Dándole vueltas aun a la manzana en mano, no le he pegado si quiera un mísero bocado. Es lo que me suele pasar cuando estoy en mis días de menstruación. Encima, habiéndome bajado hoy no tengo ni apetito, estoy sensible y suelo soltar algo borde sin darme cuenta. Lo siento, solo son los dos primeros días.
- ¡Eva! - Maialen es quien llama mi atención.
- Perdón, ¿Qué pasa? - pregunto volviendo en sí mientras veo como todas me observan.
- Estas en Narnia tía, ¿En qué piensas? - me pregunta esta vez Samantha.
En el patio solemos juntarnos siempre las mismas: Anne, Maialen, Samantha y yo. Lleva siendo así desde que entramos al instituto y todavía no ha cambiado. Mai y Anne están en otra clase distinta a la nuestra.
- Nada, solo estoy nerviosa por esta tarde - Maialen y Anne también están al tanto de toda mi situación. No tengo la misma confianza con ellas que con Sam, pero aun así nos lo solemos contar todo. - pero bueno, ¿de qué estabais hablando?
- De la semana que viene, que es el cumple de Sam - aporta Anne.
- ¡Ay, es verdad! ¿Lo vas a celebrar al final en tu otra casa? - pregunto.
- Sí, mis padres me han dejado - dice sonriente - ya que cumplo 18, dice que tengo la suficiente responsabilidad para saber lo que hago - reímos todas mirándola, la palabra que menos la define es responsable y ella lo sabe, por eso también se ríe. - ósea, que nos vamos a hinchar de beber amigas.
Las tres últimas horas después del recreo pasan más rápidas de lo habitual, cosa que agradezco por que tengo muchas ganas de que llegue ya la hora de ir hacia casa de los Cobo y cuidar a la pequeña, que supongo que no será tan difícil.
Cuando llego a la puerta de mi casa veo una carta que sobresale del buzón. Inconscientemente, una sonrisa sale de mi cara, y aumenta más cuando al sacarla veo quienes son los remitentes. Pego a la puerta y enseguida sale Olga con su delantal amarillo y la escoba en la mano.
- Que rápido has llegado hoy - me dice mientras besa mi mejilla. - ¿Y eso? - señala la carta que sostengo entre mis manos. - ¿Tus padres? - asiento y ella sonríe también.
Es cierto que siento dolor y decepción en cuanto me hablan de mis padres. Desde pequeña han estado viajando mucho y a penas pasaban tiempo conmigo. Y si en esa época, su estancia en casa era pésima, no os podéis ni imaginar hoy en día. Al menos antes venían un par de veces al mes, o para mi cumpleaños, navidad. Típicos momentos en los que tu familia es necesaria en tu vida. Ya ni en esos momentos están aquí. Pero, al fin y al cabo, son mis padres. Me sigue haciendo ilusión una carta suya, aunque reciba una cada dos meses, y me escriban poca cosa. Una parte de mi, me sigue diciendo que me quieren, y que algún día podré verlos a menudo en casa.
Abro la carta, sentada en el sofá, bajo la atenta mirada de Olga y Juan. Comienzo a leerla, río irónica en algunas partes de la carta y ruedo los ojos en otras de ellas. Noto la mirada triste de Olga a mi lado. Termino de leerla y la cierro tirándola a la mesa de cristal del salón.
- ¿Qué te dicen cariño? - es Olga quien me pregunta.
- Lo típico de siempre - suspiro - que me echan mucho de menos y que esperan que puedan volver pronto a casa para verme - ruedo los ojos. - también me dicen que estudie mucho, que no me descentre con ningún chico, y claro, como podía faltar hablándome del tema de ser abogada y todo ese rollo. - me levanto del sofá - paso de ellos.
Salgo del salón después de dejarlo en silencio con mis palabras. Olga y Juan siempre me apoyan y son las únicas personas que me entienden, aunque a veces se quedan mudos, no encuentran las palabras idóneas para decirme. También les entiendo, no es un tema fácil de tratar.
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Yuanfen
FanfictionYuanfen: Es un concepto chino que define esos amores que nacieron predestinados. En el uso común del término se puede definir como "personas con un amor predestinado". ¿Crees en el destino? Eva, una chica independiente y segura, al menos aparenta s...