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Jimin puede ser el omega más tierno, adorable y alegre que haya conocido, pero también, es el más timido.

Ayer, se cumplió tres semanas de estar charlando y todo seguía igual, bueno, la charla mejoró y era más abierto con lo que me pasaba pero igual seguía guardando seriedad.

Hubo veces que traté de coquetearle, pero el chico parecía no entenderlo, era tan inocente que me daban ganas de tocar su cabello rosado y tratarlo como un cachorrito, pero más lo veo, prefiero saciarlo con besos, que tornaran sus labios rositas en rojizos.

Ayer que lo acompañé a su casa, Jimin se encontró con un chico en la calle y pude darme cuenta que era un alfa, se hablaban con tan naturalidad que parecían llevarse más que bien. Y eso me molestó, no porque hablaran, sino porque ese chico o cualquiera podía tener más ventaja y lograr lo que ni siquiera he empezado.

Igual lo traté de ver con normalidad, pero por dentro estaba molesto.

No iba hacer usado como segunda opción, detestaba eso y sí Jimin quería jugar, entonces yo iba a empezar con esto.

Ahora que tenía su número de teléfono, decidí esta tarde pasar a la casa de Jimin para irnos a la cafetería.

O quizás no lo decidí del todo, el chico tambien me lo pidió.

Cuando llegue a su casa, toque unas cuantas veces su puerta y espere a que abriera, mientras tanto, pensaba como haría lo que está ideando en mi mente.

Sería atrevido, pero tenía que arriesgarme, o este paso alguien más me ganaría.

En mi alrededor, todos se arriesgaban a decir lo que sienten o quieren hacer, siempre elegí en la segunda opción, porque en la primera, soy pésimo, mis sentimientos siempre están guardados en lo más profundo de mi corazón y nunca quiere ser sacado de ahí, otra vez.

- Llegaste

De tanto estar pensando, no me di cuenta que Jimin ya tenía la puerta abierta y estaba enfrente de mí, con una sonrisa.

- Si - le respondi - vámonos

- iré por mi suéter

Cuando volvió adentro, me quedé esperándolo afuera. Hasta que con algo de curiosidad mire el interior de su casa, era evidente, Jimin dejó la puerta abierta. Todo parecía normal, tenia una casa muy bien ordenada y lo colores que usaba eran un tono tan pastel que lo hacía más tierno.

Era tan distinto a mí, quizás por esa razón lo quería tener, o no lo sé, todo confundía mi mente, porque no niego que he conocido chicos lindos, pero él, era el doble o el triple y seguia sin saber porque no me irritaba y para nada, me aburría.

- Bien - le hablé, cuando llegaba a la puerta - hay que irnos

- Espera Jungkook - me detuvo - quiero darte algo

- Cómo qué?

A veces Jimin le solía pasar por lo mismo, pensaba.

- Bueno, recordé que no te gusta mucho lo dulce - me dijo, cuando poco a poco quitaba manos detrás de su espalda- Y te compre esto

Cuando mi mirada bajó hasta sus manos, noté que en sus palmas sostenía un pequeño papel blanco que por dentro, contenía una bola de arroz rosada.

- Es para ti -continúo, hablando- espero te guste

No sé en qué momento tenía en mis manos aquel detalle. Y cuando lo cubrí con la hoja de papel blanca, miré a Jimin a los ojos.

Me tenía muy sorprendido, nunca pensé que se acordara de aquello y más que lo guardara para mí. ¿Le importo? O sólo, quiere hacerme pensar eso.

Igual, no le di mucha vuelta al asunto, terminaría enredandome en mis planes y eso, no lo deseaba.

- Es un hermoso detalle - le agradecí, sincero - Gracias

-¿Te gusta?

- Si, me gusta

Al ver su sonrisa, con cuidado guardé el detalle dentro de mi abrigo, porque faltaba algo para este día empezara bien.

- Hermoso - al decir su nombre, por primera vez, tome una de sus manos - discúlpame

- Disculparte? - mis palabras, lo confundieron - de qué te tengo que disculpar, Jungkook?

- De esto

No fue necesario decir algo más, mis brazos rodearon por completo su cintura y la poca distancia que teníamos, desapareció.

Mantenía tan cerca su rostro del mío, que pude observar más de cercas sus facciones, unos que lo hacían ver adorable y hermoso.

Pero no esperé ni un segundo más, deseaba esto desde hace mucho y lo logré.

Besé sus labios.

Me impregnaba de su dulce sabor con suaves chasquidos, aunque él, seguía sin responder. Lo entendía totalmente, esto lo tomó por sorpresa, así que tenía decidido separarme, pero todo cambió cuando él mismo movía sus labios a mi ritmo.

Nada fue apresurado, el beso se creaba tan lentamente que me estaba aferrando, como nunca antes me había pasado.

Pero lamentablemente tuve que hacerlo, me separé de sus labios y lo miré a los ojos cuando ambos lo abrimos al mismo tiempo.

Ambos estábamos tan tranquilos, pero lo evidente empezaba a notarse, las mejillas de Jimin volvieron a estar rojas y lo hicieron verse más adorable, además, sus labios se hincharon como quise y le dio un aspecto tan bello. Por mi parte, solté su pequeña cintura y llevé mi mano a su mejilla, aunque sólo fue por varios segundos porque volví a la postura de antes.

- Disculpame - volví a decir, tranquilo - sí te incomode claro, porque no me arrepiento de haberlo hecho

Sincero, esperé a que respondiera, no le vi nada de malo lo que habíamos hecho, sólo fue un beso, como cualquier otro alfa y omega, aunque quise algo más. Igual, al verlo por varios segundos, noté que estaba ido y eso fue extraño.

-¿Jimin? - lo llamé, al poner mi mano en su mejilla -¿Estás bien?

- me besaste - volvió a mirarme a los ojos - lo hiciste

- No te gustó?

- ¿Qué? No! No no, si! me gustó

Jimin era totalmente tierno, nunca creí que me gustara ver a alguien así, por un simple beso.

-Vamos

No dejé que el incómodo silencio arruinara lo que pasamos, ayudé con cerrar su puerta y caminar a su lado, rumbo aquel lugar, donde siempre charlabamos hasta que la noche cayera.




Hola chicos ¿Cómo están? Espero que muy bien y sino, se los deseo.

Cualquier falta de ortografía una disculpa, a veces no me doy cuenta hasta que lo vuelvo a leer, pero siempre es corregido hasta que la historia finalice.

Cualquier cosa importante se lo haré saber, por ahora todo bien, así que nos leemos luego, sigan cuidándose.

Where have you Been あ・Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora