Prohibido [Shōta Aizawa × Lectora]

18

El viernes por la mañana fui a la U.A., fue un día normal, con la excepción de que estaba muy emocionada por el viaje. Quería que las clases terminaran de inmediato para poder estar con Aizawa.

Me pareció un poco largo el día, así que cuando el timbre sonó, tomé mis cosas y salí corriendo.

—¡Hey, T/N! —volteé para ver quién me llamaba, era Mina. —¿Por qué tanta prisa? —preguntó acercándose a mí.

—No tengo prisa —respondí tratando de sonar tranquila.

—Ni si quiera te despediste.

—¿Ah sí? Lo siento —dije apenada. —Pues me despido, hasta luego —comencé a caminar.

—¡Espera! —tomó mi brazo.

—¿Hmmm?

—Salgamos mañana por la tarde, hace mucho que no lo hacemos. Aoyama, tú y yo.

—Eeh... no puedo, Mina. Tendrá que ser en otra ocasión.

—¿Por qué? —preguntó desanimada.

—Tengo cosas qué hacer.

—¿Qué cosas? Podemos ir a ayudarte, el punto es pasar tiempo juntos.

—No voy a estar en la cuidad.

—Oh... está bien, en otra ocasión.

—El próximo fin de semana, ¿sí?

—¡Claro! No te preocupes, amiga.

—Bueno, ahora tengo que irme. Hasta luego, Mina.

—Hasta luego, te cuidas.

Retomé el camino hacia la salida de la preparatoria, para luego ir a mi casa. Al llegar cambié mi uniforme por un top blanco, pants negro, tenis blancos y una sudadera negra (pues eran los últimos días de invierno), luego terminé mi maleta y alimente a Coco.

Durante el fin de semana Coco estaría solo, por eso le pedí a mi vecina, una señora mayor muy amable, que lo alimentara mientras no estaba. Al principio se negó, dijo que tenía un gato en casa, así que no podrían estar juntos, pero aceptó cuando le dije que no tenía que tenerlo en su casa, solamente ir a la mía para alimentarlo.

Jugaba con Coco mientras esperaba cuando la puerta sonó, sabía que era él, así que fui a abrir.

—Hola, corazón —me abrazó.

—Hola —correspondí su abrazo.

—¿Lista? —preguntó mientras me soltaba.

—Más que lista —dije sonriendo.

—¿Y Coco?

—No te preocupes por él, ya le pedí a mi vecina que lo alimente, estará bien.

—De acuerdo.

Tomó mi maleta y fue a su auto. Yo cerré la puerta de mi casa para después ir tras él, ambos subimos al auto, luego comenzó a conducir.

Durante el camino hablábamos de cosas irrelevantes, pero pasados unos minutos comenzó a darme sueño y me quedé dormida.

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Alguien movía mi cuerpo suavemente.

—T/N —susurró en mi oído y luego besó mi mejilla.

Abrí los ojos, era Aizawa.

—Llegamos —dijo.

Ambos bajamos del auto, nos encontrábamos afuera de un gran hotel. Observaba todo a mi al rededor, pero no reconocía la cuidad en la que me encontraba. Solamente pude darme cuenta de que era una hermosa gran cuidad.