Capítulo 8

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Yamato tomó asiento en la misma mesa del día de ayer y anteayer, llevaba casi una semana almorzando en Digi-Digi con la esperanza de volver a captar el aroma que tanto lo alteraba, sin resultados. Simplemente lo había vuelto a perder.

Miyako Inoue qué era como ahora sabía se llamaba la dueña del lugar, lo miró con una sonrisa antes de tenderle el menú. Matt la ignoró, no estaba de humor para hacer sociales. Pidió un desayuno continental del que apenas provó bocado en los cuarenta minutos que estuvo ahí mientras escudriñaba con la mirada a los clientes.

Con un suspiro se dispuso a pagar la cuenta e irse sintiéndose ridículo de su persistencia, y aun con todo eso estaba seguro que volvería mañana a la misma hora porque algo le impedía rendirse.

―Yamato ―nombraron, y Matt sintió un leve aleteo, apenas una pisca de ese delicioso aroma que tanto deseaba. Y al elevar la mirada sus ojos azules se toparon con...

―Sora ―dijo Matt al reconocer a la pelirroja.

―¡Oh! Yamato ―exclamó ella feliz. ―Es una agradable coincidencia ―dijo sentándose frente a él y arruinando sus planes de marcharse. Pero siendo sinceros sentía curiosidad por saber si era ella la que intentaba ocultar el aroma a chocolate, o por el contrario era algún tipo de fragancia que se veía opacada por su olor natural.

Ella comenzó a hablar sobre los últimos años, el como terminó trabajando para Baeksan y conoció a Mimi Tachikawa. La mención de Mimi hizo que Matt mirara a Sora, y esta explicara que tal vez él no lo había notado, porque llevaba mucha prisa por salir, pero ella estaba acompañando a Mimi ese día en que quedaron en verse.

Matt se disculpo por su falta de atención al no reconocerla y saludarla. Sora le resto importancia y continuo su perorata muy contenta pues desde la secundaria ella estaba más que interesada en Yamato Ishida, y aunque al principio intento ser su amiga, el aura gélida y su falta de entusiasmo para con las chicas, y aun más para con los Omega, le hicieron imposible entablar cualquier relación; más tarde se hizo amiga de Tai y como entre ellos parecía haber cierta rivalidad, a pesar de suspirar por Matt jamás volvió a intentar nada.

Y para rematar, la única vez que Matt se acerco a ella fue para preguntar por Tai, y en cierta medida le dolió. Pero ahora eran adultos, Matt se había convertido en un Alfa exquisito y ella aún estaba interesada en él.

La campana de la puerta que anunciaba un nuevo cliente se escuchó, y entonces todo el mundo pareció reducirse a esa cafetería.

Matt se puso de pie al reconocer a Joe Kido quien con una enorme sonrisa y enfrascado en una mena conversación entraba acompañado de Koushiro Izumi.

Si ellos estaban ahí eso quería decir que...

Y por segunda vez la puerta se abrió dando paso a quien más deseaba ver.

―Taichi ―jadeó Matt bajo la asombrada mirada de Sora que no podía creer la exagerada reacción de Ishida.

Pero Tai ni lo había notado, pues con la sonrisa en los labios no perdió tiempo en lanzarse a los brazos de Koushiro que lo estrecho con verdadera felicidad.

Había extrañado con toda su alma a sus amigos porque siendo sinceros nunca encontró en España a nadie que pudiera darle ese título, tenía conocidos y personas con las que llego a sentir cierta afinidad, pero nunca como la de Joe, Koushiro y Sora.

Joe no tardó en demandar atención ganándose una sonrisa por parte de Yagami, quien con los brazos abiertos recibió al Médico en un efusivo abrazo al que Joe no dudo en imponer fuerza al rodear la estrecha cintura de Taichi, y valiéndose de sus casi diez centímetros extra, elevarlo del suelo.

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