Me enamore de la mesera.

Capítulo 1

20 de enero.

Cami.

Y ahí estaba de nuevo en mi ventana viendo a esa mesera que desde que la vi me pareció la mujer más bella de este mundo. Déjenme contarles como la conocí.

Flash back.

Mi papá nos había invitado a mi, a mi mamá y a mis hermanas al nuevo restaurante que estaba al frente de nosotros, cuando llegamos nos sentamos en la mesa y fue cuestión de segundos para que una mesera nos viniera a atender.

Mi papá, mi mamá y mis hermanas pidieron de comer pero yo no pude ni siquiera hablar porque esa morena que nos estaba atendiendo me quito el habla.

- Camila. - Dijo Nata, una de mis hermanas. - ¿Tu qué vas a pedir?

- Eh...yo quiero. - Agarre la carta y comence a ver. - A mi me das el pulpo.

Esa mesera se retiró, esa noche cenamos y cuando llegamos a casa me dirigí a mi habitación y desde la ventana la vi, ya que la mitad del restaurante era al aire libre y al parecer a ella le tocaba atender esa parte.

Fin del flash back.

Y así fue como conocí a esa hermosa mujer, llevo viéndola desde unos dos años, si dos años viéndola y solo me he aprendido su cumpleaños y su hermoso nombre, Juliana. Es tan único y tan lindo. Sin pensarlo suspiré.

- Ya comenzó. - Hablo Nata mi hermana mayor.

Mi familia está construida por mis padres, mi hermana mayor Natalia que tiene 21 años, luego sigo yo que tengo 17 años y por último Olga que tiene 15.

- Si no te gusta. - Me volteé a verla. - Puedes irte, si quieres te abro la puerta.

Justo veo que Nata se levanta de mi cama y va hacia mí, se sienta en una de las sillas.

- Te voy a decir dos cosas, querida hermana. - Me acarició el cabello. - Primero, no me vuelvas a echar de tu cuarto y segundo mira quién ya está recibiendo su regalo.

Rápidamente volteo y veo que una chica le estaba pasando el regalo a Juli, que por cierto siempre se lo daban cuando ya iban a cerrar.

Juli se sentó en la primera silla que vio y comenzó a abrir el regalo que consistía en una cadena de oro y una carta.

- ¿Así que para ella era la cadena? - Hablo Nata.

- Si, cállate. - Respondí sin dejar de mirarla.

- Si papá se entera te mata. - Se paró del asiento.

- Necesito que me ayudes, Nata. - Fui tras ella. - Por favor no le digas nada de esto a papá, sabes que me mataría si se entera que me enamore de la mesera y no de la hija de su socio.

- Tranquila Cami, yo no voy a decir nada.

- Gracias Nata. - La abrace.

- Si, ahora ve a esa ventana y sigue admirando a tu enamorada.

Sonreí y fui hacia la ventana, me senté y de nuevo comence a admirar a esa obra de arte.

Pasaron las horas y veo que ella sale del restaurante con una camisa azul de botones, pantalón negro, sus zapatos blancos y su típica bolsa de bandolera.

Ella siempre que salia del restaurante pasaba al frente de mi casa y a mi justo se me pasaba por la cabeza un plan que hasta ahora no lo he podido ejecutar bien, no porque se me haga imposible sino porque me da pena. Pero este es plan.