Capítulo 1.

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Resoplo de nuevo mordiendo la tapa del boli y mirando el reloj. Nunca una hora se me había hecho tan eterna, mis tripas rugían de tal manera que pedían a gritos que la profesora de lengua parara de hacer oraciones de una vez por todas. Miro hacia mi lado viendo a Samantha menos interesada en la clase que yo.

- ¿Con quien hablas?, pillina - le pregunto susurrando al verla escribiendo con el móvil escondiéndolo debajo de la mesa.

- El chico del otro día - le arrugo la frente sin acordarme - el primo de Carlos que conocimos en su cumple. - susurra comprobando que la profesora no nos ve hablando.

- ¿Flavio era, no?

- El mismo, esta buenísimo tía - se muerde el labio sonriendo y yo rio rodando los ojos.

- ¿No era Carlos el que te gustaba? - susurro riendo.

- Sí, pero ese pasa de mi, y su primo es mas guapo. - sonríe victoriosa - ¿le pregunto si tiene algún amigo para ti? - me alza una ceja.

- Sam - alargo la "a" - ya sabes que no quiero distracciones, que al final siempre me afectan a los estudios y este año no me lo puedo permitir - digo serena.

- Ay Eva, deja de ser tan correcta y disfruta un poco de la vida.

La sirena suena a todo volumen por todo el instituto y yo me aplaudo mentalmente por no tener que tener esta conversación con Samantha. Y bueno también por que voy a comer ya, que estoy muerta de hambre.

Me despido de Samantha en la esquina de siempre, en la que ella tira hacia la derecha y yo hacia la izquierda.

Vivimos tan solo a dos manzanas y este camino lo llevamos haciendo juntas desde que éramos unas crías y nos tenían que acompañar hasta que crecimos un poco y ya podíamos hacerlo solas, sintiéndonos mayores.

Miro mi casa desde fuera suspirando y pego al timbre, debería hacerme cuanto antes de unas llaves de casa. Olga me abre como siempre con una sonrisa de oreja a oreja. Y los ladridos de Vega desde el salón me confirman que sabe que he llegado tardando a penas unos segundos en venir corriendo y echarse encima mía.

- Hola cariño, ¿Qué tal en el instituto? - cierra la puerta y vamos juntas hasta la cocina cuando Vega ya se relaja y se vuelve al salón.

- Bueno, se me ha hecho el día eterno - resoplo soltando la mochila en la entrada de la cocina y sentándome en la barra - ¿te han llamado mis padres? - le pregunto.

- Me han llamado esta mañana - dice de espaldas mientras de la olla saca algunas albóndigas y las pone en un plato - se retrasan unos días mas, tienen mucho papeleo.

- Bah - resoplo - me lo veía venir, no es nada nuevo - Olga me mira entristecida - ni me acuerdo cuando fue ya la ultima vez que les vi, ni cuando me llamaron, siempre te llaman cuando estoy en el instituto.

- Sera por el cambio horario - me intenta consolar.

- No lo creo, no se para que tienen una hija si ni siquiera se preocupan de ella - meto una albóndiga en mi boca - están deliciosas Olga - le alago.

Viene detrás mía para abrazarme y darme un beso en la cabeza.

- Tengo una pequeña sorpresa para ti - me dice sentándose en otro taburete a mi lado. La miro interrogante - ¿Querías un trabajo verdad? - asiento sonriente - Mira lo que he visto hoy pegado en una columna yendo al supermercado - me tiende un papel.

YuanfenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora