38. Cuerpo sin alma.

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Danielle McQuiad.

No era chica perfecta, tenía rasgos finos, tenía una mente brillante, nadie me obligaba a hacer nada; pero era sumisa, el es mi alma, el me hace vivir.
Jamás me imagine ser tan relevante como llegue a ser en Devon, un pueblo donde dios no existe y lo mejor que puedes hacer es contar cuanto dinero tienes el banco.

Yo no era nadie antes de ese pueblo, era la chica que se sentaba en la orilla, jamás me hicieron burlas, nadie me tomaba en cuenta, la mayoría de veces se olvidaban de mi nombre; pero en ese pueblo todos se lo aprendieron, me veían y mascullaban cosas de mi, no importaba si fueran buenas o malas, alimentaba mi ego.

El era todo para mi, sin duda alguna me encanta su manera de ser, tan fuerte y posesivo, sabía todo lo dañado que estaba pero aun así mi corazón lo amaba, el era todo.

-Love...- moví su cuerpo, esté se removió abriendo sus ojos con delicadeza- es hora de levantarse.

-No quiero hacerlo- gruño tapándose con la cobija.

Me di cuenta que mi cuerpo estaba desnudo, tome rápidamente la camisa de Louis para tener algo con que taparme.

-Me gustaba la vista- se destapó tomando mi cintura para abrazarme- me gustaría pasar todo el día así, tal vez un año sin moverme de aquí.

-Es imposible- sonríe mientras me acomodaba en los brazos de el.

-Nada es imposible- susurro soñoliento.

Sentí como poco a poco se quedó dormido, estaba extraña por lo que había pasado unas horas antes, todavía recordaba cómo mi muñeca estaba esposada.
Tenía tanta curiosidad el saber que pasaba por la mente de él, aveces pensaba que lo leía, pero el era como estar en un laberinto donde nunca se construyó un camino en específico.

-¿Que sucede, Louis?- golpeé una poco su pecho para que esté abriera sus ojos- ¿que fue lo que hiciste?.

-Nada, solo descansa, pequeña- intento tomarme pero me aleje.

-No, solo quiero saber- encogí mis hombros.

Sentí como el acariciaba mi muslo con su mano, mis mejillas ardían, era algo que solo él podía lograr hacer en mi. Louis podía controlarme si quisiera, yo no era capaz de decirle que no.

-Solo intentaba jugar contigo, te extrañaba y sabía que no volverías a mi- suspiro- así que decidí buscar ayuda.

Louis estaba roto, el creía que todo era de el si lo pudiese decidir, podía jurar que el era mi anticristo, sentía como el tomaba control de mis acciones.

-Pudimos hablar- comente- no simplemente hacer las cosas de la peor manera.

Sabía que decirle esas cosas a él lo molestarían, odiaba que cuestionara su manera de hacer las cosas.

-Tu sabes perfectamente cómo soy, es mejor no hacernos los sorprendidos- sonrió de manera arrogante.

Llegue a sacar teorías donde yo estaba mal, pero no era tonta, sabía que el podía interferir en la manera que yo me sentía, Louis era mi mundo, y podía controlarlo ya que el era el dueño.

-Para la próxima disimula que te follas a otras chicas- escupí molesta- tampoco lo hagas enfrente de los demás.

Sentí la mano de Louis quemar mi piel mientras la apretaba para poder verlo a directamente a los ojos.

Enséñame a vivir (Louis Partridge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora