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Jaden Hossler
Toco la puerta y seguido la abro, asomo la cabeza y puedo ver las maletas de la pequeña kate en la cama.
Pero ella no está.
Paso y puedo ver qué está frente al armario, buscando algo.
—¿Ya estás lista? –pregunto bajando las maletas de la cama y dejándolas en el suelo–
Kate me mira y niega mientras camina hacía mí y se cruza de brazos. Hace un pequeño puchero.
—Coco no está por ninguna parte –dice triste–
Yo sonrio y agarro las maletas para arrastrarlas conmigo, mientras kate me sigue.
—Debe estar en la mochila, ahora vamos que se nos hace tarde –respondo mientras bajamos las escaleras –
Mamá y papá están preparándose para acompañarnos al aeropuerto y los chicos ya están en Manhattan. Se fueron ayer por la tarde porque el miércoles habían venido. Y si, vamos a volver a Manhattan, kate lo entendió y me preguntó millones de cosas acerca de los abuelos, la escuela, sus amigos, los tíos y de ava.
Y ahora tenemos que estar en media hora en el aeropuerto. Ya empacamos todo ayer, aunque no fue mucho ya que como vamos a venir los fines de semanas no es necesario sacar todos los juguetes de kate de su habitación y tal.
Por cierto, coco es el pequeño oso de peluche que kate tiene desde bebé.
—No está, ya me fijé –reprocha–
Dejo las maletas al lado de la puerta y me giro para poder ver a kate, me agacho y le sonrió.
—¿Te fijaste en el patio?, En la casita del árbol –pregunto y sus ojitos se iluminan y su boca se abre–
Besa mi mejilla y sale corriendo hacía la puerta trasera para después desaparecer de mi vista. Después vuelve con el oso de peluche, me da las gracias y se va al auto.
Mi mamá sale de la cocina y abre la puerta para ayudarme con las maletas.
—Piensan volver, ¿no? –pregunta dandome una mirada rápida–
Rio y asiento. Estuvo preguntándome eso desde hace unos días cada vez que tenía oportunidad.
—Volveremos cada fin de semana y los días de fiestas –contesto cansado– ya te lo dije mamá, vamos a venir cada fin de semana sin falta –me acerco y beso su mejilla– ahora vamos que se nos hace tarde.
