Capitulo II: Amigos

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Una vez más me tendí en el suelo por el cansancio, el hambre y el sentimiento habitual de desesperanza por haber cruzado tanto camino de bosque y no encontrar ningún indicio de agua, alimento, ni de aquella persona que vino la noche anterior a mi rescate. Extrañamente estaba asimilando este hecho de la manera más indiferente posible, claro que estaba impactado por este golpe de suerte, pero ahora el sentimiento de culpa y preocupación por mis amigos perdidos me ahogaba más que cualquier otro. Mi corazón y mi mente querían que ellos se encontraran bien; gracias a ellos estoy vivo. Vivíamos moviéndonos de locación en locación, buscando comida, de vez en cuando encontrábamos gente, pero preferíamos seguir por nuestra cuenta.

Quería retomar el camino para encontrar a Ginés, en el lugar que habíamos acordado en su plan, pero ahora me encontraba desubicado y el bosque lucia igual miraras por donde miraras.

Con mi mente dando tantas vuektas, empecé nostálgicamente a recordar cosas del pasado, intento hacer un recuento de como llegue aquí:

Hace años, cuando ya existían las criaturas, y las ciudades como tal estaban destruidas hace tiempo, nos vimos forzados a escapar de nuestro refugio que el gobierno había conseguido acaparar para algunos mandatarios, hijos y familia de gobernantes.

Mi mente siguió divagando, recordando algunas cosas más.

El refugio estaba aislado por cercas de 2 metros de alto, alrededor de grandes campamentos cuidados por la policía militar. Durante ese tiempo nosotros vivíamos a extensas del horrible mundo de fuera, sin observar cómo la gente moría y luchaba cada día por los ataques de estas criaturas.

Llego el momento de que toda esa gente del exterior se enteró del campamento, por lo cual se observaba una gran cantidad de gente a las afueras, exigiendo entrar de alguna manera. Primero de una manera pacífica, pero después se fue tornando más violenta cuando vieron que el alcalde no les prestaba atención. La gente se revelo haciendo estallar una guerra, que se mantuvo por mucho tiempo, hasta que llegó el fatídico día donde la policía militar mató a un hombre de afuera por los daños que estaban ocasionando en la entrada. Ese día en la misma entrada de ese refugio, la gente de fuera ocasiono un gran disturbio mandando a volar la puerta con una fuerte explosión, matando instantáneamente a personas inocentes y ocasionando el caos en aquel distrito. Es ahí donde inicio la evacuación.

Años antes de esa irrupción, la vida era más simple: Ginés y yo éramos unos criis, e  hijos las de sirvientas de una de las grandes casas de aquel lugar. Obviamente no tenían lugar en el gobierno ni el poder, pero pagaban prestando algunos servicios caseros. Darnell, en cambio, era el hijo del alcalde de nuestro estado, que tenía un talento en la creación de leyes, absurdísimas, de las cuales nadie, ni siquiera los más grandes podían escapar. Es por eso que vivíamos de una manera robótica, sin chiste, donde únicamente los amigos más cercanos del alcalde podían organizar fiestas, y a los demás ciudadanos, aunque formaron parte de distintos cargos en el gobierno, se les pedía vivir de una manera tranquila y callada, y por ese lado también había conflicto.

Ginés y yo conocimos a Darnell un día normal de primavera, en el cual salimos a tomar el aire en un pequeño parque común donde se reunían los niños al mediodía a jugar. Él siempre solía vestir con shorts y zapatos negros, en conjunto con un saco azul oscuro, lo cual no me gustaba porque parecía más un muñeco fabricado para niñas, por su tes blanca y su cabello rubio ondulado que caía en su frente. Al principio Darnell no hablaba con nadie, a pesar de ser el hijo del alcalde, así que Ginés y yo disfrutábamos de hacerle bromas y comentarios obscenos para que él se fuera llorando. Sorprendentemente, nunca nos aburríamos porque no nos acusaba.

