25.

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i'm back bitch
me extrañaron? :D

Cuando pude recapacitar por todas las cosas que dijo Hyunjin, la señal de alarma hizo presencia — como siempre — y corrí hasta la puerta, tirando de esta y corriendo por el pasillo hasta divisar la cabellera castaña del otro.

— ¡Hyunjin! — le grité, empujando a más de uno en el camino y llegando a él pocos segundos después que se girase, quedando estampado contra su pecho. — ¿Qué acabas de decir? ¿Con todo eso del pijama y no vuelva a estar en esas pintas? ¡¿Qué me estás diciendo?! — le grité mientras en mis puños sostenía la tela gris que cubría su pecho.

— Que quiero que te quedes. ¿No fui obvio? — enarcó ambas cejas, hablando despacio y bajo, tanto que debía acercarme. Negué con la cabeza. — ¿En serio?

— Acabamos de gritarnos en la cara y tú me pedías espacio, que voy a saber yo que quieres que me quede. — hundido en nuestra nube, tardé tiempo en tener en mente que el pasillo estaba abarrotado de estudiantes. Pasó uno de sus brazos por mis hombros y comenzó a caminar, conmigo a su lado. Terminamos llegando a la puerta de su habitación y entramos. — No entiendo.

— ¿Qué parte no entiendes? — susurró. Empujando mi cuerpo levemente, mientras se dirigía a su típica cajonera y sacaba algunas toallas. — Toma, sécate. No quiero que tomes un resfriado. — me aproximo una, mientras dejaba otra para él y se iba hasta la cama, sentándose en ella y retirando su camiseta plomo. Pegué un delicado saltito al ver su torso desnudo y como pasaba sin miedo la toalla por su tersa piel. Suspiré confuso y pasé la tela por mis cabellos. — Repito; ¿qué parte no entendiste? — lo volví a mirar, tragando duro y lamiendo mis labios.

— La parte dónde me pides que me ponga un pijama luego de echarnos en cara cientos de cosas, ¿esa es tu forma de decir perdón o qué? — sonreí de lado y saqué mi camiseta, para pasar sin dedicación la toalla y ponerme la ropa que me dio el mayor.

— Esa es mi forma de decirte lo siento, y que quiero que te quedes, y también que me gustas. — soltó sin filtro, la piel de mi espalda se erizó, dirigí mi rostro a dónde estaría su cuerpo tirado en la cama, sorprendiéndome al verlo frente a mí con los ojos brillosos y una sonrisita de labios, con el torso al descubierto y sus cabellos todos desalineados. — ¿Te ayudo? — me guiñó un ojo con picardía, negué con la cabeza. — Vamos, se que quiere que te ayude, bebé. — asentí con la cabeza, dejando que se acerque lo suficiente a mí y posando su toalla sobre mis cabellos, mientras me miraba a los ojos y tiraba mi pantalón al suelo. Mi respiración se volvió errática, pesada y débil bajo los fuertes y profundos ojos de Hyunjin. — ¿Algo para decir? — preguntó entre medio del pesado silencio. Asentí débilmente.

— Si. — dije, mi corazón latía con fuerza, mi garganta quería hablar, sólo debía abrir los labios y dejar que las palabras salgan sin miedo, ya no más.

— Entonces, dilo.

— Me gustas. — confesé, mirando sus ojos fijamente, los mismos que minutos antes me miraban con odio y confusión, ahora estabas bañados en un brillo único, especial, alivianados y felices, con alegría. Sonrió.

— Esto... — señaló ambos cuerpos — me encanta. — dijo suavemente, en forma de murmuro. Pasó una de sus manos por mis hombros, dirigiéndola al otro y así cubrirme con su brazo, estrujándome contra su pecho que ahora estaba cálido. Pasé mis pálidos por su ancha espalda, a la vez que hundía mi nariz en su cuello y apreciaba aquel peculiar aroma suyo. No importaba si ambos cuerpos estaban húmedos todavía, con las ropas mojadas y el suelo se estropearía, no nos interesaba nada de eso, sólo el latir de nuestros corazones fuertemente.— Es lindo escuchar directo que te gusto. — susurró contra mi oreja, asentí. — Tenía un miedo de pato entre leones, — reí por la referencia — cuando te escuché decir que te gustaba, estaba aterrado, no pude dejar de pensar esa noche, no sabía si sentía lo mismo que tú. El como te trataba, no me estaba dando cuenta, salían solas las palabras y actos lindos, no era el típico Hyunjin folla chicas, era diferente todo, no es broma. — lo apreté más contra mí, cerrando los ojos y escuchando cada palabra grave que salía de sus labios. — Inconscientemente dejé de acostarme con chicas, desde que apareciste en mi habitación aquel día, no pude dejar de desear que estés aquí conmigo, no sólo teniendo sexo y besándonos, abrazados, hablando de cosas sin sentido, que se yo. Quería estar todo el maldito tiempo contigo, no preguntes porque, sólo quería. Tardé mucho tiempo en darme cuenta, pero Heejin me lo dijo.

𝘍𝘳𝘰𝘻𝘦𝘯 𝘒𝘪𝘯𝘨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora