𝘍𝘳𝘰𝘻𝘦𝘯 𝘒𝘪𝘯𝘨

17.

A metros de la institución podías escuchar el elevado volumen de la música morbosa.La noche de los famosos bailes de película juvenil, dónde ustedes los estudiantes hacen grandes presentaciones para invitar a la chica de sus sueños. Gastando una barbaridad de dinero para poder echarte un polvo o en términos románticos, hacer el amor, llevando un traje negro impecable o de algún color que dios sabe que pasa para los chicos. Es gracioso que me queje de mi situación, siendo que las chicas pasan horas haciendo la manicura y arreglando su maquillaje o cabello, además de la gran elección de prendas para que puedan lucir únicas y hermosas.

Mi suerte en todo esto, es que Jisu es bastante fácil en lo que consiste ser belleza, le gusta darse sus lujos de maquillaje, pero tiene el cabello totalmente liso e impecable, las uñas siempre arregladas y su físico es tan delgado y sin cicatriz alguna que hasta da miedo.

La que podría llamarse mi mejor amiga vestía un vestido negro hasta una mano arriba de la rodilla, sin tirantes y liso, con un cinturón rosado pastel en la cintura, sus zapatos tenían poca plataforma, de un material parecido a la gamuza y del mismo tono que la noche misma. De abrigo llevaba un jersey de tela fina color rosa pálido, mientras en su hombro colgaba una cartera con forma de gatito sonrojado del mismo color. El cabello lo tenía suelto, con los ojos delineados sutilmente y sombra blanca y plateada resaltaba de ellos, un rosado suave mate resaltaba de sus labios.

Si no fuera su amigo, y no somos más que eso, iría por todo el lugar diciendo que aquella maravilla era mi cita, pero no era así.

Yo vestía un impecable pantalón negro opaco que colgaba con mucha sensualidad por mi cintura, apretaba lo justo y necesario en la parte de los muslos y resaltaba solo un poco las nalgas. La camisa blanca con tirantes negro y moño del mismo color, dando un toque juvenil a lo típico.

Mi compañera del día de hoy me sujetaba del brazo mientras caminábamos por los pasillos para llegar al gimnasio. Dejando sonrisas por doquier al pensar que la noche de hoy, los estudiantes se podrían divertir con locura en la escuela mientras que los profesores hacen presentaciones o son meseros, da risa el pensamiento, pero es lo que el consejo estudiantil quiso. Gracias, Park Chaeyoung, por pensar en nosotros.

Nos acercamos a una de las mesas buffet con sangría, agarrando vasos desechables color rojo y depositando la bebida con cucharon. Brindamos y procedimos a tomar. Como si Lia hubiese visto a un fantasma, me giré para admirar a Heejin agarrada del brazo con Hyunjin. Ella llevaba un vestido sin tirantes y dos manos arriba de la rodilla, apretado y sacando la cintura fina que tiene, zapatos altos con punta fina y tirantes que agarraban su tobillo, una tela que simulaba ser un abrigo —aunque no abrigaba una mierda— todo de color rojo intenso. El cabello recogido en un rodete y los labios con un brillo rosa pálido.

Pasando a Hyunjin... ¿Qué hace con anteojos de sol en la noche y dentro de un gimnasio? Me pegué mentalmente. Llevaba los típicos trajes negros, con saco y pantalón a conjunto, el moño idéntico al mío y camisa blanca. Toda la vestimenta apretaba con deseo su anatomía, como si estuvieran al tanto que la belleza cálida carga aquella tele.

Maldito sea el gusano de seda con el que hicieron las sábanas que cubrían el colchón el día que tus padres te hicieron, Hwang Hyunjin.

Hice como si no hubiera visto nada y empecé a hablar con Jisu sobre lo raro que se comportaba Chenle últimamente, más que nada porque en los recesos veía aquel chico de estatura alta, mal no recordaba. Park Jisung. De un momento a otro la chica frente a mi abrió con brusquedad sus ojos.

— Hwang y Jeon se acercan a nosotros, aborten misión, aborten misión. — dice mientras lleva una de sus manos a su oreja e imita un micrófono con el vaso. Suelto una risa por la acción, aunque suena más como una nerviosa. Hay días en los que pienso que con la suerte que tengo, mis padres me hicieron con ganas, pero sin preparación.