Capítulo 4

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Ésta vez desperté en la misma habitación. No ayudó mucho, ya que todavía tenía una cadena en el tobillo, pero al menos no estaba tan desorientado. Y pude sentarme en el borde de la cama.

Y sí, recuerdo todo lo que pasó antes de desmayarme. Pero como no tengo ganas de decirlo todo en una larga oración, voy a enumerar los hechos que cambiaron mi vida.

1: Terminé con Frank y me emborraché tanto que olvidé todo lo que hice en la noche.

2: En algún momento de la noche, conocí a Adrik Kozlov, el más importante mafioso del mundo, y él terminó enamorándose de mí. (Aún me cuesta creer esa parte)

3: A la mañana siguiente, me secuestró el padre de mi ex novio y trató de venderme.

4: Resulta que mi comprador fue ese mismo Adrik, quién me ató a una cama por razones que prefiero ignorar.

5: Me desmayé.

Es tan deprimente oír en lo que se ha convertido mi vida. Parezco personaje de novela barata.

Hablando de eso, el idiota que se obsesionó conmigo está parado frente a mí como una maldita estatua. Ni siquiera sé en qué momento llegó el hijo de perra, y ahora lo tengo observandome como si conociera todos los pecados que he cometido. Alerta de spoiler: no son tantos.

—¡Hijo de perra!— exclamé sin reparo alguno. Si él idiota me quiere no creo que vaya a matarme.

—Cuida tu lenguaje, conejito.

Ah, ahora éste cree que puede decirme qué hacer solo por el hecho de que es más peligroso, más alto y más fuerte que yo...

Tal vez tenga razón.

—No soy un animal— murmuré, evaluando las posibilidades de golpearlo con la cadena sin lastimarme en el intento— Y puedo hablar cómo se me dé la puta gana.

Mierda. ¿Por qué es tan difícil ser grosero cuando alguien te está sonriendo de ese modo? No lo sé, pero su rostro amable me está empezando a molestar.

Adrik, mejor conocido como el idiota que se enamoró de mí, se acercó lentamente. En mi posición actual, realmente no puedo hacer nada más que demostrar mi desconfianza a través de mis ojos. Aunque no funcionó, porque Adrik sigue sonriendo como lunático.

Veo al grande y poderoso mafioso sentarse junto a mí, lo que no debería haberme brindado tanta satisfacción como lo hizo. Disculpen si sueno como un idiota, pero no es todos los días que te secuestra un mafioso ruso que aparentemente se enamoró de tí. Eso le sube el autoestima a cualquiera.

Estamos en medio de una guerra de miradas. Adrik me ve con ojos cachorro, pero yo no voy a caer tan fácilmente. No voy a caer. No voy a caer... Ya caí. Que falta de voluntad.

—Adrik...— me detuve, observando su expresión feliz. ¿Que mierda le pasa ahora?

—Dijiste mi nombre.

Oh. Era eso. Empiezo a dudar que este desesperado cachorro sea el gran y temido mafioso de Rusia.

—Creo que evitaré llamarte por tu nombre de ahora en adelante— lo observé, y el idiota aún no dejaba de sonreír. Raro.

—No puedes evitarlo por siempre.

—Creo que tus papás te dejaron caer cuando eras pequeño.

—Estoy seguro de que lo hicieron.

—Eso explicaría tantas cosas...

O Adrik ignoró mi comentario o simplemente no lo escuchó, pero de todos modos no me respondió. Maldita sea, juraría que puedo oír su sonrisa, por más ilógico que suene. Sólo sé que está sonriendo como idiota descerebrado.

De repente, Adrik toma mi mano y la lleva hacia sus labios. Con mucha desconfianza, lo observo mientras va acercando su rostro. Justo cuando sus labios están a punto de entrar en contacto con mis suaves manos, le doy una bofetada que dolió más de lo esperado. Auch, su rostro es demasiado duro.

Llegó el momento de comprobar qué tanto me quiere éste mafioso estúpido. Si de verdad siente algo por mí, no creo que vaya a lastimarme.

Estoy esperando. Y... No, ningún golpe, grito o regaño de su parte. Ja, lo tengo dominado.

—¿Qué tal está tu rostro?

De verdad que estoy jugando con mi suerte.

—Presiento que lo hiciste a propósito.

—Eres más inteligente de lo que pensé para un mafioso descerebrado.

En serio que empiezo a odiar esa maldita sonrisa. El muy idiota me miraba como si le hubiese traído lo que pidió para Navidad. ¿Acaso me veo como Santa Claus? Idiota

—A ver, mafiosito— me acerqué a él, dejando una precavida y razonable distancia entre nuestros cuerpos. No planeo perder la virginidad en éstos momentos, y su expresión me daba muchas razones para preocuparme— Respóndeme algo. ¿Por qué estás tan obsesionado conmigo?

—¿Cuál crees que será mi respuesta?

—No lo sé, algo que me explique por qué un mafioso reconocido a nivel mundial perdería su tiempo con un chico para nada importante— wow, de verdad que me gusta hablar.

Adrik no me responde, sólo me dedica una mirada que me deja ver cuánto le afectan mis palabras. Éste hombre es totalmente diferente a lo que esperaba.

—No puedo creer que no lo recuerdes.

Asumo que se refiere a mi noche de borrachera, la cual no creo poder recordar ni en un millón de años. Me pregunto qué hice para ganarme el cariño de Adrik. Tal vez le dije algo muy estúpido como que necesitaba un esposo y él se lo tomó muy en serio. Aunque eso no explicaría por qué actúa como un cachorro.

—Fue mi primera vez borracho, así que no sé qué hice para llamar tu atención— le dije— Pero creo que sólo estás confundido. Realmente no valgo la pena, sólo soy un chico normal.

—Algún día lo recordarás.

Sí...

Dudo mucho que eso pase, pero ni estoy en posición de quejarme. Después de todo, él tiene el control total sobre la situación.

—Deberías descansar un poco. Te traeré comida en un rato— Adrik ni siquiera me dejó hablar antes de empezar a caminar hacia la puerta.

—Tu... ¡Oye! ¡Espera un minuto!

—¿Qué pasa?— me miró por encima de su hombro.

—Hmm, no sé. Tal vez sería bueno que me quitaras la cadena.

Ah, el muy maldito sonrió. Gracias por divertirte a costa de mi libertad. Bueno, supongo que tengo que seguir encadenado como un perro.

Voy a matarlo. Si es que algún día puedo llegar más arriba de su hombro.

Demonios. Odio ser enano.

¡Te Maldigo, Mafioso Descerebrado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora