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En cuanto Levi se levanta no hay nadie en casa, eren ha dejado la fruta de siempre al lado del lavabo. Abre la nevera, encontrándose con la sorpresa de que no hay comida. Al parecer era la última fruta.

Cierra, decidiendo no comerla aún, puede servir para más tarde. Se ha dado cuenta de lo mal que le va a eren. Siempre llega tarde para comer y casi nunca come saludable. Solo come algo parecido a comida real, como cosas preparadas o sopas instantáneas que quien sabe de qué sean, antes de irse a hacer lo que sea que haga.

No le daban  ganas de ver televisión, sentía que subiría la cuenta de la luz y eso sería terrible. No quería ser una molestia. Se acerca a la caja de su regalo, no sabe qué hay ahí dentro. Pero ahí estaba, buscando como abrirlo delicadamente.

No entiende su extraño nerviosismo, ya hace años que no are algo solo para el. Al menos no un regalo, se sentía un poco ansioso y sabía que por muy sencillo que fuera sería un regalo especial. Pasados unos segundos de emoción total logra abrir el regalo.

Lo primero es un libro, estaba en inglés y eso le sirve demasiado, el título era simple, trata de psicología para niños. Traía incluso consejos. Unos colores y un cuaderno con hojas en blanco.

No sabía exactamente en qué le servirá eso, pero por ahora lo recibe. Se sale para el balcón junto a él libro de psicología. Como primer dato e incluso está resaltado dice claramente que dibujar ayuda a liberar la mente. No tiene que ser algo concreto, ayuda a leer los pensamientos del niño y también sus sentimientos.

Al parecer si quiere ayudarlo. Más de lo que parece.

Al parecer quiere comunicarse con el sin tener que usar palabras y eso le agrada, no se ve forzado.

Se levanta de su sitio, dando agua a la plata mientras dela el libro a un lado, al parecer no soportará más sin probar la fruta.

Intenta buscar algo con que cortar la fruta pero no encuentra nada, al parecer lo tienen bien protegido, los  cuchillos al parecer están bajo llave y las ventanas y balcón están protegidos para que el no se vaya a tirar. No sabía el porqué lo ayudaban tanto, no tenía nada que ver con ellos y aún así de han esforzado en mantenerlo con vida y sano.

Comienza a leer el pequeño libro, aprendiendo y comenzando a sentirse extrañamente familiarizado con esa casa. Se sentía muy correcto, como si debería quedarse ahí. Eren se ha comportado muy correcto con el, nunca insiste en comenzar a hablar ni nada por el estilo. Cree que es hora de acercarse.

No siente que ocultarse sea una opción muy favorable, le gustaría conversar con él o bromear sobre algo, así el se vea de lo más serio. Nada pierde con hablar con él o acompañarlo mientras hace sus tareas.

Así fue, en cuanto eren llegó estaba ahí, sentado pero cubierto por una cobija, no se acercaría de lleno, pero si van a convivir por tanto tiempo al menos necesitaba confianza. No se había sentido nervios ni asustado por el, por el contrario, estaba contento de que llegara a casa.

Eren saluda, entrando a su departamento con una expresión de agotamiento. Las tareas que no le hizo a la gente se han multiplicado, al igual que el dinero, aunque este último no es nada con lo que necesita pagar. Levi permanece ahí, observando atentamente al alfa, como este se organiza sin decirle nada, al parecer eso era lo que pasaba, no esperaba que lo alabara ni nada por el estilo solo por mostrarse frente a él, solo espera al menos no ser del todo ignorado, aunque con su poco conocimiento sobre el otro sabrá que no querrá obligarlo a hablar.

Levi nota cada movimiento que hace el castaño. Nota como tiemblan sus piernas, como sus manos no son capaces de quedarse quietas mientras hace esas tareas, no puede evitar ver su expresión casi rabiosa.

Corriendo De Una Obsesión [Ereri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora