Pesadilla

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Habían pasado varios días, gloriosos días. Knuckles de vez en cuando lograba hacer que alguno de sus compañeros lo cubriera en su turno, se escapaba del castillo y Rouge lo esperaba en el bosque, específicamente en aquel precipicio donde una vez ella le salvó la vida. Al llegar se veían sonrientes, se saludaban con un dulce beso y caminaban tomados de la mano por el bosque, ocultos entre las sombras de los arboles y hablaban, hablaban y hablaban y las horas pasaban. Hubo mas de una vez que tuvieron que huir de unos caballeros que rondaban por el bosque, teniendo que contener las carcajadas para que no fueran descubiertos. Cuando se veían por las noches se iban a la guarida de Rouge, allí se envolvían en besos y caricias, a veces tenían relaciones y otras solo se abrazaban en la cama y seguían hablando, jamás se aburrían de escucharse el uno al otro.

La situación del reino comenzó a mejorar también. Los aldeanos se empezaron a dar cuenta de que los robos cesaron y la caballería sospechaba que la inundación se había ido, y asi fue. Todo estaba mejor, pero un asi...

Era una mañana soleada y Knuckles apreciaba el sol desde una ventana de su torre. Continuó su camino por los corredores sin dejar de ver el sol por las ventanas, sin notar a una chica que caminaba por allí, tropezando con ella.

-Disculpe señorita, no la vi.- dijo sobándose la cabeza y haciendo una reverencia por cortesía.

-¿Enserio? y yo que creí que solo tenias ojos para mi- Dijo una voz conocida y algo burlona. Knuckles al reconocerla inmediatamente vio hacia arriba, topándose con unos ojos jade y una sonrisa radiante. La chica usaba un vestido marrón con detalles dorados y rojos, sus orejas eran cubiertas con una tela que usaba de túnica y poseía unas radiantes joyas de oro y rubi.

-¿Rouge?- Preguntó él, anonado.

-Sorpresa.- Dijo ella sin dejar de sonreír. Knuckles inmediatamente la apego a la pared y la cubrió colocándose frente a ella, vio hacia ambos lados histérico.

-¿¡Que haces, vestida así!?- Preguntó viéndola molesto.

-Quería hacerte una visita.

-¡Maldita sea! ¿¡Y si alguien se dio cuenta!?- Knuckles estaba paranoico, viendo de un lado a otro como si en cualquier momento algún sirviente, caballero o incluso el príncipe aparecían por los corredores.

-Nadie me vio, ya relájate y aprovecha que estoy aquí contigo.- Dijo la chica colocando ambos brazos en los hombros de Knuckles, quien seguía con la mirada inquieta.

-No puedo relajarme, en cualquier momento alguien puede venir y vernos aquí- Knuckles quitó los brazos de la murcielago que rodeaban su cuello, sin apartar los ojos de los pasillos.

-Bien, eso se resuelve.

Knuckles la vio y esta poseía su clásica sonrisa perversa.

-Llévame a un lugar privado

-¿Q-que?- Preguntó el echidna levemente sonrojado. Rouge se cruzó de brazos y lo vio aburrida.

-¿Que esperas Sir. Knuckles? es de mala educación hacer esperar a las damas.

-Si no te has dado cuenta, estoy en horario de guard-

Fue interrumpido por los labios de la chica estamparse contra los suyos, dejando atónito.

-Hay una pequeña habitación cerca. Dijo perplejo una vez la chica se separó.

-¿Una habitación? pero que gran servicio.- Rio la murcielago.

Era un lugar bastante pequeño, casi como una pequeña bodega, pero dentro una murcielago y un echidna estaban inmersos en apasionados besos. La chica lentamente bajo su mano por el abdomen del caballero, hasta llegar a su miembro y comenzar a masajear la zona con lentitud.

Knouge ¿tu victima o tu cómplice?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora