Capítulo 40: Epilogo-La Alfa

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—¿Estas segura? —pregunta su guardián, Alexis, a la joven. Ambos miran como los licántropos talan algunos árboles.

—Por supuesto —contesta sin dudar—, siento que en parte es mi deber, ellos necesitan terrenos para expandirse y yo tengo de sobra, toda esta parte de bosque —comenzó a decir alargando su brazo en toda la extensión—, durante años fue olvidada, la recorría siempre, pero nunca le di importancia realmente, ahora la manada tiene suficiente lugar para que todos estén cómodos y no tienen problemas con los humanos —explico.

—Estoy orgulloso de ti, Lala, te has convertido en toda una Alfa —Halaga, asintiendo con la cabeza.

—No me digas así, Christopher sigue siendo el Alfa —Enfatizo dándose la vuelta para ver cómo están los otros licántropos, quienes trabajan cortando la maleza.

—Corrección, nena: Christopher es el Alfa interino, y tú, mi bella dama, eres la Alfa verdadera, la que se encarga de nuestras relaciones con el resto del mudo, los humanos, las brujas, los vampiros, los otros licántropos, etc. También eres la más poderosa —Miro a Layla y esta solo pudo bufar y seguir caminando.

—¡Alfa! —Como si de un instinto se tratase, Layla giro hasta donde previno esta voz, uno de los licántropos se acerca a ella.

—¿Qué sucede? —pregunta intrigada mirando como aquel licántropo tiene unos papeles en las manos.

—Una mensajera de las brujas le mando esto —explica brevemente el licántropo entregándole los papeles.

—Gracias, Sergio, puedes seguir en tu trabajo —Agradeció mirando el pergamino que ahora está en sus manos.

—De inmediato, Alfa —El licántropo se despidió de Alexis con un asentimiento de cabeza para luego irse y seguir con su trabajo.

—¿Y dices que no eres la Alfa? —pregunta socarronamente viendo como Layla le ignoraba descaradamente.

—Esto que me mandaron las brujas es más importante que lo que seas que haces intentando convencerme de que soy la Alfa —Después de mandar los ojos al cielo camino a una buena sombra para desplegar el pergamino.

—¿Qué es? —pregunta Alexis acercándose demasiado.

—Es el contrato —explica, mira a Alexis y este sigue sin entender—, la líder de las brujas y yo hicimos un trato para mantener la paz, no pude negarme, ya tuvimos muchos problemas con Natalia —Layla mordió su dedo índice y de allí salió sangre, con su dedo entintado firmo el contrato.

—Debo admitir que fueron muy amables ayudándonos con los humanos —Alexis tomo la mano de Layla para poder lamer la sangre que aun caía del dedo de Layla y ella le dejo.

—Sí, fue increíble que le pudiera borrar la memoria a todos los involucrados —Ambos comenzaron a caminar verificando que todo esté en orden.

—¡Layla! —La susodicha voltea a ver quién le llama y es Christopher.

—Hola, Chris ¿Qué pasa? —Saludo tranquila apoyándose en su pie derecho, sintiendo como su dedo se cicatrizo.

—Layla, Alexis, hola —Alexis le sonrió a modo de saludo—. Layla me preguntaba si ya se resolvió todo con el Alcalde, sobre los terrenos, no me gustaría que la manada este construyendo en terrenos que son ajenos —Christopher expreso su inquietud y Layla sonrió tranquila.

—Todo está resuelto, Chris. Le mostré al Alcalde todos los papeles que indican que estos terrenos me pertenecen, le explique que la manada es un pueblo de humildes personas que necesitan una expansión y yo preste mis terrenos para que ellos se pudieran expandir —Algunos ademanes acompañaron la respuesta a la duda de Chris.

Mi ladrona (Versión Antigua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora