Llegue a esa preparatoria sin saber lo que me esperaba, me perdí en el encanto de su mirada sin entender por completo el amor, me adentré a la boca del lobo; se que yo fui la culpable de todo lo que me pasó, nadie me dijo que fuera tras el.
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Era un día frío por las calles de ese pueblo tan misterioso, su población era menos de 10 mil habitantes; pero sin embargo, el dinero no era un problema en ese pueblo de Devon. Un pueblo de gente rica, así lo miraban las ciudades cercanas al pueblo, un lugar silencioso para vivir y misterioso.
Sus habitantes eran extraños, algunos no tanto como el resto, pero aun así quedaba la espina del misterio que había; todos se conocían como la palma de su mano, todos conocían el pueblo como la palma de su mano y todos conocían a la señora Dalia McQuaid, enchinaba la piel a cualquiera que la conocía decir su nombre.
Dalia que con el abandono de su marido y con 3 hijos que mantener decidió crear su propio imperio de vinos, vodka y whisky; a la edad de 35 años ya era una de las mujeres más ricas de Inglaterra, lamentablemente sufría de ataques al corazón y falleció en su cama después de una noche de fiesta.
......
Una limosina se aparcó en la entrada de la hermosa casa, unos sirvientes abrieron la puerta dejando ver a una hermosa joven observando la casa.
-Buenas días, señorita Danielle- se escuchó la voz de uno de los uniformados.
-Buenos días- respondió cortes, su padre también bajo del automóvil.
La hija nerviosa toma su mano, ella nunca conoció la casa de su abuela porque su abuela prefería visitarlos en California.
-¿Seguro que solo vendía vinos?- pregunto con cierta diversión para que su padre por fin pudiese soltar una risa en el día tan amargo.
-Quien sabe si tenía un novio mafioso- sigue la corriente su padre.
Ellos se adentraron a la gran mansión, su vista fue directo a los hermanos de su padre, estaban esperándolo impacientes mientras se habían sentado en las escaleras.
-¡Albert, Danielle!, llegan tarde-los regaña su tía Dorotea- tenemos mucho que hacer.
-Primero salúdalos- le pega delicadamente su tío Edmond- hola idiotas- les hace un saludo de amor y paz.
Edmond era una persona demasiado Hippie, jamás se había casado y habían sospechas de su homosexualidad pero a él no le importaba ni ducharse todos los días. Sin embargo, su tía Dorotea era mandona y arrogante, tenía el carácter fuerte, pero aun así en el fondo había un corazón; lastimosamente ella era estéril, pero no le impidió adoptar un niño junto con su esposo.
-Edward esta con la nana, así que porque no vamos hablar en la sala de juntas- dice para encaminarse hacia el lugar.
Danielle iba a seguir el caminado pero su padre la detuvo.
-Mejor ve a conocer tu nuevo hogar- dice jugando con el cabello de su hija.
