"Guapo Sasaeng" KookTae

Osito

...

- ¿En serio que quería que dijera? Dios, los chicos son complicados - Jungkook iba por su segunda botella de whisky, quería olvidarse un poco de lo culpable que se sentía, pero en cada vaso solo lograba pensar más en ello.

Taehyung huyó de sus brazos apenas quiso hablar.
Estaba recordando la carita del chico, tan decepcionado y enojado con él, pero en el fondo igual se notaba triste.

- Amigo, eres un tonto. - Dijo honestamente Seokjin, habían intimado unas horas después de que la fiesta se haya tornado aburrida y extrañamente apagada, pues la mayoría de invitados estaban alcoholizados y repartidos por todo el piso del lugar.
Namjoon reprochó a Jin con una mirada, este levantó los hombros defendiéndose, solo decía la verdad.

- ¿Te gustaría estar perdidamente enamorado de alguien y que al declararte te haga un "oh..."? - Imitó exactamente la cara de desentendido que le vió al castaño justo antes de que Tae corriera lejos de él. El novio de Nam estaba a punto de soltar un golpe en su cabeza debido a lo tonto que actuó Jeon. El cuál estaba en un trance mirando hacia la nada y simplemente dándole la razón a Seokjin en todo.

- Pero, no quiero un novio - Dijo Jungkook, no le gustaba mentir, hacerlo solo empujaba más mentiras y al final te lanzaban por el abismo.

El azabache con mullet no se sorprendió, sabía como era el castaño, por alguna razón huía de las relaciones serias, todos los chicos con los que intimaba eran simplemente aventuras para él, y tenía sexo todos los días, estaba un poco perdido sobre eso; pero Namjoon tampoco quería decirle más.

- Te odio, papá - Susurró el castaño mientras caía lentamente hacia atrás en el sillón, dejándose abrazar por morfeo y abandonando el lado consciente unas horas.

"¿Qué tenía que ver su padre?" Estaba curioso por Jungkook, iba a voltearse a preguntarle a Nam, que si había oído lo que dijo, pero el chico estaba plácidamente dormido en su regazo.

...

- Jimin, sé que eres amigo de Jungkook. Pero... - Se detenía para ahogar un sollozo - No tengo a nadie más - Sus ojos picaban, y se aguaron por completo para soltar lágrimas al notar la dulce y comprensiva mirada del rubio.

Hace mucho que no tenía amigos.

Jimin se acercó a Tae, el cual estaba sentado en el suelo de su habitación mordiéndose el labio y haciendo lo imposible para no quebrarse frente a él; lo tomó de la nuca y lo acercó a su hombro para que llorara cerca sin tener que evitarle con la mirada.

Tae le había llamado una hora atrás, diciéndole que tenía mucho frío con la voz totalmente rota, le pidió si podía recogerlo, pues no tenía dinero y no sabía a quién más acudir.
Estaba en la entrada de la casa de Jin, sentado sobre una piedra con la cabeza entre las piernas y temblando del llanto.

No se atrevió a preguntarle que había pasado. Era muy comprensivo con las personas sensibles.

Tae hipaba en su hombro, balbuceando  "gracias" para obtener como respuesta unos cálidos  "no pasa nada" de su rubio amigo.

Se sentía tan frágil al mostrarse así con él, pero al mismo tiempo tan protegido. Pensaba que era una sensación desagradable ser consolado, cuando su madre lo hacía se sentía patético, como un torpe que no podía ser fuerte, sin embargo con él, se sentía tan bien que terminó rodeándolo con sus brazos y apegándose más al cuerpo ajeno.

- Los chicos son tontos - Soltó Jimin desplegándose de Tae para acomodar su fleco con una mano y sonreirle un poco.

- Somos chicos también - Rió Tae en medio de sus lágrimas, al rubio se le encogió el corazón al ver tan linda risa, su única reacción fue acercarse y darle un besito en la mejilla.
Tae mantuvo su sonrisa después del beso, acercándose con lentitud al opuesto para aplastar sus labios con los de este y suspirar en medio de ello.