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Por fin era verano y estábamos dándole las notas a mi madre y a Diego

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Por fin era verano y estábamos dándole las notas a mi madre y a Diego. Felicitaron a tete que sacó todo 8 y un 9 y llegó mi turno.

—Matemáticas 9, Francés 10, Religión 10, Tecnología 10, Lengua 10, Biología 7, Historia 9, Artística 9, Inglés 9, Educación Física 8, Música 10, muy bien Lily, muy bien— me felicitó Diego. 

 Me quedé ahí para ver las notas de mis hermanastros.

—¡Me toca!— dice curro entregando su papel

—Bien, bien, muy bien, cuidado, aquí dice que tenemos que mejorar lectura. Muy bien todo. Las notas Guille. 

Casi le dio un infarto al verlas.

·

AL DÍA SIGUIENTE

 Me levante gracias a Tete, Eva aún estaba dormida al igual que los chicos, Diego y mamá estaban abajo. Al bajar, ya lista, me encontré a Diego con una cacerola tocándola con un cucharón diciendo que se levantasen Eva y los chicos, fui a la cocina dónde me encontré a Tete desayunando y a mamá con una taza de café, cogí un vaso y me eche zumo de naranja, y me eche un cuenco con cereales. Entraron todos con el ruido que hacía Diego.

—Las notas— le pidió a Marcos y a Eva. Ya que ellos ayer fueron de fiesta— Eva, vamos a ver. Fua, sobresaliente, sobresaliente, sobresaliente, sobresaliente, sobresaliente, sobresaliente... ¿Has visto Marcos? Los sobresalientes existen, precioso ver uno detrás de otro sobresaliente, sobresaliente, sobresaliente... Muy bien Eva hija, toma. Fíjate Marcos me conformo con que tus notas sean la mitad de buena que las de Eva. Que digo la mitad, con un cuarto, con un cuarto me conformo. Ay— dice tocándose el pecho— suspenso, suspenso, suspenso... Has probado tres marcos 3!!! Solo. ¿Y con estas notas te vas tú anoche de juerga?— Diego empezó a gritarle. 

 Yo solo cogí mi mochila, con provisiones, agua, un bocadillo, teléfono, mi estuche y mi libreta, no mucho más. Salí, nadie si quiera se inmutó.

 Según vi en internet había un bosque, a las afueras de Madrid, saqué el mapa que imprimí de mi mochila y empecé a andar en busca del valle de Lozoya. Después de horas caminando, llegué al dichoso valle, al andar un poco en el encontré el rio, era hermoso. Me instalé allí, tiré una manta que solíamos llevar a la playa, y me senté, saqué el estuche, la libreta y el teléfono.

 Llamé al fijo de la casa.

¿Quién es?— escuché a Curro.

—Curro, dile a mi madre que se ponga.

Lucia es para ti.

¿Quién es?

Lily.

Lily, ¿se puede saber dónde te has metido? 

—Llegaré a la hora de almorzar.

 Colgué la llamada y puse el teléfono en silencio. Empecé a dibujar, me sentía tan tranquila.

Caín || LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora