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 Estaba soñando que seguía en Barcelona pero me entró sed y me desperté creyendo que seguía en Barcelona pero vi todo lleno de flores y me di cuenta que no.

Me fijé en el reloj, 6:30 mejor me voy a duchar y luego despierto a las chicas.

Me fui a la ducha. Me fui quitando la ropa y me metí en la bañera no sin antes mojarla un poco,  salí y me vestí, cogí el secador me seque el pelo y lo planche con el mismo secador. 

 Vi la hora y vi que eran las 7:15, pues sí que he tardado. Abrí la puerta del cuarto de baño y me encontré a mis hermanas.

—Hombre, ya era hora— replico Eva.

—Tía me tienes que dejar esa chaqueta, es monísima.

—Ni de coña Tete— le respondí.

—Joder Lilian, que agarrada eres— paso al baño chocando su hombro con el mío.

—Venga anda, déjame ya pasar—me dijo Eva.

 Me metí en mi habitación y me puse a preparar mi mochila. Eva entro, ya vestida, seguida de Tete.

—¿Vamos?— pregunté

 Bajamos a la cocina y estaban ya los Serranos.

—Buenos días— dijimos las tres.

—¿Café?—le preguntó Marcos a Eva.

—Si, por favor— respondió Eva.

 Me cogí una magdalena y un vaso, me eche zumo de naranja y me senté en la mesa. 

 Mama llegó a la mesa y cogió una tostada pero al ver que estaba quemada la volvió a dejar en la mesa.

Mama está fumando menos últimamente. Cogió su paquete de cigarros dispuesta a coger uno.

—No, mejor hoy tampoco voy a fumar. Lo voy a intentar dejar. Curro tú vas a ser el encargado de tirarlo a la basura—dijo mamá dándole el paquete de tabaco.

 Sonó el timbre de la casa.

—Ya voy yo— dice Marcos.

 Santiago y la abuela entraron con un paquete de churros cada uno.

—Buenos días, familia— saludó Santiago.

—Uy Diego que guapo, de traje— piropeo la abuela.

—¿Has visto? Es que vamos al psicólogo a hablar de Guille, Lily y Tete.

·

Estábamos en la cocina esperando a que los chicos se terminen de vestir. 

 Mire mi reloj ansiosa porque bajaran.

 Curro corrió y empezó a hacer ruido 

—Oye los chicos se están tardando mucho, eh. Nos vamos ya, ¿no?— preguntó Eva.

—Ay, es que no sé si ponerme la falda vaquera— dice Tete.

—Tete, enserio llevamos aquí 15 minutos, ya te vale— le dije molesta.

 Cogí mi mochila y salí seguida de mis hermanas.

· 

 Iba caminó a clase hablando animadamente con Valdano, el argentino.

—De verdad, amo tu acento— le dije con una sonrisa coqueta.

—Ya, bueno, el de vos tampoco está nada mal— dijo guiñándole un ojo.

Caín || LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora