Kyotaro Imura dio un resoplido frustrado, las manos aun le temblaban y sentía su entrepierna palpitar, los colmillos normalmente retraídos que los Alfas solo muestran a la hora de marcar a su Omega amenazaban con mostrarse, síntomas descontrolados que dejo de sentir cuando se enlazo con...
―Al fin se ha dormido ―informo Daigo Nishijima acercándose a paso lento. Había notado demasiado alterado a Kyotaro y quería hablar con calma con él.
―Hay algo mal con ese chico ―dijo peinando sus cabellos negros desde la frente hasta la nuca. Mírame, estoy hecho un manojo de nervios y...
―Caliente, estas caliente Kyotaro, ¿Acaso el aroma de un niño te hace perder el control?
―No lo digas ni en broma ―gruñó Kyotaro. ―Yo nunca...
Daigo Nishijima rio suavemente mientras deslizaba sus brazos alrededor del cuello fuerte y musculoso de Imura.
―Se que nunca me traicionarías ni con el pensamiento ―afirmó plantando un beso en los labios del otro.
Una invitación que Kyotaro aceptó más que desesperado, necesitaba sentir a su Omega, desquitar ese desenfrenado deseo de hincar sus colmillos en su cuello para marcarlo. No estaban en el mejor lugar, ni podían permitirse prescindir de la ropa, tampoco hacer ruido, así que a pesar de la necesidad de uno y las ganas del otro tuvieron que conformase con atender la necesidad más apremiante.
Con delicada sensualidad Daigo deslizó la bata blanca y la camisa bajo sus hombros, lo suficiente para dejar al descubierto la parte en donde se encuentra la glándula Omega, la misma que en él llevaba grabada el patrón de la dentadura de su Alfa.
Daigo Nishijima contuvo su grito cuando sintió los colmillos de Kyotaro perforarle la piel con tan desesperante necesidad como la primera vez que compartieron celo. A través del lazo que los unía podía sentir el placer y el alivio tras la acción, además de un terrible remordimiento.
―Kyotaro ―llamó elevando su mano para acariciarle la cabeza con amor. ―No has hecho nada malo, te sientes así porque estuviste expuesto a las feromonas de un Omega en celo.
Y casi como si fuera por telepatía, porque la boca de Imura seguía pegada a su piel y sus colmillos hundidos en la carne, le escuchó pensar.
"Pero se supone que no debería afectarme, porque soy tuyo, y tu mío. ¿Hay algo mal en nuestro lazo?"
Nishijima rio ante eso, a pesar del semblante duro y casi austero que mostraba Imura, en la intimidad su lado más infantil tomaba el control.
―No hay nada malo, las feromonas de un Omega puro son cien veces más fuertes que las de un Omega de alto rango. De hecho, he de sentirme alagado, si nuestro lazo no fuera tan fuerte, hubieras reaccionado de manera agresiva ante Taichi.
Y como si sus palabras hubieran sido un suich, Imura retrajo los colmillos y lamió con dulzura la marca que acababa de dejar.
―He llamado a la madre de Tai para informarle de lo sucedido y que aun estamos en la escuela, parecía muy asustada, y supongo por la respuesta que dio, que el padre no sabe que Tai es Omega, y cuanto menos un Omega puro ―continúo hablando Nishijima dejando que su Alfa se apaciguara. ―Por suerte esto sucedió cuando la escuela estaba vacía. He roseado el pasillo por donde llegó Tai con inhibidor de aroma así que dudo que...
―Yamato estaba en el pasillo cuando arrastré a Tai hacía la escuela, en ese momento su aroma aun no era tan fuerte, e Ishida aún es demasiado joven para reaccionar correctamente o identificar el aroma a celo de un Omega, así que espero...
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Alfa
FanfictionNo hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente. Frase de Virginia Woolf, escritora británica.