Son tres...
La luz de la luna era lo único que podía iluminar mis apresurados pasos, y de vez en cuando chocaba torpemente con varios de los árboles que aparecían de repente entre las sombras, además mis manos se encontraban astilladas y tan heladas que la sangre no fluía correctamente por ellas.
Mientras corría, sentía el viento helado chocando contra mi cara , y este me causaba un dolor gélido que no me dejaba abrir bien mis ojos. Mis piernas y mis brazos se sentían realmente hechos trizas, no tardaban en dejar de responder. Nunca hubiera pensado que la situación se tornaría tan difícil. Mi anhelo era detener el tiempo y acabar con esta situación de vida o muerte.
Seguía el plan de mi compañero Ginés al pie de la letra, pero las bestias eran más rápidas de lo que recordaba. Estas bestias: grotescas y asquerosas, de un color verde que me recordaban al musgo que crece entre la humedad del río; babosas, de grandes dientes afilados y amarillentos, y con unos inmensos ojos naranja intenso penetrantes que son como faros indicando tu muerte.
A lo largo de los años, mi grupo y yo, hemos observado que les gusta matar lenta y dolorosamente lo cual nos abre a la teoría que les gustan los gritos de sus víctimas. Dan mucho asco, sí, yo he tenido miedo todos los días de ser devorado, e intento hacerme el fuerte pero nunca nos podremos engañar a nosotros mismos, porque en ese momento mientras corría por mi vida, yo tenía mucho miedo.
El follaje de los árboles del bosque estaba muy elevado para mí. Cuando intentaba trepar rápidamente al árbol más cercano, no me daba tiempo a escalar: no podía aferrarme a ganar altura suficiente para que no me comieran.
Mis manos estaban tiesas del frio. Dentro del peligro del momento, se me vino a la mente un recuerdo de como mi mamá me tomaba las dos manos y las soplaba para quitarme del frío cuando a veces no querían prender la calefacción, y también el aroma a papeles y madera que me hacia recordar mi viejo cuarto ubicado en la azotea.
Mamá, estoy tan enojado, tan triste, tan impotente, a veces quisiera volver a ti.
Sentía un ardor en mi garganta, el aire frio metiendose por mis fosas nasales escurridas por los mocos. Era inevitable morir
Lo dudé mucho, porque confiaba en el plan, pero ya no sentía que lo podría lograr: entonces saque una navaja del bolsillo de mi pantalón roto...Si mis compañeros me estuvieran viendo me detendrían, o si fuera alguien más puede que se burlase de lo débil que soy, pero no quiero morir en agonía, prefiero morir de una puñalada en el corazón. Tomé mi navaja firmemente pensando en lo que iba a hacer. ¿de verdad era necesario?
Seguía corriendo. Sabía que las bestias se estaban acercando, pero son algo torpes y tropezaban entre si. La única desventaja es que su vista es perfecta cuando es de noche.
Un pensamiento rápido voló en mi cabeza ¿mis dos compañeros estaban bien?, estaba preocupado por ellos. Además tenia que confiar en nuestra palabra de amigos, debíamos ser nosotros quienes sobrevivieran e iniciaran una comunidad abierta y llena de paz. Devolver al mundo a la vida, es nuestro sueño.
Pero ese sueño se vio nublado por una nube de realidad cuando escuché un grito: un grito desgarrador que sin duda provenía de uno de ellos. ¿Darnell?
Demasiado tarde, empecé a llorar, sentía que lo estaban matando, no sé que cosas le estuvieran haciendo, sin embargo, sabía que era él, y yo no podía soportarlo más. Las bestias por fin me habían alcanzado y salieron de entre los árboles. Dos, solo eran dos. Por un momento quise sonreír, ya que pude escapar de las garras de una, pero era imposible reír, solo me limite a tomar mi navaja y posicionarla en mi pecho. Sentía la punta ligeramente a punto de atravesarme...
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Atrox [PAUSADA]
Ciencia FicciónAños atrás, las "Bestias" emergieron de un lugar desconocido, esparciendo la destrucción por todos los rincones del mundo, destrozando y devorando a todo ser humano que estuviera a su paso. El caos de estos seres perdura por muchos años, hasta tener...