Prólogo.

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Generalmente, uno pensaría que encontrar a tu novio y mejor amigo devorándose entre ellos es lo peor. Para mí, bueno, es un sábado normal.

Para empezar, mi novio es un idiota. Bueno, no es un idiota. Su padre sí lo es, y por lo tanto él ha heredado una parte de su idiotez. Mejor explico todo antes de que empiecen a formar teorías. La única razón por la que Frank (lo sé, horrible nombre) y yo estamos junto es porque mi padre le debe dinero a su padre, y los muy idiotas no pudieron pensar en un mejor modo de saldar la deuda que uniendo a sus dos hijos "maricas". Sus palabras, no mías. Odio el término.

El problema aquí es que Frank tiene un trastorno de personalidad múltiple. Una de sus personalidades me ama y me trata como el ser más hermoso del mundo, mientras que la otra me ve como un obstáculo entre él y su relación con Mike (mi mejor amigo) e intenta matarme cada vez que está en control. Qué romántico.

Normalmente ignoraría a la feliz pareja besándose sobre cama. Pero hoy... Hoy quiero matar a alguien. Mi madre acaba de decirme que se irá del país, mi papá dejó de enviarme dinero así que no sé de qué modo podré pagar la renta de mi apartamento, uno que él mismo rentó para mí como regalo de cumpleaños. Además, acabo de ser despedido de mi empleo, por no decir que literalmente me sacaron a patadas. Oh, y cómo olvidar que mi maldito hermano se llevó todo el dinero que tenía guardado en el banco, dejándome totalmente pobre. Y uno sólo puede soportar los problemas hasta cierto punto.

Yo, Carter Evans, he llegado a mi punto de quiebre. Por cierto, Patrick Swayze se ve tremendamente ardiente en esa película. Y ese cabello... ¡Enfócate, Carter!

Ya que a Frank y Mike no les importa mi presencia, la culpa que sentiré no será tan grande. Aquí vamos.

—Estoy terminando contigo, Frank.

Nada. No sé movieron ni un centímetro.

—Terminamos. Ya no estamos juntos, puedes revolcarte con Mike libremente.

¿Siquiera me están escuchando? A juzgar por lo rápido que están deshaciéndose de la ropa, no creo que hayan notado mi presencia.

—¡Maldita sea, terminamos, Frank!

Ahora sí me escuchó. Al expresión de sorpresa en su rostro es suficiente para alegrarme por el resto del día. Es bastante gracioso ver cómo se tropieza con su camisa, en un desesperado intento de acercarse a mí. Uh-huh, no va a pasar.

Tal vez debería sentirme mal por Mike. Digo, él está ahí, semidesnudo, observando cómo su amante lo aleja para hablar con alguien más. Lo bueno es que hoy me siento menos generoso de lo normal.

—¿D-de qué hablas, cariño?— Ah, ahora sí vas a hablarme.

—Al carajo contigo y tus apodos ridículos. Ésto se acabó.

—Carter, no puedes hacerme ésto— me ruega. No voy a caer ante tus trampas, malnacido— Sabes que mi padre...

—Me importa un bledo tu padre— lo detuve, no quiero oír sus patéticas excusas— Terminamos. No quiero seguir contigo. Sé un hombre y acéptalo.

—P-pero Carter...

—¡No quiero oírte!

—Carter...

—¡Desaparece de mi vista!

Muy tarde me di cuenta de que estamos en su casa y no la mía. Al final, para conservar la poca dignidad que me quedaba, decidí irme antes de que ellos dos lo notaran. Tras dedicarle una última mirada a la pareja, salí de ese lugar con la cabeza en alto.

Bueno, puede que haya alterado la historia para no quedar mal. Primero que nada, desde que los ví empecé a llorar, y así estoy hasta ahora. Dos horas después. Y sí dije todo lo anterior, sólo que lo hice mientras lloraba y el moco se deslizaba de mi nariz. Una hermosa imágen para la posteridad.

En conclusión, actualmente estoy en mi habitación, observando mi pared como un retrasado mental. Tal vez si la miro por un largo rato me dará las respuestas a mis problemas. O tal vez me entregue los doscientos dólares de renta que debo. Hmm, creo que debo empezar a prostituirme si no quiero terminar en la calle. Aunque no atraere a muchos clientes con mi dulce personalidad. Y sería una manera muy poco romántica de perder mi virginidad.

Tal vez empezaré a vender drogas o robar. No sé cuál opción sería menos vulgar, mi idea de morales está muy distorsionada.

Así que aquí estoy, bebiendo alcohol hasta olvidar todos mis problemas. Es la primera vez que consumo, pero estoy tan emocional que ni siquiera me importa el ardor en mi garganta. Sólo voy a emborracharme.

¿Qué podría salir mal?

Oh, si tan sólo supiera lo mucho que me voy arrepentir de ésta decisión.

¡Te Maldigo, Mafioso Descerebrado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora