Hacer que recuerde

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El majestuoso canto de las aves en su ventana junto con los rayos brillantes del sol mañanero llenaban de paz y tranquilidad aquella gran y solitaria habitación, Sonic se veía al espejo mientras por su cuello abrochaba aquella gran y elegante capa roja brillante como un resplandeciente rubí, la acomodo y se vio de pies a cabeza en ese espejo de cuerpo entero, volteo la mirada hacia la puerta cuando escucho unos golpeteos provenir de esta

-adelante- dijo Sonic. La puerta se abrió y se asomo un chimpancé que portaba una armadura de plata

-señor, el medico del palacio solicita verlo- dijo aquel servidor con una voz dura

-dígale que pase- ordeno el príncipe, el caballero abrió mas la puerta revelando a aquel roedor de pequeña estatura esperando atrás de la puerta. Aquel chimpancé le concedió el paso y al entrar cerro la puerta, el ratón se acerco al príncipe he hiso una gran reverencia

-su excelencia...- dijo el medico con una voz suave que demostraba su respeto

-buenos días Doctor- dijo Sonic con una sonrisa haciéndole un cortes movimiento de cabeza en forma de saludo

-le traigo noticias sobre la forastera-

-puede llamarla Amy, ese es su nombre ¿Qué pasa con ella?- pregunto Sonic con una sonrisa simpática, que resplandecía junto con sus ojos esmeraldas por la luz de la mañana

-la señorita Amy ha evolucionado bien los últimos días...sin embargo por la perdida temporal de memoria-

-disculpe...¿temporal?- interrumpió Sonic extendiendo la mano para que el ratón guardara silencio

-si, es probable que recupere la memoria en algún momento, no precisamente pronto, pero ella recordara-

-entiendo...prosiga por favor-

-para que a la señorita Amy se le sea mas fácil recuperar la memoria es muy importante que no se sienta estresada, lo que quiero decir es que pase buenos momentos, conozca a los empleados, que no este sola en algún lugar que no conozca- dijo el medico. Sonic escuchaba atentamente cada palabra y asentía con la cabeza demostrando comprensión

-en algún momento, alguna conversación, algún objeto, alguna palabra, alguna situación, se le hará familiar y sus recuerdos fluirán por si solos- agregó

-¿y sus heridas?- pregunto el príncipe con una mirada seria

-sus heridas son lo de menos, pero debe ir con calma... nada de correr, saltar o movimientos muy bruscos hasta que no sanen completamente- dijo el medido enumerando con sus dedos

-gracias Doc, me hare cargo-respondió el erizo con una voz severa al mismo tiempo que amigable, se acerco y coloco su mano en el hombro del roedor guiándolo hacia la puerta

-infórmeme cada avance que tenga- agrego abriéndole la puerta con una expresión amistosa

-lo hare su majestad, permiso- contesto sonriente el medico haciendo una reverencia cruzando la puerta y alejándose por los corredores.

En otro lugar lejano de aquel reino en una de las habitaciones de una posada, la débil luz del sol entraba por aquella pequeña ventana de vidrio opaca, y mas abajo de esta, una cama en el que entre las sabanas había un bulto del que descendían desde unas orejas que se lograban ver

-levántate- hablo firmemente Knuckles cruzado de brazos parado frente a la cama, mirando seriamente aquel bulto en las sabanas.

Las cobijas se estremecieron y de ellas se escucho una voz somnolienta que soltaba quejidos

-...no quiero- dijo la murcielago adormilada con voz ronca, Knuckles coloco los ojos en blanco y soltó un pesado suspiro

-no tengo tiempo para esta estupidez, te estas comportando como una niña- dijo con voz dura, Rouge lo ignoro completamente y se quedo inmóvil entre el calor de esas mantas acabando con la paciencia del echidna

Knouge ¿tu victima o tu cómplice?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora