Capítulo 20: Lo siento.
Sandra no fue despedida.
Sorprendentemente.
Sin embargo una parte de ella se habría sentido mejor si lo hubiese sido ya que no había sido despedida gracias a la intervención de Dante, intervención completamente innecesaria considerando que ella sí le había volcado el café en la entrepierna con toda la mala intención pero Dante simplemente la excusó y se marchó.
Eso por algún motivo la irritó mucho más que si él se hubiese enfurecido y la hubiese agredido o gritado.
El que él la hubiese ayudado la molestaba de una extraña manera.
Al final su jefe solo le dijo que se quedaría a limpiar todo ella sola y que no podría salir hasta que eso estuviera hecho. Por algún motivo su jefe parecía tener una especie de devoción confinada con miedo hacia Dante Lyod y haría lo que este le dijera.
Sandra bufó pateando una piedra de su camino que rebotó contra la pierna del tipo frente a ella.
Usualmente ella no salía tan tarde por lo que las calles que ella solía transitar para volver al departamento no lucían tan peligrosas. Se sintió estúpida al darse cuenta de que se había confiado demasiado y estaba demasiado metida en sus pensamientos para notar al grupo de hombres que conversaban frente a ella.
No fue difícil percibir el olor a alcohol y a marihuana que desprendían ellos.
Sandra arrugó la nariz y sin pensárselo dos veces se dio media vuelta en la dirección contraria, pero era demasiado tarde, ellos la habían visto y Sandra lo sabía pero lo único que se le ocurrió fue caminar más rápido mientras se esforzaba por idear algún plan para salir de ello.
— ¿A dónde tan sola, bonita?— gritó uno de los hombres arrastrando las palabras y comenzado a caminar tras ella.
Sandra pudo percibir por el rabillo del ojo que a ese hombre se le unía el resto del grupo.
De pronto uno de ellos se paró sorpresivamente frente a ella deteniéndola en seco.
Debido a la velocidad que llevaba Sandra chocó contra el cuerpo del hombre antes de retroceder un par de pasos por el impacto.
El hombre frente a ella estaba increíblemente desalineado y tenía un bigote que mantenía comida atorada de forma desagradable, ni una pizca de cabello y apestaba fuertemente a cerveza barata.
— ¿Me estás ignorando?— preguntó como si realmente estuviera ofendido y sorprendido por ello.
Pero el hombre ni siquiera logró terminar la pregunta correctamente cuando ya se encontraba gimiendo en el suelo por la patada que Sandra le propició en la entrepierna.
Aprovechando que ya no tenía al imbécil alcohólico frente a ella Sandra intentó correr de nuevo pero uno de los hombres tras ella tiró de su cabello con tanta fuerza que Sandra sintió que iba a arrancarle el cuero cabelludo.
—Suéltame pedazo de imbécil— exclamó sosteniendo la mano que tiraba de su cabello para tratar de disminuir el dolor.
—Te enseñaré a comportarte maldita zorra— le susurró con su asqueroso aliento a marihuana y un chico que parecía el más joven del grupo pero también el más alcoholizado se acercó al rostro de Sandra mientras el otro aún la sostenía. Iba sorprendentemente bien vestido en comparación al resto
Y parecía con la asquerosa intención de besarla.
—Mira esa cara de enojo, me excita demasiado cuando son peleadoras— dijo sonriendo.
Sandra le escupió en el rostro en respuesta tomándolo desprevenido.
El hombre en ese momento se alejó para limpiarse asqueado.

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Una esposa para el CEO | Disponible en físico
RomanceDesde que Nicol dejó la universidad para pagar la cuota del hospital de su padre ha logrado sobrevivir con trabajos de medio tiempo mal pagados. La suerte le sonríe cuando es contratada para ser la asistente personal de un importante hombre de negoc...