•Capítulo 6•

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Narra Undertaker
La mañana había empezado con el habitual ajetreo desordenado: la preparación del desayuno, las llamadas telefónicas. Empecé a pensar apoyado en la ventana, siempre había pensado que el sexo era una vía de escape. De repente abrí los ojos, la vi en la calle, caminaba nerviosa, con unos zapatos de tacón que no parecían encajar con su forma de caminar, tenía las piernas más bonitas e increíbles que había visto nunca. Unas piernas que ya podía imaginar alrededor de mi cintura o atadas a los pies de la cama. Agite la cabeza para quitar esa fantasía de mi mente; sin embargo seguía mirándola desde la ventana. Vi como entró por la puerta de casa, baje por las escaleras. Necesitaba mirarla a la cara. Me acerqué y tuve la sensación de que el corazón se me salía por la boca. Nunca había sentido esa clase de atracción por nadie, tan repentina, tan animal.
Un suave aroma a perfume entró en mi nariz, empecé ha excitarme al reconocer que ese aroma era de ella. Tenía puesto unos vaqueros bastante apretados en el que mi paquete se notaba demasiado. Cuando entro por la puerta, mi cuerpo empezó a temblar, me vio y se fijo en mi paquete. No quitaba la mirada, era como si la tuviese clavada justo en esa zona. Se acercó a mi tanto como para que cada uno notara la respiración del otro. Me mordió el labio de una manera suave mientras la cogía por la cintura, en ese momento, no pude evitar sacar una sonrisa. Ella, levantó la mirada y ya no la tenía en mis labios, si no que esta vez la clavo en mis ojos. Era la primera vez que tenía la sensación de que unos ojos me quemaban la piel. Yo me sentía atraído por ella y, por lo que se veía y se sentía, ella también por mi. Los dos teníamos la respiración acelerada y las pupilas dilatadas. Con mis ojos color azul grisáceo visualicé como se mordía el labio inferior sutilmente cuando creía que yo no me daba cuenta. Por mala suerte, para los dos, en ese preciso momento, teníamos que ir a la cocina ya que había que preparar la mesa ya que la comida que Abner y Desi estaban haciendo juntos. Subimos al salón los dos un poco alterados por el encuentro que habíamos tenido antes, pero supimos disimularlo bien. Cada uno se sentó en su sitio, el lugar donde me correspondía a mi era al lado de la pequeña dueña de mi corazón. Al verla sentarse a mi lado me dieron ganas de besarla pero al no poder hacerlo, coloqué mis manos encima de la mesa y empecé a apretar la madera para aguantarme las ganas que le tenía a esa niña de metro sesenta. No paraba de mirarla, intentaba ocultarlo de mil maneras pero mi mente y mi cuerpo quería morder ese labio inferior que anteriormente se había mordido ella, recorrerle el cuello con mi lengua mientras parte de mi saliva salía de mi boca e iba bajando por todo su cuerpo, agarrarla de la cintura y apretarla contra la mía, apoyarla encima de la mesa y hacerla mía hasta el amanecer.
Solo con pensarlo, el bulto del pantalón se me hacia cada vez más grande y notaba como palpitaba. Tenía que irme de allí, estaba nervioso, empecé a sudar. Ya empezaba a apretar  mi pantalón y como siguiese así, los demás se darían cuenta rápido de que algo iba mal. Me dirigí a las escaleras sin haber acabado la comida.
J: Bro, no te lo acabas? *Dijo con algo de preocupación*. Tenia razones para que estuviera algo preocupado, no había comido nada pero de verdad que necesitaba relajarme y quitarme a esa niñata de la cabeza. Fui a mi habitación, cerré la puerta y me mire al espejo para masturbarme *me hice una paja y tocaron la puerta*

Un: *me limpié la corrida y me subí el pantalón* ¿Quien es?

C: Soy Cris, es que ya vamos a almorzar

Sali de mi habitación  y baje las escaleras para ir donde estaban todos. Miré con mala cara a Cris, por un momento la odie, por interrumpir la segunda paja que me iba a hacer claro. Estaba tan excitado y cachondo que al volver a sentarme al lado de ella, no me fije en su cara, si no que esta vez mi mirada bajo a su falda. Se veía tan preciosa con ella puesta. Disimuladamente apoye mi mano en su pierna y como respuesta, ella hizo lo mismo. Iba acercándome lentamente a su clítoris mientras ella agarraba mi pene. Ambos sabíamos lo que íbamos ha hacer y a ambos nos gustaba la idea. Comenzamos a mover la mano al mismo tiempo mientras todos comían alrededor de la mesa. Teníamos que tener cuidado por que en esa mesa no se podía gemir. Introduje mis dedos suavemente en su vagina y comencé a moverlos suavemente estimulando el punto g. Notaba como cada vez estaba más húmedo y todo gracias a que la estaba tocando. Por fin conseguí lo que tanto deseaba, Alien eyaculó en mis dedos, tenía la sensación de que se estaban hundiendo en un lago de delicioso fluido que solo era para mi. A mi no me quedaba mucho más para poder hacerlo. Eyacule con tanta fuerza que tuve que apoyarme en el respaldo de la silla. Ella se dio cuenta pero aun así no paró al igual que yo. Alien tenia las piernas completamente relajadas y le temblaban con cada movimiento que mis dedos le regalaban. No parecía tener fin. No tenía alternativa, quería tenerla, necesitaba probar ese flujo que ella me había dado. Primero ella sacó su mano y con toda mi corrida la lamio sin importar quien estaba delante. Veía como sus dedos eran lamidos por su lengua. No dejaba ni un rincón por recorrer. Tiré la cuchara debajo de la mesa, baje a recogerla. Mientras bajaba aproveché para acariciar sus piernas y me fui acercando a esa droga que sabia y era consciente que una vez lo probase no me iba a despegar. Empecé metiendo la lengua pero enseguida ella puso su mano encima de mi cabeza y hice lo que me ordenó con solo un gesto. Metí la boca entera succionando despacio, con suavidad y recorrí con la lengua cada pliegue. No podía tardar demasiado en volver a sentarme en la silla con la cuchara en la mano, si no se darían cuenta. No tarde mucho, me lo había bebido entero. Al acabar el postre, cogí su mano y los dos juntos subimos hacia la habitación  sin darle explicación a nadie. Al abrir la puerta se veía un espejo gigante, la cama estaba llena de pétalos de rosa y velas por todos lados. Cuando acabó de pasar Alien por la puerta la cerré.
Un: Que no se te olvide que no haremos nada que tú no quieras. Pero antes tendré que saber si de verdad me deseas tanto como yo a ti.
Ella era consciente de que la deseaba pero yo no sabia si ella me deseaba. Comencé a besarla lentamente mientras nuestros labios se fundían entre sí, parecían uno.  Las caricias, su movimiento, el mío.. era algo espectacular, pura sensualidad, puro amor. El chico que era antes, el fuckboy que se tiraba a todas, ahora estaba loco por una renacuaja de un metro setenta que, desde hacía 6 años, no me la podia sacar de la cabeza. Saqué del bolsillo del pantalón unas esposas.
Un: No te harán daño *le explique, mirándola a los ojos y sin ponérselas* pero no podrás soltarte la manos mientras las llevas.
Extendió las manos. Yo se las cogí, pero dejé las esposas en la cama. Antes quería desnudarla. Le levante las manos y le bese las muñecas
Un: No te muevas *le dije con un tono serio pero tranquilo*
Empecé a desnudarla botón a botón, cuando acabé, sin pensarlo dos veces, le quite la camisa y deslice la prenda por sus brazos. Noté como temblaba mientras miraba las esposas. Me di cuenta que tenía algo de miedo. Le cogí del mentón obligándola a mirarme a mi.
Un: Recuérdalo, no vamos a hacer nada que tú no quieras *Ella sonrió y poco a poco mientras la iba besando en los labios dejaba de temblar*
