capitulo 33

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Mi cuerpo dolía y más que nada la entrada de mi vagina, lentamente me levanto de la cama y camino hacia el baño al escuchar la bañera.

Ya dentro de este el vapor del lugar apenas me dejaba ver, mientras camino dejo la manos en las paredes poder guiarme hacia donde estaba yendo

El ruido del agua se hacía cada vez más fuerte y cuando ya estaba a su lado podía escuchar perfectamente como Pierce tarareaba del otro lado.

Antes de entrar miro mi reflejo, tenía chupetones violetas en ambos pechos y por la clavícula mientras que mi pelo era un desastre.
Sin prestar atención a mi anatomía desnuda abro la cortina y paso para quedar frente a la espalda ancha del castaño. Lentamente paso las manos por su cintura desde atrás y apenas me siente se tensa

-Me has asustado -dice divertido en un susurro

Con los ojos cerrados sonrío y respondo -Lo siento

Aún aferrada a el, Pierce se da la vuelta quedando cara a cara, al verme este sonríe

-Te ves cansada

-Me dejaste cansada -corrijo, Pierce suelta una carcajada para luego alzarme en sus brazos con cuidado y darme un beso húmedo en mis labios -tambien me dejaste adolorida así que cuidado con las manos Davis -advierto haciendo un mohin

-¿Te duele mucho? -cuestiona preocupado. Por mi parte niego intentando calmarlo, se cómo se siento luego- lo siento nena no quer

-Pierce -lo interrumpo- estoy bien -coloco una mano en su mejilla mientras esté asiente lentamente con su cabeza, aún repara mi reacción pero al darse cuenta que es cierto suelta un suspiro más aliviado-

-Vamos a terminar de bañarnos

Los próximos quince minutos ambos la pasamos en la ducha, mientras Pierce masajeaba mi cuero cabelludo y frotaba  delicadamente sus palmas con jabón sobre mi cuerpo yo me dedicaba a disfrutar. Al terminar el castaño coloca una toalla a mi alrededor y otra en su cintura para luego subirme en sus brazos

-¿Que haces? -pregunto sonriendo al ver cómo este me lleva a la habitación

-Estas adolorida así que te cargaré hasta que te sientas mejor

-No es necesario -digo riendo

-lo es -dice fastidiado. Al llegar a la habitación Pierce me deja sobre la cama mientras busca ropa en su armario. Primero se termina de vestir el para luego caminar hacia mí con unas prendas en sus manos -Te pondrás esto ¿Bien? -asiento. Primero me coloca sus bóxers para luego un pantalón algodón que se sostiene en mi cintura, y por último una remera larga -Perfecta -habla con una sonrisa mientras me analiza de pie a cabeza

Las últimas horas las pasamos en su habitación acostados mientras mirábamos un programa en la televisión. Mi cabeza estaba apoyada en una almohada mientras que la parte de mi pelvis estaba apoyada en los muslos de Pierce quien me acariciaba para aliviar el dolor

Sus manos estaban sobre mi trasero mientras lo acariciaba con delicadeza, por momentos le daba besos a estos causando una carcajada de mi parte. Menudo exagerado

-¿Que hora es? -cuestiona. Muevo mi brazo recogiendo el aparato que estaba a un lado de mi rostro

-Las nueve de la noche -digo al encender el celular. Pierce por otro lado asiente

-¿Te sientes mejor? -asiento en silencio- ¿Quieres acompañarme a un lugar?

-¿Que lugar? -cuestiono mientras me levanto-

-Es sorpresa -sonrie- ponte esto, nos vemos abajo

Con el vestido en manos y Pierce ya fuera de la pieza me cambio a gran velocidad y cuando ya estoy frente al castaño devuelta este toma mi mano para irnos afuera y subir a su coche

-¿A dónde vamos?-cuestiono mirando las calles de la ciudad

-Y te dije que es un sorpresa nena -dice divertido, mientras asiento con la cabeza miro por la ventana. El sol ya se había ocultado y las luces de la ciudad la hacían ver hermosa

El castaño estaciona el coche y ambos bajamos, entrelazamos nuestras manos y caminamos hasta quedar frente a una cascada de agua era hermosa porque tenía colores

Mis ojos se abren de par en par, cuando giro hacia el castaño este me mira con una sonrisa

-¿Te gusta?

-Es hermosa -digo mirando la cascada- no sabía que eso existía aquí

Mis minutos pasaban y Pierce parecía estar nervioso, era una noche tranquila y podía ver las estrellas

Subo una de mis manos al collar que la madre de Pierce me regaló por mi cumpleaños y lo aprieto con fuerza.

Funciona, yo sé que puedes

-Jolie -habla el castaño. Soltando el collar giro sobre mis talones hasta quedar frente a el- te traje aquí porque sabía que era un lugar que te iba a encantar -sonrío avergonzada- y porque quiero preguntarte algo -alzo la mirada mirándolo, sus iris avellanas tienen un brillo especial mientras que sus mejillas tenían un leve sonrojo- Jolie Roy te amo -confiesa, una sonrisa crece en mi rostro y eso parece calmar al contrario- a pesar de las discusiones que tuvimos logramos superarlo así que Jolie -dice entrelazando nuestros dedos- ¿Quieres ser mi novia? 

Mis ojos se cristalizan y siento que puedo gritar de la emoción -claro lo haría si no estuviera Pierce aquí- coloco mi mano en su mejilla mientras que con la otra acaricio con mi pulgar su mano

-Si Pierce, quiero ser tu novia

Dicho eso, Pierce me abraza sosteniendo me desde la cintura mientras damos vueltas abrazados. Debo un casto de besos por todo el rostro del castaño, sus mejillas, si frente, mejillas, cuello, nariz, ojos y labios... Mi lugar favorito, dónde me siento segura.

-Te amo -susurro aún aferrada a el

-Y yo a ti nena

Fin

Jolie Roy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora