Extra: Lo qué pasó esa noche pt.2

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Bien. Me tomó más de lo que esperaba, pero ya me hice cargo del imbécil que tenía como exnovio.

Esa perra no volverá a meterse conmigo.

Si alguna vez te has peleado, deberías saber que es muy difícil recuperar energías después de poner a las malditas perras en su lugar. Estaba tan cansado que aparentemente perdí mi dignidad y terminé sentado sobre el regazo del hombre apuesto. Ni siquiera sé qué pasó.

—¿Cómo te llamas?— le pregunté al desconocido mientras se servía un vaso de whisky maniobrando mi cuerpo como si no pesara nada.

—Adrik— respondió, con un tono que me dió escalofríos.

Aclaremos algo. Generalmente mi cuerpo no suele ser tan receptivo. Tal vez no ayude que la respiración del hombre, quiero decir Adrik, esté golpeando directamente la zona detrás de mi oreja. Zona que por cierto es mi punto débil.

Sin poder evitarlo, un gemido salió de mis labios. Adrik suspiró entretenido, enviando una ola de aire caliente a todo mi cuello. Mis piernas se frotaron de manera inconsciente ante la leve estimulación, y mis pezones se pusieron rígidos.

—Eres bastante sensible— comentó el hombre. Juro que pude oír la sonrisa en su voz.

—Estoy ebrio. Mi cuerpo actúa raro— murmuré, de repente sintiéndome somnoliento.

—Creí que la pelea eliminaría el alcohol de tu cuerpo— el hombre arrastró sus labios a través de la curva en mi cuello. Con la respiración entrecortada, mis manos se aferraron a sus muslos.

—¿P-por qué estás haciendo ésto? No te conozco.

—Hace rato estabas provocándome— señaló. —¿Ahora estás nervioso?

—Maldito imbécil. Sólo estaba jugando. No pienso perder mi virginidad en…— me detengo, notando que no sé dónde estoy. —¿Dónde estamos?

—Un hotel.

—Exacto. No voy a acostarme contigo.

Adrik rió, pero sentí que detuvo todos sus avances. Caballeroso el mafioso.

La erección de Adrik no me sorprendió mucho, ya que cualquier hombre con un apetito sexual normal habría reaccionado así. No es por presumir, pero mi trasero es bastante gordo. Redondo y firme como un bonito durazno. Creo que soy la única persona que disfruta hablar de su trasero.

—Tu trasero sí es bastante redondo.

—¿Hablé en voz alta?— demonios, quiero golpearme a mí mismo.

—Sí— respondió Adrik, mientras el muy imbécil ponía sus labios demasiado cerca de mi oreja.

Por supuesto que a Adrik no le importa provocarme frente a todos sus guardias. Yo, por el otro lado, aún tengo algo de dignidad. Y no planeo perderla sólo por un ruso ardiente.

—Creo que debería irme ahora.

Adrik me impidió levantarme de su regazo, así que volví a sentarme con una expresión que de seguro mostraba mi desagrado hacia toda su persona en ese momento. Es bastante incómodo estar sentado sobre la erección de alguien. Siento que su miembro intenta apuñalarme ahora.

Como si supiera lo que pienso, Adrik movió sus caderas hacia adelante. El movimiento hizo que se frotara contra mi trasero, lo que me causó un escalofrío en todo el cuerpo. De no haber cerrado la boca con fuerza, estoy seguro de que habría salido un gemido muy vergonzoso. Maldición, controlate Carter. No eres una zorra… aunque no me molestaría serlo por éste tipo.

—Soy menor de edad.

—Irrelevante— murmuró Adrik cerca de mi oreja.

—Wow, eso amerita una llamada a las autoridades.

¡Te Maldigo, Mafioso Descerebrado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora