Taehyung.
Taehyung andaba por la calle mas poblada de su ciudad, Seúl, donde se encontraban algunas figuras de arte como estatuas o columnas significativas y bastantes lugares de comercio. Llevaba un jersey por encima de una camisa blanca, pantalones anchos de color marrón, zapatos clásicos y una boina color beige.
A él le encantaba ver el paisaje y sus partes, el arte era su pasión más grande que había tenido y que suponía que iba a tener. Le encontraba algo precioso a cada cosa insignificante que se podía encontrar en cualquier sitio: un suelo, una ventana, un sillón, incluso una pared vacía en blanco, cualquier cosa podía ser arte ante sus ojos.
Menos una cosa, las personas, eso no encajaba en su visión de arte.
Las personas le parecían insignificantes al lado de esas obras. Le parecían más bien neuronas que conectaban entre sí y se volvían una masa de músculos y huesos. De algo compuesto y sucio, que les llevaba al odio y a la falsedad en sí misma.
Ahora mismo iba de camino a su trabajo, él era artista, pintor de cuadros, se ganaba la vida en una galería en donde exponía y vendía sus cuadros a coleccionistas. Le fascinaba su trabajo. Su trabajo era lo que más le inspiraba en su rutina de vida; levantarse, tomarse un café descafeinado, y pasar por las calles de olor a panadería hasta llegar a sus cuadros y su mundo imaginario en donde las personas no existían.
Era por la mañana, el cielo tenía un azul rosado digno de observar y fotografiar, por lo que se arrepintió de no haberse traído su cámara como hacía casi todos los días. Sin embargo, no tenía duda en hacerlo cuando tuviera la oportunidad. Las tiendas estaban empezando a abrir, era la hora, y las personas habían empezando a caminar por allí.
Se dio prisa en llegar hasta su puesto de arte, algo más alejado de los demás, donde le estaría esperando su representante. Taehyung era alguien medianamente reconocido, no era realmente famoso, pero algunas personas le llegaban a reconocer por su trabajo y llegar a pedirle una foto si le ven en la calle.
A él le gustaba eso, no llegar a ser famoso, ya que no tendría que ocuparse de tanta gente detrás de él, eso le sería realmente agobiante y agotador. No quería eso.
Revisó el móvil mientras caminaba para comprobar si hubiera mensajes, los cuales no había, por lo que revisó la hora y simplemente guardó el teléfono algo decepcionado.
Bien, se adentraba a otro día común y de trabajo, donde haría su mejor esfuerzo en hacer lo que amaba, y a la vez su mejor esfuerzo en querer ser alguien más en esa sociedad que le rodeaba.
