Capítulo 28: La venganza
Ambos llevaban por lo menos diez minutos en absoluto silencio, Nicol esperó a que Azael dijera algo pero él solo la miró con una expresión indescifrable.
Le había contado todo, y a diferencia de Sandra a quien le omitió varios detalles, a Azael se lo dijo todo sin excepción, sin quitar nada ni ahorrarse detalles, le dijo absolutamente todo lo que había tenido que pasar antes de que llegaran a ese punto y conforme el relato de Nicol avanzaba la expresión de Azael se hacía más y más indescifrable, más dura y más impenetrable, como si el muro de yeso se fuese levantando lentamente de nuevo frente a él.
Hacía tiempo que Nicol no lo veía estar así con ella. Pero no se detuvo, siguió su relato sin detenerse ni un momento.
Y él siguió sin decirle una palabra.
Solo esperando.
Cuando ella terminó de hablar él tampoco dijo nada, sus ojos estaban fijos en ella pero no dijo una palabra.
Ahora ella estaba sentada en una de las sillas frente al escritorio en donde él estaba apoyado.
De pronto Nicol lo sintió moverse y comenzar a caminar a toda prisa fuera de la oficina.
Apenas logró alcanzarlo antes de que cruzara la puerta.
— ¿A dónde vas?— le preguntó ella poniéndose frente a la puerta para evitar que se fuera.
Él no respondió sino que simplemente intentó evadirla pero ella se negó a moverse.
—Déjame pasar Nicol— exigió él y Nicol pudo percibir tras su fachada inmutable que su paciencia se estaba agotando y que había un fuego demoledor tras esos ojos fríos.
—Dime a donde iras primero— le exigió ella.
Azael suspiró peinándose el cabello hacia atrás como solía hacer cuando estaba furioso antes de responder.
—Voy a matarlo— fue todo lo que dijo, las palabras susurradas entre dientes como si apenas pudiera contenerse e intentó moverla pero Nicol se aferró al suelo como quien se aferra a la vida. No se movería.
—No puedes hacer eso Azael, arruinarás lo único que tenemos.
Él la miró sin comprender.
—Lo único que tenemos contra ellos es el factor sorpresa, no puedes ir y anunciarle que lo sabes todo. — intentó explicarle ella.
Azael la miró intensamente un momento antes de volver sobre sus pasos tomar una de las decoraciones de mármol blanco de su oficina y estrellarla contra la pared.
Nicol miró sorprendida a la costosa figura romperse en miles de pedazos que se esparcieron por la oficina.
No había forma de que Helga no hubiese escuchado ese golpe, pero al ver por el vidrio espejo Nicol notó que Helga parecía metida en su propio mundo, y lucia más pálida y enferma que minutos antes de su discusión.
Nicol no había querido revelarle lo que su antiguo novio le había hecho porque ingenuamente quería evitar confrontaciones pero se dio cuenta demasiado tarde que evitar peleas solo trae peleas peores.
Volvió su atención a Azael que estaba apoyado en la base de uno de sus libreros como si apenas pudiera sostenerse por sí mismo con la otra mano se sostenía la cabeza.
Nicol se acercó a él lentamente como un domador se acercaría a un león peligroso y fuera de control.
Le puso suavemente una mano en el brazo esperando llamar su atención.
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Una esposa para el CEO | Disponible en físico
RomanceDesde que Nicol dejó la universidad para pagar la cuota del hospital de su padre ha logrado sobrevivir con trabajos de medio tiempo mal pagados. La suerte le sonríe cuando es contratada para ser la asistente personal de un importante hombre de negoc...