Capítulo 7.

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No me quedé mucho más tiempo con Samantha después de comer, pues teníamos ambas un montón de cosas que estudiar. La semana siguiente la teníamos repleta de exámenes. Por lo que aunque la semana que viene este trabajando en casa de los Cobo, igualmente me tengo que llevar apuntes para estudiar.

Pero la sorpresa me la llevo cuándo al llegar a mi calle, veo de lejos la silueta de cierto rubio, que últimamente su presencia me pone un poco nerviosa.

Antes de que sus dedos toquen el timbre y le haga ver que no estoy en casa, silbo, para que se de la vuelta y me vea. Por que evidentemente, no va a estar buscando a Olga o Juan.

Me sonríe en cuanto se da cuenta de mi presencia y se espera a que mis pasos decididos lleguen hasta él.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunto cuándo llego.

- Es que esta mañana se me ha olvidado decirte una cosa. - mira hacia su lado viendo un banco que tenemos en el porche, toma asiento y le repito el gesto.

- ¿Tan importante es para que hayas tenido que venir hasta aquí?

- Es el cumple de Ainhoa el viernes que viene, mi madre y yo hemos pensado en invitarte, ya que has hecho tanto por ella y seguro que le hace mucha ilusión que estés. - mi sonrisa se ensancha.

- Me encantaría. Invitación aceptada rubio. - se ríe por el apelativo usado - Pero no me mientas, eso me lo podrías haber dicho por teléfono, ¿Has venido para algo más?

Se rasca la nuca riendo nervioso.

- Si bueno, era por si me podías acompañar ahora a comprarle el regalo. Estoy perdido y no se que comprarle - ríe un tanto avergonzado.

A mi me produce mucha ternura verlo así. Es un regalo para su hermana pequeña de cinco años, no creo que nadie se tomara tantas molestias en un regalo para una niña tan pequeña. Mi pensamiento era estudiar toda la tarde, pero en realidad si estoy invitada tengo que llevar regalo, y a parte que me apetece seguir conociendo a este rubio que esta en frente mía esperando una respuesta. Algo me dice que tengo que decirle que sí.

- Claro, cojo algo más de dinero y nos vamos - noto alegría en su rostro.

- ¿Seguro que no tenías algo que hacer? - me pregunta algo preocupado.

- Igual estudiar, pero mira, me haces un favor, por que no tengo ganas - bromeo riendo, provocándole una risa. - Además, también tendré que comprarle un regalo.

Asiente con una tímida sonrisa.

- Ven conmigo a coger el dinero - no se porque le he dicho que entrase, le podría haber dicho que me esperase fuera. Tan solo voy a tardar dos minutos.

Cierro la puerta detrás de nosotros viendo como Hugo mira detalle por detalle cada rincón de mi casa.

- Ay cariño, no sabía que ibas a llegar tan pronto - dice Olga saliendo de la cocina - Uy, ¿Este chico tan guapo, quien es? - observa a Hugo de arriba abajo.

- Un amigo, Olga - le advierto para que no se vaya a ir de la lengua - He venido a por dinero y nos vamos - le doy un beso en la mejilla.

Cojo a Hugo del brazo que se había quedado de lejos observando el salón y le guío hasta mi habitación.

- ¿Llamas a tu madre por su nombre? - me pregunta asombrado Hugo mientras se sienta en la cama de mi habitación.

- No es mi madre, idiota - río.

- ¿Y quién es? - pregunta curioso.

- Estás muy preguntón tu hoy ¿no? - bromeo riendo - Es la cocinera de mi casa desde pequeña, aunque sí, un poco si es mi madre. Al menos la quiero como tal. - sonrío mientras cojo el dinero de mi armario pero se me queda mirando con cara de que le falta información. - Anda pregunta, que se que lo estás deseando.

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