Rastros de sangre - XueXiao

Príncipe rojo

Parte 3/3

Una noche, Xue Yang despierta sobresaltado. Asimila su entorno: está acostado, abrazando por la cintura a Xingchen, que está de espaldas a él durmiendo de lo más tranquilo.

—Despierta —habla al sentarse y remover el hombro del vampiro, sale de la cama y busca su ropa esparcida en el suelo.

—¿Ya es de día?

—Siento diferentes olores acercarse, casi todos huelen a perro —arruga la nariz y mueve la cortina de la ventana dejando entrar más luz natural.

—¿Y qué?

—Son muchos, unos veinte, tal vez más—mira al príncipe que frota sus ojos—. Creo que vienen por ti.

Eso parece despertar del todo a Xiao Xingchen, enseguida salta de la cama y se coloca la ropa.

—No —Xingchen bosteza y rodea con sus brazos a Xue Yang—, debieron darme por muerto, ya paso más de un mes —deja besos en su cuello sintiendo como su demonio va relajándose.

—Espero que tengas razón.

Pero no es así, cuando los lobos y vampiros se detienen frente a la casa de Xue Yang, éste sale a enfrentarlos. Uniformados y molestos, están buscando al príncipe, las bestias rastrearon el aroma hasta ahí. El demonio sabe que es inútil negar la existencia de Xingchen los hombres bestias huelen la esencia del príncipe, está por todas partes. De inmediato las acusaciones comienzan, entre gritos atacan a Xue Yang, que al intentar defenderse se convierte a su estado demoniaco asustando a algunos, aun así, las bestias no retroceden y lo atacan, son tan grandes como el demonio, pero éste es más ágil y logra devolver cada golpe, mordisco y herida a los cinco.

Los vampiros por otro lado sacan a Xingchen de la saca, diciéndole que estará bien y que lo llevarán con su familia. Éste ve la pelea e intenta detenerlo, diciendo la verdad; está ahí por voluntad propia, pero los vampiros no lo escuchan, nunca lo hacen, su voz de realeza nunca le sirvió para el bien por lo que usa la fuerza bruta para acercarse a Xue Yang, quien sangra y se tambalea mientras sigue devolviendo cada ataque. Entre golpes el príncipe logra acercarse al demonio. Xue Yang empuja con sus alas a un vampiro y se acerca a su amante. Ambos extienden las manos cuando dos vampiros se abalanzan sobre Xue Yang arrastrándolo por el suelo al morder con dureza sus hombros, la sangre oscura mancha el verde pasto y los gritos del demonio retumban contra los árboles.

—¡No! ¡Suéltalo! —los ojos blancos de Xiao Xingchen se vuelven rojos llenos de ira mientras avanza hacia ambos vampiros que mantienen preso al demonio contra el suelo, logra quitar a uno y Xue Yang termina clavando sus garras en la garganta del otro. El príncipe queda aturdido ante la vista, es su gente, uno de sus propios guardias se ahoga con sangre en una lenta muerte. De nuevo ve la puerta cubierta de sangre. Ve a Xue Yang pelear y entonces una espada se acerca peligrosamente por su espalda, el demonio no se percata de ello así que Xingchen no piensa cuando se lanza hacia él recibiendo el golpe en su lugar: la espada atraviesa su hombro izquierdo.

Xue Yang al ver como apuñalaron a su compañero perdió la razón, vio rojo y no midió sus acciones. Minutos más tarde, siguió viendo rojo a pesar de estar quieto, sus manos rojas, el suelo y los cuerpos inmóviles a su alrededor. Los había descuartizado a todos, una verdadera carnicería.

Xiao Xingchen no podía creer lo que veía, rojo, todo rojo por la sangre que brota de los diferentes cuerpos y extremidades. Todos atravesados por las garras del demonio, ese ser que tanto quiere, él que ahora lo mira y se acerca. Sin darse cuenta retrocede, asustado, horrorizado.