La temporada más odiada por Taichi estaba a punto de llegar.
La primavera no sólo traía consigo un sin número de cambios climáticos, la fiebre primaveral, y el principio de la temporada de exámenes, como si no fuera suficiente debía sumarle El Despertar, la forma diplomática en que llamaban al botón de encendido de las hormonas que definen la casta.
Prácticamente el 80% de la población tiene su Despertar en la primavera, se supone que los científicos dicen que es algo... instintivo, la mejor época para madurar y tener descendencia. El 20% restante lo va sufriendo durante el resto del año.
Para Taichi en específico el Despertar era una época en la que su nariz se saturaba de aromas fuertes e indefinidos, seguido de aromas diversos y cambiantes pues los recién declarados Alfas y Omegas no lograban controlar las feromonas y daban paso a un coctel irritante y molesto de olores. Además, tenía otro pequeño problema. A su edad la mayoría de sus compañeros comenzarían a mostrar su casta y...
Rayos, él no podría seguir sólo ingiriendo por mucho más tiempo las pastillas que anulaban su aroma como no se hiciera además de supresores, porque los celos estaban a la vuelta de la esquina, y sin una máscara de olor, entonces estaría en graves problemas.
En el mercado existían aquellas que podían imitar el aroma de un alfa u omega, pero los precios eran por demás elevados.
Taichi ya había contemplado la posibilidad de... simplemente dejar su aroma como neutro, en lugar de Alfa podrían confundirlo con un Beta de rango medio, pero...
―Quiero ser un Alfa ―murmuró apretando los dientes con fuerza mientras observaba tristemente el cochinito alcancía, cuyo contenido no alcanzaba ni para la mitad de una caja de supresores.
Los supresores le serian terriblemente necesarios, pero el costo de ellos, a pesar de ser más accesibles, representaban una inversión que a la larga su padre notaría a la hora de hacer cuentas de los gastos, así pues, debía encontrar otra forma de costearlos.
Tales eran las complicaciones que de apoco se iban a cumulando, que de repente se encontraba considerando la idea de simplemente admitir que era un Omega, y cargar con lo que ello implicaba.
Pero luego veía a su dulce Hikari, su hermanita que con ojos brillantes lo miraba con admiración y orgullo. Ella aun no mostraba signos de su casta y temía lo que pasaría si ella llegara a mostrarse como Alfa. Eso sí que sería tener mala suerte. Dos fenómenos en la familia. Quería estar por ella y para ella. Protegerla.
Y su madre, su madre no saldría bien librada, porque su padre seguro se aseguraría de hacerle ver su error al esconderle la casta de su primogénito.
―Hermano ―llamó Hikari con voz dulce, su tierna mano sujetó la de él, y Taichi cuadro la espalda. Él iba a hacer posible lo imposible por ella.
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Alfa
FanfictionNo hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente. Frase de Virginia Woolf, escritora británica.