-¡Si, soy yo! ¿Cómo estás nena?- preguntó.
-Bien, bien pero Eduardo hace más de 15 años que no te veo, ¿cómo has estado?
-Muy bien nena.
-¿Cómo conseguiste mi número?
-Bueno pues estuve en Miami hace unas semanas y fui a visitar a tus padres, me comentaron que estabas en Atlanta, entonces les pedí tu número para cuando estuviera aquí.
-Espera, ¿eso significa que estas en Atlanta?- pregunté.
-Si, desde hace una semana.
-Genial, quisiera verte Eduardo, hace mucho que no te veo.- le dije.
-Claro a mi también me encantaría... ¿ahora dónde estás?
-Ahora estoy en el trabajo si quieres puedes venir.
-Claro, dime la dirección.
-¿Tienes dónde anotar?
-Si, dime.
-¡Okay! Es calle Lidword con 24b es un gran edificio de diseños frente al parque principal, llegas a la recepción y subes al piso 10 y cuando llegues preguntas por mi.
-Está bien, entonces nos vemos en unos 20 o 30 minutos ¿bien?
-Si aquí te espero... adiós.
-Adiós nena.- cortó y sonreí.
-¿Quién era?- preguntó Yazmín.
-Eduardo... un viejo amigo, ya lo verás.- sonreí.
Estaba con Yazmín trabajando y tocaron la puerta y a los pocos segundos se abrió y apareció Mateo.
-___________, te busca un bombón.- dijo él sonriendo con picardía.
-¿Quién?- preguntó riendo.
-Dice que se llama Eduardo.- dijo. -Que por cierto esta para morirse.
-Oh si, déjalo pasar.- le dije.
-Bueno, ven aquí muchacho.- gritó Mateo. -Ah por cierto preciosa, en recepción hay un ramo de rosas con tu nombre.
-¿Un ramo? ¿Para mí?- pregunté dudosa.
-Si, nada más y nada menos que de Brandoncito.- suspiró. -Ojalá yo tuviera uno así.- yo bufé.
-Deshazte de el.- le dije.
-¿Hablad en serio?- preguntó él.
-Si, no quiero verlo, si quieres quédatelo.
-Wow, Brandoncito tuvo que hacer algo muy malo para que no lo quieras.- dije Mateo y a los pocos segundos apareció un hombre realmente guapo. Eduardo era lindo cuando era niños y me llegó a gustar pero ahora wow, muy sexy, derretiría a cualquier mujer, era grande y musculoso.
-Lalo.- sonreí y corrí a abrazarlo.
-____________- sonrío y me correspondió el abrazo.
-Pero mira como has cambiado, estas grandulón.- dije en broma y él rió. -Me imagino que tienes vueltas locas a todas.
-A casi todas.- dijo riendo. -Pero y tú no te quedas atrás, Dios mío quién iba a decir que a la niña que le gustaban las patinetas y vestía como niño, terminaría siendo una sexy diseñadora.- yo reí.
-Ya vez, las vueltas de la vida.- dije.
-Y vaya que nos sorprende.- dijo mirándome de pies a cabeza y y yo me sonrojé. Yazmín carraspeó
-Lalo ella es Yazmín Bieber mi mejor amiga.. Yaz él es Lalo Bonilla un viejo amigo de la infancia.-los señalé ambos.
-Un gusto.- sonrío Yazmín estrechándole la mano.
-El gusto es mío señorita.- él besó su mano y ella se sonrojó.
-¡Cof! Manuel ¡Cof!- dije tosiendo falsamente, Yazmín me miró y rió.
(...)
-¿Es en serio Lalo?- pregunté asombrada mientras tomaba un poco de vino.
-Si, en serio, tuve que decirle eso porque la chica era bonita pero sólo quería sexo.- dijo y yo reí.
-Entonces por eso le inventaste que eras gay.- él asintió. -Y que lo descubriste con ella.- él volvió a asentir. -No lo puedo creer, que malo eres.- dije riendo.
-Dime, que otra opción tenía ¿decirle que era una loca?- preguntó.
-No, pero debiste decirle la verdad.- dije.
-Hubiera sido vergonzoso.- dijo tomando de su vino mientras esperábamos la cena, ya era de noche y habíamos ido a uno de los restaurantes más prestigiosos de Atlanta donde todos los ricos y las personas importantes iban.
-Bueno, tienes razón.- dije.
-Oye, recuerdas esa vez cuando teníamos 8 y estábamos con tus hermanos en el lago y a Alex le brincó un sapo y empezó a gritar.- los dos reímos.
-Claro que si, había gritado como una niña y Pablo lo molestó por una eternidad.- dijo riendo. -Hay Dios, me duele el estómago de tanto reírme.
-A mi también, pero fue súper gracioso cuando tú y yo le hicimos esa broma ¿recuerdas?- dijo y yo reí más fuerte.
-La de la pintura.- él asintió. -Fue tan gracioso.
-Recuerdo que no parábamos de reír.- dijo riendo.
-¡Oye shhh! Estamos llamando la atención de todos.- dije tratando de controlar mi risa.
-¡Y qué! Nosotros también somos ricos y no por eso somos aburridos.- dijo levantando la voz y yo reí.
-¿Por qué siempre que estoy contigo me muero de la risa?- le pregunté.
-Porque soy el gracioso Eduardo.- dijo levantando las cejas y trataba de no reír, pero era imposible... después de un rato pude parar.
-¡Ya! Me duele el estómago de tanto reír.- le dije.
-Y eso que no hemos cenado, ¿oye trajiste tu lupa?- preguntó.
-¿Mi lupa?- pregunté confundida.
-Si, porque en estos restaurantes de ricos la comida es tan pequeña que tienes que verla con una lupa.- dijo y volví a reír.
-Estas loco Lalo.- dije.
-No, es la verdad ¿o más a decir que tú no te quedas con hambre?- preguntó riendo.
-Bueno, ya.- le dije.
-Está bien, está bien, es que es divertido verte reír.- dijo y me sonrojé.
-Mira como te sonrojaste.- dijo y de inmediato escuché su voz "me encanta cuando te sonrojas" decía Brandon. -¿Qué pasa?
-¿Por qué?- pregunté.
-De repente te pusiste serio.- dijo.
-No, no es nada.- dije sonriendo falsamente. En ese momento llegó el mesero y nos sirvió la comida y cuando Lalo y yo vimos el plato comenzamos a reír de nuevo porque él tenía razón en que la comida era pequeña que se necesitaba una lupa para verla.
Habíamos salido del restaurante como a las 11 de la noche y nos fuimos a caminar por ahí para seguir hablando y riendo.
Eduardo siempre fue un chico muy tierno y gracioso, recuerdo que la ultima vez que lo vi fue como a los 9 años él se había ido a vivir a Los Ángeles con sus padres por trabajo y él me había prometido que nos volveríamos a ver y lo cumplió.
Con él siempre la había pasado muy bien, me defendía de mis detestables hermano y me ayudaba con mis venganzas hacia ellos. Era una pelea constante entre mis dos hermanos y nosotros dos, nos hacíamos bromas y peleábamos para saber que al final del día siempre terminábamos los cuanto yendo a casa a comer helado y era un poco inmaduro de parte de mis hermanos ya que ellos tenían en ese tiempo 16 años y se ponían a pelear con dos niños de 10 y 9 años.
No paraba de reír con Lalo, siempre salía con una locura en mente y nunca se podía quedar quieto, me había contando de que había sido todo un rompe corazones en su adolescencia cosa que le creía por que con semejante físico quien se podría resistir... también me había contado que había lecho muchas locuras como irse de la casa. Estar en carreras callejeras porque le encantaba la velocidad y ahora es un empresario dueño de grandes empresas de autos, mientras caminábamos yo sentía que ya no podía más con esos tacones así que paré.
-¿Qué pasa?- preguntó.
-Estos tacones desde use de un día entero me están matando.- dije sobando mi pie.
-Nosotras la mujeres no caminamos descalzas en la calle a media noche.- le dije riendo.
-Ya se.- dijo acercándose y me sentí incómoda.
-¿Qué vas a hacer?- pregunté.
-Ven súbete en mi espalda.- yo reí.
-Lalo eres tan tierno.- dije riendo.
-Lo sé, lo sé.- dije sonriendo.
-Y orgulloso.- le dije y él rió.
-Ándale _______ súbete.- dijo.
-No estoy segura ¿y si me caigo?- pregunté.
-No seas boba ________ sólo hazlo.- dijo él.
-Preferiría no haberle dejado el auto a Yazmín.- le dije.
-Y que no me hubieras hecho dejar mi auto en el restaurante.- dijo él.
-Bien, lo siento es que quería caminar.- me excusé.
-Bueno la próxima vez piénsalo dos veces antes de salir con esos tacones.- dijo riendo.
-¿Te burlas de mi?
-Ya ________ sube.- dijo y yo suspiré.
-Mejor.... mejor cárgame.- dije mordiéndome el labio.
El asintió y se acercó a mi, yo pasé mi brazo por detrás de su cuello y me levantó. Era increíble la fuerza que tenía, me recordaba a Brandon, suspiré con tristeza, cuando me hazlo, nuestras caras quedaron muy cerca, a sólo unos milímetros. Yo miraba sus dulces ojos azules y él los míos de repente su mirada bajó a mis labios y yo me aparté.
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Holaa morras, ¿qué les pareció?, espero que les haya gustado😚.
Voten y comenten es gratis😁👌.
PD: Feliz día del amor y la amistad, las amo🙈🙆😘💜.
