Capítulo 16: La Manada (3/3)

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Lo extraño —Lloriquea mi loba, es un nuevo día y ella lloriquea...

—Tranquilízate Riana, no ha pasado ni un día desde la última vez que lo vimos —digo intentando consolarla.

—Siento que ha pasado una eternidad.

—Eres una dramática.

—Dijiste que te ibas a comunicar con él.

—Sí, eso dije.

—Pues comunícate, quiero escuchar su voz.

Haciendo caso a lo que mi boba me dice, me levanté de mi cama y camine a mi computadora. Unos minutos después ya tenía su número

—¿Qué fue lo que hiciste?

—Solamente jaquee su cuenta y busque su número.

—¿Eso no es ilegal?

Lo legal está sobre-valorado —Marque el numero con un poco de desesperación, al tercer timbre lo cogieron.

—¿Con quién hablo?

—Es él, es su voz —Mi loba está extasiada.

—¿Ángel? Soy Layla.

—¿Layla? ¿Cómo conseguiste mi número? —Su voz se escuchaba extraña, tenía una mezcla de miedo y agresión.

—Te dije que tengo mis medios —respondo haciendo caso omiso a su tono de voz.

—Él está extraño, pregúntale que le pasa, presiento que le pasó algo.

—¿Qué quieres? —Me estremecí por la frialdad en sus palabras.

—¿Qué te pasa? —pregunto directamente, me preocupe porque no es normal que un Alfa le hable así a su Mate, de una manera tan rustica.

—No sé a qué te refieres.

—Llámalo por un apodo —Sugirió mi loba.

—Cariño ¿Qué te sucede? —No escuche respuesta, así que opte por un apodo que sé, le va a encantar— Mi Alfa ¿Te encuentras bien? —Escucho un suspiro pesado, cargado de sentimientos que no puedo descifrar.

—¿Layla? —Su voz antes cargada de frialdad, ahora se había reemplazado por una confusa y a la vez anhelante— Layla —Mi nombre salió de sus labios como si un bálsamo se tratase— Mi Luna, oh mi amada Luna, —Esas palabras causaron estragos en mi— estoy bien mi amor, estoy bien; —Repitió y no sé si para convencerme a mí o a sí mismo— discúlpame por cómo te hable, estoy estresado, nuestra manada necesita una expansión, pero no tenemos lugar para expandirnos.

—No te preocupes, entiendo —digo ya que así lo siento, el estrés puede cambiar a las personas.

Además me regañaron porque me desaparecí por unos días y volví solo —Sus palabras ahora tenían un toque de gracia.

—Debiste pasarla mal ¿No? —Indique divertida dando un recorrido por la casa con el teléfono en mis bolsillos y mis audífonos conectados a el y a mis oídos.

—Tu debiste venir conmigo —Siento su presencia aunque no está a mi lado, siento su voz tan cerca de mi como si fuera el quien me lo dijera cara a cara, estos audífonos son buenos.

—¿Puedes pasar a buscarme mañana? —El silencio no hizo más que confirmar que lo evidente: Ángel no esperaba mi pregunta.

—¿En serio? —La sorpresa, euforia y felicidad no se molestan en ocultarse.

Mi ladrona (Versión Antigua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora