Capítulo 10: ¿Qué está pasando?

13.4K 1K 211
                                    

Ángel P.O.V

—Yo, Ángel Dalas te rechazo a ti Layla Carter como mi Mate y Lu —Su mano en mi boca me detiene.

—¿Por qué haces esto? ¿Por qué me estás rechazando? —pregunta mirándome con ojos suplicantes.

—Porqué ya no te amo —respondo mientras salgo de nuestra habitación.

1 mes y unos días antes.

Layla P.O.V

Nos bañamos los dos en el agua, él en su forma lobuna, era muy cariñoso conmigo, pasamos el resto del día en ese bello lugar. De vez en cuando me lamía el cuello y reía por sus caricias, volví a acariciar ese punto que vuelve loco a los hombres lobo, justo detrás de la oreja.

—Grrr —Lo escucho gruñir y yo rio por lo bajo, escuché un movimiento extraño a lo lejos y sé que él también lo escucho— Grrr —Esta vez gruñó con molestia, se puso al frente de mí, como si me protegiera.

—Ey —Intenté llamar su atención con mi mano en su lomo y lo conseguí— Solo son cazadores ilegales.

—Grrr.

—Sabes que no entiendo el idioma lobo —Sonreí y sé que él lo hizo, internamente— Vámonos de aquí.

Nuestros cuerpos aún están húmedos, al menos el mío, porque el calor que sale de su cuerpo calienta como el sol. Recogí mis cosas y camine en dirección a mi casa, él me sigue de cerca, estaba tan cerca que sentía su calor y me encantaba.

—No quiero seguir caminando, cárgame —Le pido solo con la excusa de volver a subirme en su lomo y sé que no me va a rechazar, me subo a su espalda y él comienza a caminar, por tercera vez en el día vuelvo a escuchar esa voz dentro de mí.

«Mate»

Pero no era una voz que grita, es un susurro, como si alguien se esforzará mucho solo para decir esa palabra, y por tercera vez en el día, la ignore.

Ángel P.O.V

Mi lobo está tan deseoso y desesperado por marcarla que estoy haciendo casi lo imposible porque no lo haga, sigo preguntándome cómo es que ella sabe que detrás de las orejas es el punto débil de un hombre lobo, cómo sabe respecto a nosotros. Me sorprendió mucho que ella escuchará el ruido casi inaudible, ella no es una humana común.

Me fue indicando el camino a su casa y al llegar el presentimiento de haber estado aquí antes me invadió, ella se bajó de mi lomo y saco una llave de una maceta, abrió la puerta y entró, yo estaba a punto de entrar cuando ella me bloquea el camino, o eso intenta.

—Ni pienses que vas a entrar en mi casa en esa forma —Yo me senté y ella lo pensó unos segundos— Espera aquí —Entró y me cerró la puerta en el hocico.

Voy a romper la puerta y la marcaré —Mi lobo empezó a rasguñar la puerta.

—John, si haces eso ella nos va a rechazar —Solo tuve que mencionarle esas palabras y ya se calmó, la puerta se abre y aparece ella, mi Mate, con ropa en la mano.

—No se tu talla, pero supongo que esto te puede quedar —explicó dejando la ropa en el suelo, iba a protestar, pero me volvió a cerrar la puerta en el hocico.

—¿Por qué ella tienen ropa de hombre? ¿Quién más ha vivido con ella? Ningún hombre se puede acercar a ella, ella es MIA, tenemos que marcarla para nadie más se acerque a ella.

No le respondí, los lobos se pueden poner un poco histéricos con este tema de los Mates, simplemente terminé de cambiarme y entre a la casa, su olor estaba por todo el lugar, pero también había otro aroma muy ligero, como si ya casi ni existiera y me parecía familiar, la ropa que tenía puesta también me parecía familiar y el olor que desprendía de ella me hacía recordar a...

—Te cambiaste rápido —Su voz hizo eco en mis oídos y mi lobo no aguantó más.

Layla P.O.V

Sus ojos se volvieron amarillos y fue cuando supe que su lobo había tomado el control de su cuerpo. En un parpadeo lo tuve frente a mí y el calor de su cuerpo me llegó de golpe. Una de sus manos se colocó en mi cintura de manera posesiva y la otra se dirigió a mi nuca haciendo un poco de presión para que me acerque a él.

—Tu eres MÍA —Un gruñido sale de su garganta a la vez que dice esas palabras y mi cuerpo casi se vuelve a gelatina por eso.

—No —respondo firme recomponiéndome; la confusión y tristeza en su rostro fue evidente— No me llamo Mía —Una sonrisa burlesca se posó en mis labios, dicha sonrisa fue reflejada en su rostro y se apartó un poco de mí, soltando mi cuello.

—No me importa si me rechazas —confiesa y yo me sorprendo por sus palabras— De todas maneras me pertenecerás —Su cuerpo se pegó al mío y sentí que se me fue el aire.

—No le pertenezco a nadie —digo en un hilo de voz, intentando mantener la cordura y firmeza en mi posición.

—Eres mi Mate, todo lo que es tuyo me pertenece y todo lo que es mío te pertenece a ti, pero no por eso te quitaré tu libertad, tú me perteneces y yo te pertenezco —Me sorprendí ante sus palabras, creí que sería el típico Alfa posesivo que no deja que su Mate este con alguien más.

—¿Esas palabras vienen de ti o de tu lobo? —pregunto con curiosidad al ver que sus ojos habían vuelto a su color negro normal.

—Un poco de ambos —Me responde sonriente, su mirada vuelve a ser amarilla y sin perder el tiempo sus labios reclamaron los míos.

Juro que nunca me había sentido tan bien, sus labios se movían con destreza y yo le seguía el paso, sentí que una fuerza dentro de mí que desconocía se hizo cargo de mi cuerpo, mis manos viajaron a su pelo y me sorprendió lo sedoso que es, la mano de él que estaba en mi cintura bajo, y me apretó, gemí en su boca y sentí su sonrisa sobre mis labios.

Sus dos manos bajaron a mis muslos y me levanto sin romper el beso, sin ser consciente de mis actos enrede mis piernas en su cintura y el choco mi espalda con la pared más cercana, el aire empezó a hacer falta y ambos nos separamos apenas unos centímetros para respirar. Abrí los ojos y los de él me estaban mirando fijamente, sus ojos amarillos me atravesaban y su voz algo agitada resonó en mis oídos.

—Tus ojos... tus ojos están rojos. 

Mi ladrona (Versión Antigua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora