El desgarrador grito de la suerte
~ Señor, señor, disculpe las molestias, necesitamos su ayuda.
30 años atrás, fuerte del Rey Demonio Khelios.
Los niños se acercan al castillo, más precisamente a la puerta de la habitación del soberano demoníaco.
Niño - Señor, señor, despierte por favor, mi papá está herido.
El hombre abre los ojos y se levanta rápidamente, abre la puerta y ve al pequeño llorisqueando.
Khelios - Fragud, ¿Que le pasó a tu padre?
Fragud - Volvió mal herido del mercado, apenas puede hablar.
El pequeño Fragud era el hijo de Melchori, lagrimeando me llevo, fuera de mi fuerte se había formado un pueblo pequeño, alrededor de cincuenta casas, un pequeño mercado, granjas y sembradío en conjunto, no todos eran parientes, al pasar los años hubieron personas que se perdieron o que llegaron de una aventura y se quedaron con mi permiso en mis tierras.
Melchori - Señor Khelios, disculpe las molestias en la mañana...
Él era el mercader del pueblo, fue a buscar provisiones y algunas telas, al parecer alguien lo venía persiguiendo y le dejo muy mal herido del pecho.
Khelios - ¿Esto fue muy lejos de aquí?
Melchori - Fue cerca de los ríos cruzados, en el pie de los valles rojos.
No era muy lejos de aquí, no dude un instante en mandar sombras a la búsqueda.
Khelios - Curaremos eras heridas y no te irás del pueblo por un tiempo, si fueron bandidos los que te siguieron no tardaran mucho en llegar aquí.
Lo sane con magia y tratamientos médicos, rápidamente en dos noches estaba como nuevo pero no dejaba de preocuparme quien era el autor del ataque, mis sombras y yo no encontramos rastros de bandidos ni de tropas cercanas a más de mil pies de distancia. La tercera noche el ataque no se hizo esperar pero llegó desde el lado contrario, yo estaba lejos aun en búsqueda del origen del primer ataque. Los forajidos comenzaron arrasando y saqueando el pueblo, eran ladrones sin dudar, los campesinos se defendieron lo mejor que pudieron, apenas llegué a la escena libere mis sombras pero era demaciado tarde, ya habían hecho desmanes, ví la cabeza de Melchori y otros hombres rodando por el suelo o siendo estacadas, a su mujer y las demas mujeres del pueblo siendo abusada por un grupo de ladrones y bandidos, me trajo antiguos recuerdos de esta maldición y del principio de mis días como demonio, nada de esto me había hecho colapsar hasta que me encontré con él.
Graul - La verdad que no puedo negar que valió la pena llegar hasta aquí, nuevas pociones, bebidas, mujeres y una bestia con una gran recompensa por su cabeza, Khelios, ¿Verdad?
Sentía mi furia corriendo por mis venas, el calor de los infiernos brotando de mí pero lo que me hizo estallar fue la última gota de sangre que derramo frente a mi.
Khelios - ¿No le temes a la oscuridad?, ¿No le temes a la muerte?
Graul - ¿Temerle?, Yo le sirvo cada gota de sangre a la muerte, le sirvo al mismisimo Farfan las almas de mis víctimas, ¿Sabes que almas le gustan más? La sangre de los pequeños. (Saca de atrás de él a Fragud que no paraba de llorar) este se ve especial.
Levanta al pequeño de los pelos y lo posa frente a mi, puedo ver el dolor y el sufrimiento en los ojos del niño.
Fragud - Señor, señor, no quiero morirme, no quiero morir...
La punta del sable atraviesa el pecho del pequeño, mientras se desangra el bandido ríe insesantemente y sus carcajadas hacían eco en mí, la oscuridad comenzaba a devorar las antorchas del lugar convirtiéndolas en un intenso humo negro.
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Twin guns: The hunt for the fallen
PertualanganEl reino de Ghul busca un héroe que se case con la princesa Arkana, el único problema es que ella quiere gobernar sola el reino pero su padre le niega el poder rotundamente, hasta que el soberano se cansa del constante pedido y le da una tarea impos...