

—¡Shhh! déjame admirarlo —respondí.

—Pero disimula un poco, T/N —dijo Mina intentando no reírse.

—Todos vamos a hacer lo mismo, luego podrán usar sus peculiaridades —habló Aizawa llamando la atención de todos. —Para empezar, nos vamos a estirar.

Seguíamos sus movimientos, a decir verdad, yo lo hacía sin ganas, me sentía cansada por no dormir temprano el día anterior. Estábamos haciendo el típico estiramiento en el que se deben tocar las puntas de los pies con las manos, mis rodillas estaban algo flexionadas cuando no debía ser así, entonces sentí unas manos en mi cintura.

—Las rodillas no deben estar flexionadas, Okumura —dijo Aizawa, él era quien se encontraba detrás de mí.

Jaló un poco mi cintura hacia arriba haciendo que dejara de flexionar mis rodillas y provocando que mi trasero rozara con su pene, pude sentir cómo me sonrojaba. Sonreía internamente, ahora él trataba de provocarme.

Se alejó de mí y continuamos calentando, afortunadamente nadie se dio cuenta. Después empezamos con el verdadero ejercicio; era intenso, por lo que al terminar todos estábamos sudando, incluido Aizawa, quien se veía jodidamente caliente. Finalmente entrenamos con nuestras peculiaridades hasta el término de la clase, fuimos a las regaderas y regresamos al salón para continuar con las demás clases.

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Sentir el bulto de su entrepierna en mi trasero, sinceramente, provocó que mojara mi ropa interior, así que durante el receso fui a su oficina para sugerirle vernos por la tarde. Toqué la puerta y me dijo que entrara.

—¿Necesitas algo, T/N? —preguntó.

—A ti.

Volteo a verme con una sonrisa ladina.

—Cierra la puerta —ordenó.

Me di la vuelta para poner el seguro, cuando terminé él ya estaba detrás de mí, puso sus manos en mi cintura y comenzó a dar pequeños besos en mi cuello, únicamente cerré los ojos.

—Entonces, ¿deberíamos ir a mi casa después de clases? —susurró en mi oído.

—No puedo esperar tanto —me di la vuelta para verlo a los ojos

—Yo tampoco, pero sabes que aquí no podemos.

—No haremos ruido —dije mordiendo mis labios.

—No me tientes.

—Sólo esta vez, daddy —con mis manos acerqué su rostro a mí y lo besé.

Sin separarnos fuimos hasta su silla, se sentó y yo me senté a horcajadas sobre él. Comencé a mover suavemente mis caderas para rozar mi intimidad con su pene, sentí cómo se ponía duro.

—No tienes idea de lo mucho me excitas —apretó mi trasero y me pegó más a él.

Mi clitoris estaba siendo estimulado con esos movimiento, así que empezaba a soltar pequeños gemidos. Me separé un poco para desabrochar su pantalón y sacar su miembro.

—No tenemos preservativos —dijo jadeando.

—Entonces no te corras dentro de mí.

Movi un poco mi ropa interior y coloqué su pene en mi entrada, poco a poco lo introduje, una vez que estuvo dentro empecé a moverme de arriba a abajo. Ahogaba mis gemidos en el cuello de Aizawa y aumentaba la velocidad de mis movimientos cuando tocaron la puerta de la oficina.

Aizawa tomó mis caderas deteniendo mis movimientos y nos quedamos en silencio.

—¡ERASERHEAD! —gritó alguien desde afuera e inmediatamente supimos que era el profesor Present Mic.

Intentó abrir la puerta, pero estaba asegurada, luego escuchamos cómo se alejaba. Aizawa soltó un gran suspiro demostrando alivio.

—¿En qué estábamos? —pregunté.

—T/N, estuvimos a punto de ser descubiertos y tú sigues caliente.

—Bueno, tú sigues duro.

Rió un poco y luego me besó, yo continué moviéndome sobre su pene, de arriba a abajo y de un lado a otro.

—Quería parar ahhh... pero lo haces tan bien mhg —dijo.

—¿Te gusta como mhhh... lo hago, d-daddy?

—Me encanta...

Aizawa puso sus manos en mi cadera ayudándome a moverme más rápido. Su rostro estaba hundido en mi cuello, podía escuchar perfectamente sus gemidos ahogados; los cuales eran roncos.

—Detente ahhhh... estoy por correrme —detuve mis movimientos y saqué su miembro de mi interior, luego lo tomé con una mano para masturbarlo hasta que se vino.

Me bajé de él, se limpió y acomodó su ropa, después volvió a sentarme sobre él; esta vez de espaldas. Bajó una de sus a mi entrepierna para frotarme y su otra mano estaba tocando uno de mis pechos.

—Sigues mojada, permíteme encargarme.

Comenzó a meter sus dedos dentro de mí, los movía hábilmente, sabía exactamente dónde tocar.

—Te has estado portando mal. ¿Seducir a un profesor? Una chica buena no haría tal cosa, tendré que castigarte después.

Que dijera ese tipo de cosas me excitaba más.

—E-esta bien ahhh... sensei.

—Guarda silencio, no querrás que nos descubran —subió la mano que estaba en mi pecho a mi boca, para callar mis gemidos.

Continuó masturbándome y no tardé mucho en tener un orgasmo. Trataba de controlar mi respiración cuando sonó el timbre que indicaba que el receso había terminado.

—¿Tan rápido pasaron 50 minutos? Tengo que irme.

Me limpié, acomodé mi ropa, salí de su oficina y corrí al salón, al llegar el profesor Ectoplasm ya había comenzado su clase. Toqué la puerta, de inmediato todas las miradas se posaron sobre mí.

—¿Me permite entrar?

—¿Dónde estabas, Okumura? —preguntó el profesor.

—Me sentía mal, así que fui con Recovery Girl.

—Está bien, entra.

Entré a salón y fui a mi lugar. Al terminar la clase Mina y Aoyama no tardaron en interrogarme.

—¿Dónde te metiste todo el receso? —preguntó Mina.

—Fui con Recovery Girl —contesté desviando la mirada.

—Dijiste que irías a los sanitarios y no volviste —habló Aoyama.

—Lo sé, pero de camino me sentí mal.

—¿Con quién estabas? —volvió a hablar Mina entrecerrando los ojos.

—Ya lo dije, con Recovery Girl.

Ambos se miraron dudosos, era obvio que no me creían, pero no hablaron más del tema.

Las clases terminaron y me fui a casa, Aizawa y yo no nos vimos por la tarde.

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Prohibido [Shōta Aizawa × Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora