"Guapo Sasaeng" KookTae

Jeon William

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Hace seis meses

Eran las 4 y 20am, y el pecho le dolía, ardía como el infierno, sus ojos estaban hinchados, sus manos y uñas tenían restos de sangre era oscura y resaltaba por su color de piel, su cabeza lo iba a volver loco.

Gritó en silencio frente al espejo, no podía hacer ruido despertaría a su hermana, abrió la boca otra vez, ahogando aquel estruendo en el profundo silencio, sus lágrimas seguían resbalándose por su piel, las venas en su rostro y cuello se hacían prominentes mientras este mismo estaba rojizo.

Apretaba el lavabo con los dedos, mientras notaba que aún había residuos de sangre ahí.

Gritó otra vez, hasta que se defogó en un llanto desgarrador, sorbía mientras se lamentaba, su pecho se inflaba con cada respiración, no podía ni ingresar el aire a sus pulmones sin sentirse quemarle.

¿Cómo podría recuperarse de aquello?

Los pensamientos intrusivos lo dominaban.
El rostro sin vida de ese maldito idiota que siempre lo pellizcaba cuando estaba cerca, el malnacido padre de Jungkook, el cual el mismo quemó.

Apretó los ojos, sintiendo nuevamente el ardor en sus brazos por tanto esfuerzo y el dolor en sus uñas por tenerlas algo largas.

Recordó la sangre, que tuvo el descaro de cubrir todo el living, el putrefacto olor de la carne quemándose en aquel basurero lejano al distrito.

Jaló su cabello, queriendo arrancarse la cabeza, ya no quería, ya no quería recordarlo.

Como tuvieron que cortar al hombre en miembros mientras la sangre se drenaba en la alcantarilla de la ducha.

Llenó la tina, el agua estaba helada.
Mordió su labio, una doceaba vez en esa madrugada.

Como no pudo aguantar tanto y terminó vomitando sobre el cadaver. Y Hoseok, Hoseok solo acariciaba la delgada espalda ajena mientras le susurraba que todo iba a estar bien, lo amaba, ¡Dios, lo amaba tanto!

Entró a la tina, frotándose en rostro del arrepentimiento, queriendo despertar de la horrible pesadilla que era su vida.

— J-jungkook por-qué lo hiciste — Ahogaba en sollozos, en un susurro que solo su corazón escuchó.

¿Cómo fingiría que todo estaba bien?
¿Cómo miraría a Jungkook a los ojos de nuevo?
Debía actual normal, igual, como siempre lo ha hecho.
¿¡Cómo hacerlo!?

Lo había hecho y recién se daba cuenta, terminó con la vida de alguien, alguien despreciable, pero era una persona con hijos (que lo odiaban) con una exesposa (que lo quería muerto) sin hermanos y con padres muertos, desempleado, seguramente con pocos amigos.
A absolutamente nadie le importaría la ausencia de William, sin embargo, Jimin no debió involucrarse y lo sentía en lo más profundo del estómago, porque se interpuso para cuidar a Jungkook, porque lo amaba, era su mejor amigo. Y al tiempo, Jung Hoseok se involucró por el mismo motivo, amor, ese tipo de amor por el cual rebanarias a alguien en pedazos, para después drenar su sangre y finalmente quemarlo hasta ver cenizas. De como lanzaron los dientes de a uno en el río más cercano, y todo eso, corriendo, desesperados, sudando frío y con el llanto de Jimin que no hacía más que romperle el corazón a su cómplice.

Maldito amor enfermo.

Su mente divagó nuevamente, pensando en ese último y primer beso que le dio a Jung Hoseok.

Y ese momento fue sin duda el más doloroso de la noche.

No podía defraudarlo, inculparlo o dejarlo solo; hablarle como amigos no era una opción.