De nerd a chico malo [Z.M.]

13 -¿ te enamoraste chico malo?

  Zayn bajo, y con el trajo una chaqueta, entramos y nos quedamos en la cocina mientras el preparara chocolate caliente, pues me estaba congelando.

— ¿Qué paso?—pregunto con un tono duro.
— hmmm—no estaba segura.
—solo dime, confía en mi gatita—dijo con ternura.
—Mi padrastro intento violarme—dije con rapidez.

— ¡¿Qué?!—dijo enfurecido.

—calma despertaras a tu familia.

—Lo voy a matar, ya vera ese imbécil, lo voy a hacer pedazos—gruño.

—solo calma, ahora no, déjame respirar asimilar, y olvidarme de las cosa asquerosas que dijo, no lo quiero recordar—dije un poco desanimada.

—esto no se va a quedar así—resoplo.

Después de que termine de tomarme el chocolate caliente y me aclimate subimos a su cuarto, el seguía enojado, mientras que yo aún recordaba asquerosos momentos. Nos acostamos en su cama, mientras que él me tenía abrazada.

— ¿ahora si me dirás todo?—pregunto.
—Clark era un conductor de camiones, mama lo conoció en un bar, se enamoró y vivió con nosotras... después de que papa se fuera y todo eso. Es un vago, no hace nada, y no lo aceptare es una asqueroso hombre rata.
—es todo un imbécil, cuando lo vea acabare con el—dijo.
— aunque lo deteste no vale la pena.
— ¿y cómo paso todo?
—Como una hora después de que me dejaste en casa, entro a mi cuarto dijo que... me da asco y repulsión de solo recordarlo—dije y respire profundo. Lo mordí y partí una lámpara en su cabeza y quedo ahí tendido.
— ¿eso es todo?
— Si.
—No me mientas gatita—dijo y sonrió.
—no lo hago...
—tu mejilla esta hinchada—tomo mi cara y me examino detalladamente.
—Hmm eso, cuando lo mordí me alcanzo a golpear y bueno, fin de la historia—reí nerviosamente

—una mujer nunca tiene porque pasar por ese tipo de cosas, en especial si eres tu gatita.

—Sigue siendo difícil, este tipo es un vividor—susurre con mi voz un poco débil.

—tarde que temprano tendrá su merecido, yo me encargare de eso.

Nos quedamos dormidos, después de unas horas una fastidiosa alarma sonó, abrí mis ojos y Zayn aún seguía dormido, lo estremecí y abrió sus ojos.

— Es temprano gatita—dijo somnoliento.

— Hay escuela, no quiero repetir el último grado.

— Por un día no perderemos, quédate otro rato gatita.

— Levántate—le estremecí—además tengo que ir por ropa a mi casa, o bueno tengo que irme a cambiarme.

— No iras sola ¿y si ese cobarde está ahí? La ropa de mi hermana te puede quedar.

— No—reí—vamos... contigo me sentiré segura.

— ¿y por dónde entraremos?

— Por la puerta de atrás, da a las escaleras—conteste.