"Guapo Sasaeng" KookTae

La cita

- Kim Taehyung, hora de despertar

Esa voz, ya estaba irritado, el mismo tono hostigante que lo hacía volver a la cruel y asquerosa realidad.
Estaba en el hospital, recostado en esas blancas y limpias sabanas, en cada respiración que hacía sus fosas nasales se llenaban con el fatídico olor a medicamento y alcohol antiséptico.

Tenía frío, su piel estaba pálida, estaba muy delgado, sus ojos tenían ojeras y estaban hinchados por llorar en las noches.
Su corazón tenía un agujero muy profundo.
Un vacío en sí, no literalmente, pero lo sentía como si fuera así.

Gruñó mientras el enfermero lo desarropaba y miraba su reloj continuamente, el paciente se sentó en la cama mirando a la nada, nisiquiera pudo creer que esto ocurriera otra vez.

El hombre uniformado lo tomó de la cintura y lo sentó en la silla de ruedas, veía con desinterés como lágrimas cansadas bajaban de sus ojos.

El pobre chico seguía en shock.

10 días antes.

- Koookieeee, - Alargó acariciando las orejas del otro, le estaba suplicando en parte, Jungkook negó divertido.

Estaban en una cita, después de tres días de su noviazgo decidieron hacer algo más que sexo y dormir juntos.
Algo menos divertido, pero igual de especial.

La feria del pueblo tenía montones de visitantes, al ser de la capital era muy emocionante visitar ciertas zonas, ya que había muchos lugares a donde ir.
Y Tae quería subir al Martillo, una pieza de metal con bastantes asientos que dejaba a los participantes boca abajo para después girar en sentido contrario con rapidez.

Jungkook aceptó dándole un pequeño beso en los labios, Tae sonrió con dulzura mientras le avisaba que iría a comprar los boletos, caminó en dirección opuesta mientras el castaño tomaba asiento en una de las bancas que estaban por allí.

Tenía que admitir, que a pesar de amar muchísimo a su novio, no estaba acostumbrado a tener sexo con la misma persona todos los días. Entonces miraba a otros chicos en la feria, algunos le miraban coquetamente, guiñando en su dirección y ofreciéndole ir con gestos.
A decir verdad la invitación le seducía, no debía mirar de esa manera, pero, aún así se imaginaba con ellos y no podía evitarlo.
Entonces sintió los pasos de su novio.

- Ya vol- ¿A quién mirabas? - su tono de voz cambió instantáneamente al igual que su expresión, volteó el dirección intentando no enojarse, seguro era una estupidez, Jungkook nunca le sería infiel.

- Perdón amor, es que esas manzanas con chocolate se ven muy ricas - Le mintió, precisamente el desconocido lindo tenía una manzana de chocolate entre los labios.
Dejó de mirar en su dirección al notar al pelinegro.

- Ayyy, Jungkook, podremos comer una cuando bajemos, ¡vamos, vamos! - Lo jaló del brazo sin mirar su rostro con una chispa de culpabilidad, pero se frenó para besarlo.
Amaba sus besos a decir verdad.
Tae le tomó el cuello mientras lo sentía ladear el rostro para llegar más profundo.
Sus lenguas se envolvían entre si mientras las manos del castaño tomaban con firmeza su cintura, al separarse se sintió algo adormecido; pero recordó el juego mecánico y le tomó la mano para correr a unos buenos asientos.

Al bajar del juego ambos estaban riendo, a los dos les encantaban las alturas y la adrenalina de ese tipo, empezaron a conversar sobre cosas triviales hasta que le chocaron con una pareja muy conocida.

- ¡Hola Nam! - Saludó Jungkook a pocos metros, jalando a Tae del brazo para que le siguiera al sitio donde estaban los chicos, Jin jugaba a disparar con la escopeta de dardos, mientras Nam sonreía al ver como se acercaban los más jóvenes.