La falda la desabroche desde atrás. Fui bajando lentamente. empecé por besarle la nuca mientras acariciaba sus brazos, seguidamente pasé a la espalda. Mientras esa diosa levantaba los pies para dejar la falda a un lado de la habitación, yo la abrace y me coloque delante de ella. La miré de arriba a bajo. Estaba en ropa interior, delante de mí. Se puso las manos en la barriga para taparla.
Un: Ni se te ocurra taparte la barriga *Ella me miró avergonzada* Delante de mi nunca sientas vergüenza de tu cuerpo.
Me miro a los ojos, se acercó a mi y me quito la camiseta. Ella volvió a extender los brazos en señal de sumisión.
Un: Mejor ponte una esposa tú, así te familiarizas con el juguete y no te da tanto miedo *Le dije esbozando una sonrisa*
Se puso una esposa en la mano derecha y yo le puse la esposa en la mano izquierda. El clic del metal resonó en el dormitorio. Ella respiró.
Un: Ven. *le dije cogiéndole de una de sus manos y dirigiéndola hacia el espejo*
Las luces estaban apagadas pero gracias a las velas de la habitación y la ventana entreabierta podía verla perfectamente.
Un: Por nada del mundo cierres los ojos ni apartes la vista.
Estábamos situados frente al espejo. Me coloque detrás de ella. Las pupilas se le dilataron al empezar a sentir mi piel en contacto con la suya. No dejaba de ver sus reacciones reflejadas frente al espejo, necesitaba saber como estaba porque era consciente de que si hacia un paso en falso podría acabarse todo. La noté que estaba un poco nerviosa, pero en todo momento estaba pendiente de tranquilizarla, de que estuviera cómoda y segura, que se sintiera protegida estando conmigo, realmente eso es lo que quería.
¿De verdad quería eso? ¿Cuándo yo me había preocupado tanto de una chica en el sexo? ¿Será que ella me estaba lavando el cerebro o algo? O a lo mejor era que... Esa niñata me había enamorado por completo. Me pegue a su espalda y mire directamente al espejo. Agache despacio la cabeza sin dejar de mirarla y le lamí el cuello. Cuando vi que ella se estremecía, le empecé a morder y como acto reflejo, apretó su culo contra mi erección.
Un: Te dije que estuvieras quieta. *Levante la mano y le di una nalgada*
Alien se mordió el labio inferior. Seguí recorriendo su espalda con la boca, besándola, lamiéndola y mordiéndola. Cada vez que ella se movía, aún que fuese un poco, le daba una nalgada, excitándonos cada vez más a ambos.
Un: Si vuelves a moverte *Le dije mientras me desabrochaba el cinturón* No volveré a tocarte.
Ella no había cerrado los ojos ni un momento, aunque, a juzgar por lo sonrojada que estaba, era evidente que jamás había echo algo así con nadie y eso me ponía más. Pensar que soy la primera persona en tocarla de esta manera, en tener ese tesoro en mis manos...
Un: Eres maravillosa *No pude evitar decírselo, porque, aparte de que en ese momento era todo pura magia, no le mentía, de verdad era maravillosa*
Puse mi boca en su oreja para lamerla, pero giró la cabeza. Iba ha decirle que no podía moverse, que había desobedecido y que iba a tener que sufrir las consecuencias. Pero los ojos de ella se clavaron en los míos diciéndome claramente lo que sentía. La bese con delicadeza, con control y con más pasión de la que había sentido nunca. Con una mano la sujete el rostro, separándole los labios para perderme en lo más profundo de su boca. Con la otra me desabroché los botones de los vaqueros. Miró hacia abajo y volvió a temblar, se hecho para atrás y me miró asustada. La tranquilice acariciándola y le dije que todo saldría bien. No pasó mucho tiempo y la conseguí tranquilizar. Bajé besando por su cuello hasta llegar a sus pechos, le quité el sujetador y empecé a jugar con los pezones no sin antes dejar un rastro de baba por esos pechos de un tamaño notable. Comencé mordiendo un pezón y estirándolo. como me suponía, ella se movió
Un: Quieta
