T W O

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El sonido de la puerta abriéndose hizo que Soobin saltara de la silla.

ㅡHola - la dulce sonrisa de Seokjin se encontraba al otro lado. - Oí por ahí que llegaste una hora tarde, ¿qué pasó?

ㅡMe asustaste. — Jadeó mientras se tocaba el pecho.

ㅡPerdón, ¿vas a contarme? — Insistió.

ㅡSimplemente me quedé dormido, eso es todo — respondió tenso.ㅡ No tienes porqué darme un sermón, sé que aunque la empresa es nuestra no tengo derecho a ningún privilegio.

ㅡClaro que lo tienes -se burlóㅡ Me alegra que hayas descansado, príncipe, ya te hacía falta.

ㅡSeokjin, ¿aún eres amigo de esa chica que fue tu novia en el bachillerato? -preguntó el pequeño.

ㅡ¿Cuál?

ㅡ Aquella que estudiaba el significado de los sueños.

ㅡ¿Soo Ha? Lo último que supe de ella fue que se mudó al extranjero, pero debo de tener su teléfono por ahí. ¿Lo necesitas?

ㅡNo, no te preocupes. Era una tontería.

ㅡEstá bien. Si ocupas algo, ya sabes dónde encontrarme.

Soobin suspiró. Ese sueño había sido solo eso: Un sueño. No podía permitir que lo pusiera paranoico.

Seoul, Corea del Sur.

Yeonjun suspiró sonoramente mientras entraba al edificio. Su padre había llamado hace unas horas. Su padre nunca llamaba, debía ser algo importante.

Entró con paso lento, no le afectaba qué tanta urgencia pudiera tener su padre para hablar con él. Ahora que lo pensaba bien, no podía ser algo de vida o muerte. Si no, claro, no hubiera recurrido a él, si no a Daniel.

Mientras avanzaba notó la mirada de cada mujer en el edificio sobre él; sobre su pecho, su abdomen, su trasero, su cara, sobre el bulto en sus pantalones que jamás pasaba desapercibido, recorriéndolo de pies a cabeza mientras que él solo sonreía.

Las mujeres eran tan predecibles.

ㅡSeñor Choi -carraspeó la secretaria al verlo entrar, estaba sorprendida; él nunca pisaba las Oficinas Choi.

ㅡMi padre habló. Supongo que le dijo que vendría, ¿puedo entrar?

ㅡSeñor Choi, yo creo que lo mejor sería llamar para saber si está ocupado y...ㅡdijo mientras levantaba el auricular, pero ya era tarde: Yeonjun se dirigía a la oficina de Yunjae.

Yeonjun abrió la puerta sin ningún signo de delicadeza, interrumpiendo así la llamada de su padre.

ㅡUn imprevisto ha ocurrido, hablo después contigo, Hand -pronunció Yunjae antes de finalizar la llamada.

Yeonjun soltó una risa mental, así es como lo llamaba su padre: Un imprevisto.

ㅡYunjae. - Dijo seco.

ㅡYeonjun. - Contestó de la misma manera él.

ㅡ¿Vas a decirme para qué me llamaste?, sabes que tus oficinas me provocan dolor de cabeza.

ㅡTodo lugar te lo provoca, excepto los bares, al parecer.

ㅡ¿Me llamaste acaso para hablar de lo que hago con mi vida?, ¡por favor!, si esa charla ya está gastada. -Retrocedió furioso y dispuesto a salir del lugar.ㅡ Ya me has dicho cuánto te avergüenzo como hijo, ya te he dicho yo que trataré que la prensa no me atrape cuando hago algo indebido. Pero lo siento, Yunjae, ¡tu hijo Yeonjun sale en el noticiero porque lo vieron cayéndose de borracho en Itaewon!, si quieres a alguien que salga para recibir medallas y reconocimientos... habla con Daniel.

ㅡEspera -lo detuvoㅡ No niego que me moleste eso, pero no es de lo que quiero hablar.

Yeonjun suspiró frustrado mientras volvía a incorporarse y señalaba una silla.

ㅡPuedes sentarte - Dijo Yunjae.

ㅡNo te estaba pidiendo permiso.

ㅡ¿Podrías dejarte de tonterías y escucharme?

El rubio se acomodó en el asiento mientras le dirigía una mirada, indicándole que podía proceder.

ㅡHace dos años la empresa empezó a bajar de popularidad, las personas preferían otras compañías y entonces tuvimos una pequeña crisis por la cual yo tuve que pedir un préstamo. Después de unos meses...

ㅡ¿Podrías ir al grano? -Preguntó harto. El dolor de cabeza se estaba convirtiendo en jaqueca.
Yunjae suspiró. A Yeonjun nunca le habían importado los hoteles Choi, lo único que era de su interés era el dinero que le llegaba cada quincena. Bueno, ahora debería preocuparse porque era casi seguro que ese dinero ya no llegaría.

Ya no más lujos.

Ya no más fiestas.

Y tampoco explicaciones. Ni delicadeza.

ㅡEstamos en quiebra.

FAKER   |  YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora