Taichi respiró profundo, acomodó como por veinteava vez su corbata y luego reanudó su marcha. Atravesó la amplia explanada del edificio principal de Baeksan Company, una industria coreana cuyo poder adquisitorio estaba creciendo a pasos agigantados.
La entrada constaba de una pequeña escalinata de cuatro peldaños a lo largo, al frente siendo toda la fachada de cristal se hallaban tres puertas giratorias que daban al increíble vestíbulo. Las dos recepcionistas vestidas con ropa formal detrás del enorme escritorio le regalaron una sonrisa cordial apenas verlo, mientras preguntaban el motivo de su visita.
―Una entrevista de trabajo ―respondió luego de devolver el saludo.
Las dos chicas amablemente le indicaron la ruta a seguir, entregándole además un pase de visitante.
―Buena suerte ―le desearon.
Taichi no podía evitar los nervios. Si todo salía bien estaría en la nómina de una de las empresas más prosperas de oriente. Por su puesto no se hacía grandes ilusiones, porque a pesar de haber terminado una carrera con excelentes créditos, aún no gozaba de la experiencia que se requería para el puesto. Y si bien había conseguido la entrevista por sus propios medios, negándose en redondo a que Kyotaro le consiguiera una recomendación, consideraba que podría tener alguna posibilidad si al menos se le presentaba la oportunidad de demostrar su valía.
El área administrativa y en especial Recursos Humanos parecía bullir en pendientes, personas yendo y viniendo en todas direcciones apresuradas en terminar sus deberes. Además de varios hombres y mujeres que postulaban para el mismo puesto que él.
Esto iba ser como mínimo reñido. Tomó asiento en uno de los lugares disponibles y esperó pacientemente hasta ser llamado.
―¿Señor Yagami? ―nombró una mujer pelirroja desde la puerta con su vista siempre clavada en la lista de aspirantes.
―Si, soy yo... ―Taichi se puso de pie y camino rápidamente hasta la chica y entonces sintió que se atragantaba con la emoción que afloro en su pecho al reconocerla. ―Sora, ¿Eres tú?
Sora Takenouchi elevo la mirada y parpadeo un par de veces buscando algún rasgo familiar en el hombre frente a ella, y luego pareció caer en cuenta a quien tenía delante.
―Por todos los cielos, Tai ―gimió ella emocionada.
Habían sabido muy poco de su amigo, después de su mudanza repentina que dejo a muchos sorprendidos y a otro más, como Joe, Koushiro y ella misma molestos y tristes. Habían recibido un par de cartas escuetas sobre en donde vivía, la carrera que pretendía estudiar y sobre todo que los extrañaba. Pero nada más. No mencionaba amigos o novias, si pensaba quedarse en España o si pensaba volver.
―¿Entonces trabajas aquí? Pero que pregunta, es obvio que sí ―se respondió él mismo.
―Soy secretaria, apenas hace un año obtuve el puesto, pero en realidad aun sigo deseando ser diseñadora, trabajo para pagar mis cuentas y las costosas telas que de vez en cuando tengo que utilizar para mis diseños en cada certamen.
―Eso es grandioso, estoy seguro que pronto lo conseguirás.
Mientras charlaban Tai disimuladamente admiraba la estructura interna de Baeksan, su diseño arquitectónico le hacia parecer un palacio de cristal y acero por dentro. Llegados a la sala Sora le deseo mucha suerte y lo dejo pasar con los entrevistadores.
Taichi tomó asiento frente a los tres hombres trajeados que lo miraban de manera sería. Empezaron con las preguntas de cajón, en donde había estudiado, si tenia experiencia de alguna índole, que esperaba obtener a futuro, y otras tantas que Tai respondió con una sonrisa de manera mecanizada.
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Alfa
FanfictionNo hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente. Frase de Virginia Woolf, escritora británica.