Unas gotas de sudor empezaban a deslizarse por sus pechos. Suelto el pezón y antes de que ella pueda suspirar atrapó el otro y le hago lo mismo. Sigo lamiendo y mordiéndole el pezón. Colocó una de mis manos encima de las braguitas de Alien mientras que con la otra le tengo cogida por las muñecas por encima de su cabeza. tiembla y empieza a mover las caderas.
Un: Tranquila...
Introduzco el dedo meñique en el borde de las braguitas mientras con el pulgar la acaricio debajo del ombligo. Tiro de las braguitas para separarlas un poco y deslizo mi mano hacia adentro. El calor de Alien me quemaba. Si pudiera, me fundiría con ella. Nuestras pieles están tan calientes que creo que podría conseguirlo. Se que va a hacer algo que sacudiría todavía más mi mundo, Una parte de mi es consciente necesito que me provoque pero la otra parte de mi necesita estar dentro de ella y ver como nos convertimos en uno. Ver como ella se hace mía y como, sin que Alien lo sepa, me hace suyo. Mi miembro esta húmedo y los testículos incluso me duelen. Mis ojos y los suyos siguen en contacto. Agarré mi miembro para penetrarla. La miré a los ojos y le dije con el corazón en la mano que la amaba. Comencé a introducirlo lentamente. Ya estaba dentro, ya nos habíamos convertido en uno. Los dos al mismo tiempo nos estremecíamos. Ella arqueo la espalda empecé a mover las caderas, primero despacio, muy lentamente, disfrutando de la cárcel que era su sexo para mi pene. Pero la lengua de Alien iba a volverme loco, sus gemidos se colaban dentro de mi boca, su saliva me estaba convirtiendo en adicto. Ella trago saliva, me miro fijamente a los ojos durante unos segundos eternos, en los que mi pene tembló y se excito todavía más, y entonces asintió. Le aparte la mano del mentón y la baje a su cintura. Sujetándola con ambas manos, empecé a moverme como quería, como ambos necesitábamos. No era ni rápido, ni lento ni violento. Era la velocidad perfecta. Me miro y mantuve la vista fija en nuestro reflejo; en los ojos de ella. Supe el instante exacto en que alcanzó el orgasmo y no por que notase que su sexo se estremecía, o que las piernas amenazaban con dejar de sostenerla, sino por sus ojos. Ver el placer reflejado en ellos fue lo más excitante, maravilloso, erótico, placentero y sensual que había visto nunca. Me temblaban las manos y tuve que sujetarme a Alien. Mis piernas se clavaron en el suelo para que mis caderas pudieran moverse frenéticas. Eyaculamos los dos al mismo tiempo. Nunca había alcanzado un orgasmo sólo con mirarla a los ojos y comprendí que ella se corrió por que estaba mirando los míos.
Un: Alien... *dije con voz ronca y sensual*
Mis caderas seguían moviéndose y mi miembro estaba completamente excitado estaba apunto de correrme por segunda vez. Ella me miro y un escalofrío la recorrió. Arqueó la espalda y echó la cabeza un poco hacia atrás para poder apoyarse.
Al: Cri-cristian... *dijo ella con un susurro. Tenía la voz agitada y sentía que me faltaba el aliento*
Volví a correrme. Lo único que necesité fue que dijese mi nombre y notar que alcanzaba un segundo orgasmo. Lentamente, nuestros cuerpos dejaron de temblar. Cuando note que Alien le fallaban las piernas, me aparté con cuidado y la cogí en brazos. La tumbe en la cama. Ella estaba cansada, no estaba acostumbrada a eso. Me miro y como pudo saco una sonrisa débil. Me tumbe al lado de ella y la abrace. No tardo mucho en dormirse.
Sí, sinceramente esa noche fui muy feliz. Tenía que decirle que podía esperar, que iríamos a su ritmo y que estaba seguro de que tarde o temprano los dos seríamos exactamente lo que el otro necesitaba. No existía ninguna otra mujer para mi y no existía ningún otro hombre para ella. Éramos el uno para el otro. Jamás permitiría que ha ella le sucediese nada malo. Lo tenía claro y no podía evitarlo, esa chica, ese metro y medio, esa pequeña celosa y cabezona niña, me había enamorado como nunca nadie lo había hecho.

