El "accidente"

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Habia empezado a llover, Jungkook ya estaba dormido en el suelo de la cocina justo después de terminar la botella. Su pecho ardía por lo amargo de la bebida, su lengua estaba seca e incómodamente se encontraba durmiendo tratando de ignorar cualquier cosa que lo ponga inconforme.

El timbre sonó, no eran horas de visitas, pero el castaño tampoco sabía que hora era.

Gruñó levantándose lentamente del suelo, se encontraba entumecido y actuando por inercia, abrir la puerta, mandar al carajo a quién esté fuera y finalmente meterse a su cama a dormir otra vez, muy simple.

Le resultó una total odisea ponerse de pie, tropezando con todo y creyendo que el aire era tan espeso como el petróleo.

Su mente estaba en las nubes, solo intentando seguir sus instintos de detener el estruendoso ruido que irrumpía en su paz.

Sus pasos eran turbulentos, como si estuviera bajando escaleras invisibles, no sabía por donde pisar y se arrastraba por las paredes como un caracol.
Todo daba vueltas y nada estaba quieto, debía darle risa lo torpe que se había vuelto por el alcohol, pero su sentimiento dominante siempre había sido la ira.

El timbre lo estaba hartando, quién mierda podría ser, esperaba que alguien no deseado para quitar su rabia interna y proporcionar golpes.

La cerradura era tan complicada de abrir que la cabeza le estaba punzando, y cuando finalmente logró abrirla lo vió.

Kim Taehyung, de pie, empapado de agua y con una mirada totalmente fría, le dió un escalofrío, pero sonrió finalmente.
Se permitió apreciar esa profunda mirada acompañada de un estorboso fleco que lo hacía ver misterioso e imponente, su ropa estaba mojada, la camiseta oversize que llevaba estaba empapada y bajo su brazo una de sus usuales sudaderas.

¿Qué hacía el aquí?
Era algo que se preguntaba, aunque estuviera tan  borracho que no podía permanecer en pie.

- Jungkook, ¿Que hiciste? - preguntó familiarmente mientras entraba sin invitación alguna tomando al borracho de la cintura para que no cayera. Cerró la puerta con su pie con justas intenciones de quedarse.

- Beb-bí un... poco, Tae - Soltó balbuceando, el pelinegro tomó los firmes hombros de Taehyung y se balanceó sobre sus labios.
El opuesto sonrió y le tomó el rostro con ambas manos. De alguna manera permaneció quieto.

- Estás muy borracho, guapo - Su voz amable le puso la piel de gallina al dueño de casa, sus ojos se cerraron con lentitud mientras se acercaba una vez más a Tae.
Su mente estaba nublada, se sentía como un sueño de lo más lúcido, quería besarlo, quería probar esos labios caramelo que resultaban con la misma efectividad de una anfetamina.

El invitado inesperado luchaba por llegar a algún sitio donde poner a Jeon antes de que llevara a ambos al piso.
No le sorprendía ni un poco el estado del castaño, lo conocía perfectamente, tan inestable, casi tanto  como el mismo.

Abrió la primera puerta y evadiento sus torpes besos lo sentó en la cama que estaba más cerca. Soltó una respiración mientras veía a su precioso anhelo.
Lo notaba desesperado, con un aspecto demacrado, seguro no comió en todo el día, sus ojos hundidos y algo hinchados, debía ser su culpa, ese cabello de lo más desordenado, tal vez lo había despertado recientemente.

- ¿Quiere-s ha-cerlo? - Murmuró una vez más, sin esperar respuesta deslizó su camisa de su trabajado cuerpo, tomó la mano de Tae con delicadeza, acariciando sus largos falanges para después jalarlo con fuerza y recostarlo en la cama para subir encima de él.

"Guapo Sasaeng" KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora