Unas horas atrás, cuando Sakura aún trabajaba en los últimos detalles del antídoto se percató de que no tenía una hierba; pese a que examinó en su totalidad el almacén, la cantidad que encontró distaba mucho de la necesaria. Iría al invernadero; aunque este quedaba lejos, no tenía a quién más encomendarle esa tarea.
—Mamá no demorará mucho —levantó a Sarada en brazos, hasta ahora la pequeña había permanecido tranquila durmiendo. No deseaba dejarla sola; mas era inevitable. Y finalmente optó por ocultarla en una de las cajas vacías del armario de limpieza, rogando que nada pasara en su ausencia.
Todavía no los atacaban porque el sepulcral silencio se mantenía, lo cual le generó cierto alivio y a su vez alimentaba su miedo. En cualquier momento algo pasaría y la calma era solo el prefacio de aquello.
Tan rápido como le fue posible, recorrió las vacías calles. Y apenas estuvo en su destino, tomó una canasta del lugar junto a unas tijeras y comenzó a cortar; la cesta pasó de no tener nada en su interior a quedar llena, ese proceso había tardado cerca de media hora.
Sakura camino al hospital pudo escuchar un estruendo a lo lejos, venía de la misma dirección en que estaba el hospital. Al mirar bien vio el humo; podía asegurar que usaron papeles bomba para volar esa parte del muro. Deseaba apoyar en la pelea, pero su misión era completar el antídoto y se concentraría en eso. Si con algo no contó fue que al regresar la esperase una trampa, se suponía que Sasuke y Konohamaru retendrían a los ninjas de la roca. Un ninja sostenía en brazos a Sarada, la cual ajena a la situación permanecía descansando; a su vez observó como otros ninjas se llevaban a los más jóvenes del clan Hyuga. Esto era jugar de manera sucia, demasiado sucia.
—Despídete de tu hija, Sakura. —Kurotsuchi apareció desde dentro del hospital—. Entrégamela.
El ninja se acercó a la tsuchikage y le dio a la niña. Uchiha Sarada dentro de unos años le sería muy útil a Iwagakure; si la criaba bien, por voluntad propia serviría con orgullo a su nueva aldea. Aunque no se conformaría con su habilidad y por lo mismo se llevaba a algunos Hyuga; quizá llevarse sus ojos hubiera sido más fácil, pero sería algo estúpido conformarse con una cantidad limitada de estos.
—Vámonos —ordenó la nieta de Onoki—; y encárguense de ella. Mátenla rápido.
Kurotsuchi no subestimaba a Sakura, pero si algo tenía a su favor era que ella no desplegaría todo su poder estando frente al hospital y en plena zona urbana. Sakura no sería capaz de hacer algo que comprometa la vida de casi todos los habitantes de Konoha; además debía estar desesperada por ellos. Cuando entró a echarles un vistazo supo que estaban muy cerca de hallar su muerte.
Para Sakura tener a unos treinta ninjas contra ella la dejaba sin muchas opciones. Dejando la canasta en el suelo se preparó para dar pelea.
Reaccionó a tiempo, había percibido el movimiento bajo sus pies y saltó tan alto como pudo para llegar al techo de la casa más cercana; por poco los picos de tierra la alcanzan. Debía alejarlos de ahí y eso intentó. Saltó al suelo de la otra calle que permanecía plano, pero al caer una mano surgió del suelo tratando de hundirla; pero con el chakra concentrado en su puño golpeó la mano, logrando liberarse.
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Los dos kages
FanfictionTodo parecía ser paz para el mundo shinobi y tanto Naruto como Gaara tenían el honor de ser los actuales kages de sus respectivas aldeas; la vida de ambos tuvo momentos difíciles que les permitieron sentirse comprendidos por el otro desarrollando un...