Un rato después

Tenía ganas de masturbarme...
Un: A la mierda *pensé en voz alta* No podía dejar de pensar en los ojos de Alien. Solo de imaginármela ahora detrás mío me entraba más calor. Notaba cómo las gotas de sudor caían por mi cuello. Me levante y me quite la camiseta y seguidamente el cinturón. Pensé que la mejor opción sería ir a la ducha, y así hice. El chorro de agua caía sobre mis hombros y espalda, el agua estaba templada, no la necesitaba templada, necesitaba urgentemente agua congelada. Sonó un sonido raro en la habitación, pero pensé que sería Asier o Marcos que me habían dejado sobre la cama la ropa que había mía del tendedero. Gire el manillar del grifo puse el agua para que saliera fría, deslice la mano hacia mi pene y empecé ha masturbarme. Me hacia falta, mi cuerpo me lo exigía a mi mismo. Comencé a mover la mano más despacio perdiéndome en mi fantasía. No paraba de pensar en lo qué habría sucedido si la hubiese apoyado en la mesa delante de todos. De repente note una mano en mi espalda, su piel fina me resultaba peculiar. Me gire y la ví. Observé a esa chica de ojos café completamente desnuda delante de mi. Sin decir nada, ninguno de los dos, le comencé a besar el cuello. Alien no pudo contenerse y al momento de sentir mis labios gimió. No paraba de besarla, la deseaba. Pensar que la persona a la que mas deseo y más amo la tengo en mis brazos, eso me calentaba más. Mientras una de sus manos estaba en mi nuca y la otra en mi mejilla le bese en los labios. Cuando nos faltó el aire nos separamos. Instantáneamente nos miramos a los ojos y en ellos vi tranquilidad y confianza. Recorrí su clavícula con mi lengua mientras que con una de mis manos acariciaba su pecho y la otra apretaba su cintura a la mía. Ella volvió a gemir al sentir mi pene apretado en su vagina pero sin ser introducido. Me fijé en como su mano, que tenía apoyada en mi cuerpo, pasó a estar situada en su boca, para que los demás no se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo. Mi pene nunca había estado tan duro tan ansioso por entrar dentro y perderse en Alien. Justamente sonó como la puerta del baño se abría. Alien y yo nos percatamos y ella se calló.

C: Cristian vamos a cenar, nos justaría que comieras algo. Además Alien estaba preocupada y tampoco comió nada, se levantó sin decir nada y se fue.

Un: Cris que haces aquí dentro, sal, ahora bajo *Le dije con un tono serio*

C: Eso no me dijiste anoche cuando me subí encima tuyo y nos besamos *Alien me miró con lágrimas y eso me partió el alma*

Al: *me dice* Felicidades por eso *se limpia la lágrimas con la mano izquierda y sale del baño* Felicidades Cris, te lo regalo *sale de la habitación empujando un poco a Cris con el hombro*

C: Ostia, lo siento Cristian

Un: *cogi la toalla y la puse en mi cintura*  Me jodiste todo con Alien

C: *agacha la mirada y me sentí mal por el ella* Lo siento

Un: Vale, vete por favor *Cris sale de la habitación y yo le pego un puñetazo a la puerta del baño* Puta

Todo queda entre nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora