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ALANNA

Es hoy, hoy es el día en donde por fin veré de nuevo a Thiago, se suponía que debía llegar dos días antes de la coronación pero los del consejo los tenían tan ocupados que no pudo viajar, aún así prometió que él y todo su familia estarían para el día de mi coronación.

—¿Donde mierda están?— grita mi hermana a través del teléfono.

Obviamente peleando con quien sea que sea el encargado de la decoración, paseando de un lado a otro poniéndome nerviosa.

—Adrianna pelea todo lo que quieras pero deja de ir de un lado a otro— comento nerviosa.

—¡Esto es un desastre! ¡Nadie hace nada bien en esta maldita casa!— grita estresada.

—¡Cuida esa boca!— le devuelve el grito mi madre.

Ambas comienzan una discusión, me levanto de mi silla nerviosa, lo que se supone que debería ser un día alegre se está convirtiendo en un dolor de cabeza. La estilista encargada de nosotras tres no a llegado aún, las flores del lugar son del color incorrecto, el traje de mi padre se a roto y un montón de cosas que no deberían haber pasado justo hoy están sucediendo.

Tomo mi teléfono y camino hacia mi balcón, marco el número de Theo, de seguro ya viene en camino, solo necesito oír su voz.

—¿Hola?— me calmo un poco al oírlo.

—¿Que tal va todo?— le pregunto sonriendo.

—Más o menos, mi auto se averió— la sonrisa se me borra al instante.

—¿Estas de coña?— le pregunto atónita.

No, no y no.

—Es algo que se puede arreglar, amor. Salí un poco más tarde que los demás pero no hay de que preocuparse, estaré ahí para tu coronación.

—¿No pueden ayudarte? ¿Mando a alguien?— le pregunto asustada.

—Tranquila Alanna. Ya lo resuelvo yo, solo relájate— se supone que debería calmarme tras oír esas palabras pero no funciona.

Todo esto se esta convirtiendo en un desastre.

—¿Es ella?— logró distinguir la voz de una mujer, que evidentemente no reconozco.

—¿Andas con alguien más?— digo nerviosa.

—No es nadie, sabes que lo mío es viajar solo. Nos vemos dentro de unas horas, chao— sin darme tiempo para decir algo cuelga.

Miro el teléfono sorprendida, nunca me había tratado tan cortante, mi cabeza está hecha un lío, tras oír la voz de la mujer me siento inquieta, ¿quizás el...? No, él no podría hacerme esto, ¿cierto?.

—Alanna, ¿qué haces ahí? Venga ya es tarde— entre tirones me sientan en la silla.

No lucho ni digo nada, estoy pensando en porque él llevaría una mujer en su auto.

—Tendré que hacer de peluquera y maquilladora por hoy hermana— ignoró por completo a mi hermana.

Alanna el no es así, no desconfíes de él, es solo un malentendido.

—Más vale que te quede bien, o sino estás muerta Adrianna— me esfuerzo por sonreírle a Adrianna y trato de concentrarme en otra cosa.

Él prometió que iba a estar aquí y ya, solo tengo que confiar en el.

•••

—Te ves hermosa— llora mi madre mirándome de pies a cabeza, me miro en el espejo y me agrada lo que veo.

Luna EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora