Entrábamos a mi edificio y Eduardo había querido llevarme hasta la puerta de mi departamento. Yo iba descalza ya que después de unos incómodos minutos en los que él me tenía entre sus brazos llegamos a mi edificio y le pedí que me bajara. No me volví a poner los tacones así que los llevaba en la mano, llegamos a mi puerta y yo volteé a verlo.
-¡Vaya! Fue una noche grandiosa, gracias Eduardo la pasé muy bien.- le dije.
-Yo también... hace mucho que no me divertía con una mujer de verdad.- dijo y yo me sonrojé.
-Fue lindo volver a verte.- dije.
-Si.- él sonrió.
-¿Pero eso no significa que sea la última cierto?- pregunté.
-Oh no claro que no... si quieres podemos repetirla cuando quieras, yo te estaré llamando.- dijo.
-Si, esperaré tu llamada.- dije y nos quedamos unos minutos en silencio.
-Eh... bueno será mejor que me vaya.- dijo.
-Eh si.- dije incómoda.
-Vaya esto es un poco incómodo ¿no crees?- dijo y yo reí.
-Si.- dije mirándolo. -Bueno debo irme ya es tarde y mañana tengo que trabajar.
-Si, tienes razón yo también tengo cosas que hacer... Adiós.- dijo.
-Si adiós.- dije, el se acercó a mi lentamente no sabía que hacer, no sabia si quería besarme o sólo darme un beso en la mejilla, yo solo lo miraba a los ojos y él estaba a tan sólo unos milímetros de mi cara, cerré los ojos y la puerta se abrió de golpe con un Brandon con cara de pocos amigos, carraspeó molesto para llamar la atención.
-Eh Brandon.- dije nerviosa por una extraña razón sentía que lo había traicionado.
-¿Sabes qué hora es _______?- preguntó con un notable enojo.
-No, ¿por qué?- dije.
-Son las dos de la mañana y hasta ahora te da por aparecer.- me reclamó furioso, lo miré bien u me acerqué un poco más para olerlo.
-Estuviste tomando ¿cierto?- le acusé enojada.
-Eso no importa.- dijo.
-Claro que si.- le respondí
-Soy lo suficientemente mayo para saber si puedo tomar o no.- dijo apretando los dientes.
-¡Ah ok! Entonces no me reclames nada.- le dije.
-Eh perdón _________, ¿quién es él?- preguntó Eduardo confundido, yo había olvidado por completo que él seguía ahí.
-Su novio y su prometido.- se apresuró a contestar Brandon comiéndoselo con la mirada, estaba muy furioso, hace mucho que no lo veía así.
-Eh... ¿te vas a casar?- me preguntó Eduardo.
-Eh.. que.. no claro que no.- dije.
-Entonces porque él dice....
-Porque es la verdad.- dijo Brandon.
-No le hagas caso está borracho.- le dije.
-Entonces ¿quién es?- preguntó.
-Brandon Meza, futuro esposo de _______.- volvió a decir Brandon.
-Cállate, eso no pasará.- le dije.
-No me retes ______.- me amenazó Brandon.
-Espera... ¿Es el hermano de tu mejor amiga?- preguntó Eduardo.
-Si Lalo, él es el hermano de mi mejor amiga.. un muy buen amigo.- dije mirando a Brandon y fulminándolo con la mirada. -Y compartimos departamento y no por eso le da derecho a reclamarme nada.
-Esto no me hace gracia.- dijo.
-¡Ja! ¿Creíste que podrías lógralo?- le dije recordando lo de la noche anterior.
-________ mejor me voy.- dijo Eduardo incomodo.
-Está bien, hablamos mañana, tengo unos asuntitos que arreglar.- dije.
-Te llamo luego, adiós.- dijo.
-Adiós.- dijo Brandon matándolo con la mirada, no podía creer lo que estaba pasando ¿Brandon acababa de incomodar a Eduardo?
Prácticamente eran del mismo tamaño pero cuando Brandon se enojaba era mejor correr aunque conmigo era todo lo contrario. Una vez que Eduardo se había ido volteé a mirar a Brandon y él ya había entrado así que yo también lo hice azotando la puerta.
-¿Se puede saber que mierda te pasa?- pregunté furiosa.
-Ja ¿Me reclamas a mí?- se burló. -Yo no soy el que llega a las dos de la mañana con un imbécil.
-Por si no sabías, tengo 23 años y puedo salir con quien se me de la gana y llegar a a la hora que quiera.- grité furiosa.
-No mientras yo viva contigo.- me respondió de la misma forma.
-¡Por si no lo recuerdas tú y yo ya no somos nada, así que no tienes que andar diciendo que eres mi novio y que te casarás conmigo, porque eso es una absoluta mentira!- le dije.
-Eso es lo que tú crees ________, te juré algo y sabes que lo voy a cumplir.- me advirtió acercándose amenazadoramente.
-¡No puedes porque yo no quiero!- le volví a gritar.
-Te prohibo que lo vuelvas a ver.- me advirtió y yo reí con sarcasmo.
-¿Y tú quién eres para prohibírmelo?- pregunté.
-¿Quieres que te lo recuerde?- en ese momento me tomó de la nuca y me besó arrinconándome contra la puerta y su cuerpo.
Yo trataba de separarme pero él era más fuerte que yo y porque no quería hacerlo, después de tanto forcejear me dejé llevar y le respondí al beso aunque me digiera que no.
No podía evitarlo, mi cuerpo me traicionaba cada vez que él me tocaba, nos besábamos con desesperación y deseo, entre él y yo siempre había tensión y no podía aguantarla lo deseaba demasiado; mi cuerpo pedía a gritos sentir su piel contra la mía.
Se separó para respirar ya que respirábamos con dificultad, yo lo miré y le di una cachetada. Él tomó mi mano para que no lo volviera a hacer e intenté hacerlo con la otra pero él la tomó mis dos manos con las suyas y las recostó en la puerta por encima de mi cabeza y volvió a besarme, yo no podía negarme a él y lo besé de igual manera con pasión y deseo. Fue soltando mis manos y entrelazó nuestros dedos mientras nos besábamos, bajé mis manos y lo agarré de cuello atrayéndolo más hacia mi. Lo necesitaba y no podía negarlo lo deseaba mucho.
No existía otro hombre que con solo una mirada hiciera que mi cuerpo ardiera y deseara tenerlo sobre mi, sólo Brandon lograba eso en mi, sólo él sabía como seducirme, sólo él sabía que mi debilidad era él.
Mi cabeza me gritaba que me separara y huyera de ahí pero como hacerlo si mi cuerpo no me obedecía a mi si no a él, con cada caricia encendía todo en mi, con sus manos acariciaba mis muslos subiéndome la falda mientras besaba mi cuello y yo cerraba los ojos tratando de respirar, sin querer un gemido salió de mi. Quería sentir su piel, lo necesitaba dentro de mi, sentía desesperación por que me tocara. Fui desabrochando su camisa hasta abrirla completamente, él se separó y me miró, yo respiraba con dificultad bajé mi mirada a su pecho, mordí mi labio, él era tan sexy. Dios mío me sentí desfallecer, él sonrió y volví a besarme. Otro gemido de mi parte salió cuando me apretó mas contra la puerta y sentí su erección en mi vientre, Dios mío me estaba matando, levantó mi pierna y la sostuvo con su mano subiéndola hasta su cadera sin dejar de acariciarla, yo subía y bajaba mis manos por su pecho hasta llegar a así cinturón, mordí su labio y lo besé.
Mientras mis manos desabrochaban si cinturón y bajé el cierre de su pantalón, metí mi mano en su pantalón y sentí eso que tanto deseaba, estaba duro.
Lo toqué y él gimió, un escalofrío recorrió mi cuerpo y me sentí mojada, corrientes de excitación recorrían mi cuerpo. Me sentí desesperado, lo quería adentro ahora.
-Lo... lo... ves.. _______...- dijo con dificultad. -Por... más... más.. que lo... niegues.. por más.. que... digas... que no, tu.. tu cuerpo me desea.- dijo respirando agitadamente yo volví a tocarlo y él gimió.
-No.. será... otro... el que... me desea.- admitió mordiendo mi labio, yo gemí.
Pero no podía seguir con esto, por más que lo deseara mi corazón no podía hacerlo, porque él me lastimó y sabía que mañana me arrepentiría de esto. Poco a poco fui besándolo más despacio tratando de apagar la llama de la pasión, ya no lo besaba con desesperación no quería hacer esto por un arranque de pasión, lo besaba con ternura y amor ese amor que aún sentía por él, que por más que lo negara aún lo sentía, porque él era el amor de mi vida.
Le daba besos en la barbilla y en sus labios con dulzura, mientras lo miraba buscaba alguna imperfección pero no la tenía, él era el hombre del que me había enamorado con todo y sus defectos, luego junté nuestras frentes respirando agitadamente. Él aún tenía sus ojos cerrados y aún me tenía acorralada contra la puerta, besé su nariz y él abrió sus ojos, me miró en silencio y sólo se escuchabas nuestras respiraciones
Amaba esos ojos, me recordaba las largas noches en que sólo me quedaba así con él mirándolo a los ojos.
-Será mejor que te des una ducha bien fría.- dije y él sonrió.
-Acompáñame tu también la necesitarás.- dijo.
-Si... pero cada uno se la dará.- dijo y él no contestó sólo me miraba con ternura. Todo el arranque de pasión h deseo de hace unos minutos ya había desaparecido, sólo nos quedaba el amor y la ternura.
-Aunque me lo niegues ______ se que aún me amas.. lo puedo ver en tus ojos.- dijo mirándome. -Aunque trates de salir con otros hombres sabes que eres mía o dime mirándome a los ojos que ya no me amas.. dime.- yo me quedé muda, no podía hacerlo porque aún lo amo. -¿Lo ves ______? Yo también te amo, preciosa.- tomó mi mano u la piso en su pecho donde estaba su corazón. -¿Sientes eso? Eres la única que logra eso.. te amo, mi amor.. Te amo y lucharé por ti.- dijo y luego me besó dulcemente, me miró y acarició mi mejilla. -Buenos noches princesa.- dijo antes de irse.
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