Capitulo 1

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-¿Puedes callarte de una vez, por favor?

La luz implacable del sol entraba sin compasión por la ventana haciendo que sus lentes se iluminen y cubran por completo sus ojos, esto solo dejaba a la imaginación la mirada de ira que poseía.

-Kunikida-kuuuun, pero por supuesto queeeee ... nop.

El hombre de vendas había sellado su sentencia de muerte.

Kunikida se levantó con ímpetu y se acercó peligrosamente al gran sillón que acogía a su perezoso compañero.

-Dazai, deja de estar cantando y molestando, te recuerdo que tienes muchos casos pendientes que se te están acumulando- Saco de forma casi robótica su libreta de bolsillo, buscando rápidamente la lista de tareas del suicida – Por ejemplo: La señora desaparecida en la tienda

- Aburrido

Haciendo caso nulo al canturresco comentario, se impuso como sacerdote para leer el santo evangelio.

-El hombre del sótano, la joven colgando, el gato asesino

- Aburrido, aburrido, aburriiiiidooooo

- El señor sin cabeza, el perro volador, la...

- Espera, ese último, parece interesante.

Kunikida sintió una iluminación, como un milagro de navidad. ¿Acaso su compañero había mostrado intereses por su trabajo? ¿Sera que ahora se involucraría más en sus funciones? ¿Puede que empiece a llegar temprano incluso?

-¿En serio? Si quieres puede hacerte el expediente para que te encargues de inves...

- Era broma

Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro del detective más holgazán, mientras su mirada contemplaba expectante de las reacciones de su amigo. Se acomodo en el sillón para observar tal cual espectáculo la caída de la bomba atómica en Hiroshima, una acontecimiento que iba a producirse muy pronto en la mente de su compañero. Pero puede que necesitaba de la ayuda de su labia para explotar.

-Oh Kunikida-kun, todo es taaaan aburrido. Ahora que lo pienso, esos casos sonaban medio interesantes, ¿sabes? Pero tu forma de contarlos, uff que sueño. Realmente eres muy aburrido Kunikida-kun, tu forma de hablar, de pararte, incluso tus lentes, solo verlos y ya estoy durmiendo.

El rostro del rubio se enrojecía, sus venas poco a poco aparecían en su blanca frente, y su puño era apretado con más fuerza. Parecía rezar en su interior, como buscando una forma de calmarse, más le costaba encontrarla. Dazai observo eso y dio rienda suelta a su lengua de plata.

-Oh, tal vez es eso ¿no? Por eso no tienes novia ¿verdad? Que lastima, deben aburrirse mucho contigo.

Los orbes marrones se regocijaban con la vista que tenía al frente, realmente le gustaba ver a su compañero explotar.

-Seguro eres igual de aburrido en la cama, debe ser algo muy decepcionante para ellas.

El hombre de vendas estaba muerto.

Las manos grandes fueron con fuerza al delgado cuello cubierto de vendas y sin piedad lo apretaron y lo zarandearon con fuerza.

-AH.... Ah....Ohh... Kunikida-kunnn... m-mas fuerte... ahh.. Agh

Los gemidos exagerados retonaron por toda la oficina.

-Hey, si van a hacer sus cosas, busquen un hotel- La doctora entro con firmeza al salón a presenciar las acciones de sus colegas, sin embargo, a pesar de su pose dura, su mirada era divertida.

- Oh, ya lo presentía, sabía que te gustaba ese tipo de cosas antes del sexo... Kunikida-san – El pequeño detective, detrás de su compañera, no disimulaba la burla en sus palabras ni en su sonrisa.

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