Twin guns: The hunt for the fallen

Capitulo 7

El mártir, parte 1

Fuerte del rey demonio.

Khelios camina por los adentros de su castillo, pasillos altos y poco iluminados con notable paso del tiempo entre sus hendiduras y raíces de plantas que se introducen entre los suelos fisurados. Él mientras pasa va tocando las paredes, instantes después siente unos fuertes gritos que invaden todos los espacios, gira bruscamente y no ve nada, sigue caminando mientras agita su cabeza suavemente al cerrar sus ojos, segundos después en su mente comienza a ver enormes manchones de sangre por todos lados, nuevamente se toma la cabeza con gran expresión de dolor y se apoya contra una de los ventanales.

Khelios - (Con expresión de dolor) Esas imagenes, no son mias, ese olor tan dulce y empalagoso, nauseabundo de sangre, los gritos, los intensos gritos de toda esa gente, nunca se detendrán, nunca...

Un pequeño cuervo llega desde los cielos y se apoya en el ventanal dónde esta el rey demonio, este se enderezar y se acerca a hacia él.

Khelios - ¿Que sucede?, Ven y muéstrame.

Estira su mano y el pájaro se posa en ella para transformarse en humo negro entonces se une con él y rápidamente con gran asombró se va en por los pasillos hasta una de las habitaciones. El soberano ingresa a un inmenso salon repleto de armas y baúles.

Khelios - Debo encargarme personalmente de esto. (Busca dentro de un baúl y saca algo que no deja ver) No puedo dejarlo solo otra vez.

Atraviesa las puertas del castillo hasta salir del fuerte, la noche sin iluminar por la luna nueva deja una plena oscuridad en los grandes campos aledaños, Khelios abre su mano, un humo negro comienza a emanar y sale de él una tela negra, el soberano se viste la túnica, luego un collar y sin dudar se marcha entre las sombras a gran velocidad.

Palacio real, reino de Ghul

La reina camina junto a Defago y Seghezzo hacia los patios del castillo.

Chefelt - La noche es el momento ideal para el entrenamiento físico y mágico, los planas abundan ya que son muchos más los seres que durante el día utilizan magia, el ambiente es mucho más pesado por ello y ayuda al entrenamiento físico.

Defago - Como era de esperarse de nuestra excelencia, siempre tan inteligente y estratégica.

Chefelt - No hace falta tantos alagos, por otro lado en estos momentos de la noche también hay seres que utilizan este abundante ambiente para fortalecerse, tanto como los licántropos u otros seres malditos.

Seghezzo - En Manfic los Brahm son un gran problema durante las noches de luna llena, mientras que otras noches suelen ser bestias bastantes tranquilas a menos que los ataques claro.

Llegan a los patios dónde hay un anfiteatro de altas gradas que dan frente a un escenario amplio iluminado por cuatro torres encendidas por altas llamas, alli ven a un grupo de guerreros entrenando, en medio dos hombres batallan, uno de ellos es Golant y el otro es un hombre que lleva puesto un yelmo que cubre sus ojos solo dejando ver su boca. El guardia empuña una espada corta mientras que el otro solo lleva un pequeño escudo redondo con una luna celeste en medio que lleva montado en su brazo izquierdo. El encuentro es un tanto bravo, el joven embiste con gran fuerza al misterioso guerrero que cubre con magistral técnica y simpleza los ataques, otros los elude haciendo pasar de largo a su contrincante, el guardia empuña de otra manera su corta espada, ahora posa el filo en contra de su ante brazo derecho y con golpes impulsados por constantes y veloces giros se acerca más al hombre del escudo, el cual con más dificultad apenas logra cubrirse hasta que queda acorralado por la fuerza de Golant que empuña nuevamente la espada de largo para dar un golpe de gracia, se nota por lo bajo la sonrisa del hombre del yelmo que se agacha lo más bajo posible y golpea a su enemigo en el mentón con el borde de su escudo enviándolo por los aires, al aterrizar el joven se levanta y no encuentra al hombre pero al mirar otra ves alza su mirada y lo ve por encima de él por los aires cayendo directo, Golant de cubre y el guerrero del yermo lo impacta en el estómago dejándolo fuera de combate.