Hasta que una mañana de otra primavera, vimos a Darnell sollozando. Claro, todos los días lloraba, pero sabíamos muy bien que ambos éramos la razón, solo que aquel llanto era diferente, porque se ahogaba en sus propias lágrimas, y parecía increíblemente perturbado. Ginés me decía que debíamos animarlo, y yo no me animaba porque nunca he sido de los que motivan a otros.

Gines tenía un tic, y siempre guiñaba el ojo derecho aunque no fuera necesario. Él me guiñó y caminó directamente hacía Darnell mientras fajaba su camisa deportiva en sus pants, (según él para verse tan elegante como él) y con un dedo acomodó sus lentes cuadrados. En ese pequeño momento sentí admiración por Ginés... hasta que resbaló y golpeó con la banca donde Darnell seguía derramando lágrimas. Por lo menos, lo ayudo un poco para reírse.

Desde ese momento comenzó algo, tal vez no una amistad concreta pero esa confianza nos ayudo a cimentar nuestros sentimientos.

Años después, el día de la explosión en la entrada del campamento, el gran sonido de la explosión atrajo a un grupo masivo de criaturas, que arrasaron con todo a su paso. dejando una huella sangrienta en lo que era mi hogar. Ginés, Darnell y yo fuimos evacuados por ser menores, y al tratarse del hijo del alcalde se le dio prioridad a él.
No supimos que paso con el alcalde, ni con su otro hijo: Tadeo, hermano de Darnell, pero dejanos todo lo que conocíamos atrás: a mamá, a nuestros demás conocidos, a lo que alguna vez fue nuestro hogar.

Y ahora en el presente mientras escapaba de esas asquerosas criaturas logre escuchar un grito. Esuché el grito de Darnell de súplica; tan solo esperaba que lo pudiera haber logrado, y que sus miedos no lo hayan consumido totalmente para que se haya podido levantar.

El plan de Ginés fallo, pero por él no me preocupo tanto: él es muy hábil, estoy seguro de que logró escapar y estará buscando a Darnell, porque es nuestra prioridad. Creemos que mantenerlo vivo es más importante que nuestras vidas.

...

Por la posición del sol intuí que ya era más de mediodía, así que logré ponerme de pie para seguir, y alcé mi cabeza para encontrar a mis amigos. Ya habiendo recorrido un tramo, me topé con un bonito riachuelo, donde hundí mi cabeza para refrescarme y mojar un poco mi boca seca. Poco a poco me desnudé, para meterme y lavar mis heridas. El agua estaba horriblemente helada, pero me enseñaron que debo entrar de golpe para no sentirlo tanto. Lave mis brazos y piernas llenos de costras y sangre, además aproveche para meter mis ropas en el agua para enjuagarlas y quitarles la sangre y un poco el mal olor .

— Vaya que adelgacé —me susurré a mí mismo.

Estos últimos meses fueron de malas noticias con el tema de la comida, los animales de la zona parece que simplemente se han ido. Observe mi cuerpo desnudo, y mi piel lucia más pálida de lo habitual.

Camine hacia donde pegaba más el sol para calentarme y espere a que mis ropas se secaran para vestirme.

Mi caminar no acababa, seguía buscando pistas de mis amigos, pero la noche ya estaba cayendo. Encontré un coche abandonado el cual pude entrar para pasar la noche.

Al día siguiente tuve que volver al riachuelo para tomar algunas botellas de agua, pero al llegar alguien ya estaba ahí, recogiendo agua, como yo lo había planeado antes. Pero algo llamo mi atención porque esos cabellos rubios que caían a la frente, esa cara blanca y afilada, él era...

— ¡DARNELL! —grité emocionado, la alegría me devolvió las fuerzas para tratar hacia él.

Él me volteo a ver y note que iba a sonreír, sus ojos se iluminaron y se levanto para ir a recibirme. O eso pensé, cuando desde un árbol metros atrás de Darnell, vi salir a otra persona con lo que parecía ser un arma, y con sus palabras supe sus intenciones.

— Si te mueves, te mato

Atrox [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora